Tras comprobar el buen trabajo que el autor había hecho remedando a Douglas Adams en la sexta parte de su trigolia Hitchhikers' Guide of the Galaxy (ver An another thing...), observé que su creación más famosa era Artemis Fowl. Esta es una serie de libros que llevo viendo en tiendas desde hace años, lo que difícilmente se puede interpretar como un alegato de mal libro. Así que por fin me pudo la curiosidad y me animé a introducirme en la saga. La verdad es que iba con unas expectativas altas, pues Colfer tiene hechuras de Pratchett, y veía que la saga tiene muchas entregas.
No empezaba mal la novela: Artemis Fowl es un niño superdotado pero con inclinación hacia el mal. Su lugarteniente, Butler, de una larga estirpe de mayordomos especializados en todos tipo de combate. Butler es el apellido, nos aclara el autor, no el puesto de trabajo. Y frente a ellos ("Once a Fowl and a Butler were put together, they were paired for life.") el mundo de los cuentos de hadas, empezando por éstas mismas, pero incorporando todo tipo de esta clase de seres: goblins, enanos, trolls, centauros, y supongo que otras especies que irán apareciendo en la saga.
Sin embargo, el avance en la lectura revela que estamos ante literatura para niños, o, como mucho, jóvenes muy jóvenes. Lo que pasa es que engaña, pues el libro está escrito como para adultos. Y como literatura infantil, le falta ese punto de ingenuidad que hace grandes The Wizard of Oz, Peter Pan o Le petit Prince. De hecho, estamos hablando de una historia de disparos, bombas, robos y operaciones especiales, donde las hadas tienen rango militar (el capitán Holler).
Y es que la delincuencia de Artemis Fowl, una vez superados los retos que le proponen los humanos, the Mud People, como nos llaman las hadas ("Imagine going to the toilet inside your own house. Disgusting!"), se ha encaminado hacia los mundos mágicos. En ellos tratará de penetrar con ayuda de las últimas tecnologías, que para la época en que escribe Colfer es Internet.
No hay apenas ingenio estilístico en los diálogos y narraciones, lo que aleja a Colfer de Pratchett, y mira que contaba con mi complicidad para buscar esa ironía. Algo de lo poco que nos deja: "What do dwarfs hate? Fire. Who are the only creatures with the ability to conjure fireballs? Goblins. So who did the dwarfs pick a fight with? What a real no- brainer."
Lo que sí hay es unos cansinos mensajes con lecciones medioambientales, que aunque no hacen insoportable la lectura, podían haber sido ahorrados:
"Ireland certainly was picturesque. Even the Mud People hadn't been able to destroy that. Not yet anyway... Give them another century or two."
Plus there was one less whaler in the world. Artemis Fowl did not like whalers. There were less objectionable ways to produce oil by- products."
"And if history had taught him any lessons it was that humans couldn't get along with anyone, even themselves."
El ingenio de la narración lo concentra Colfer en explicar de forma plausible como Fowl consigue superar la magia de sus rivales, sea la invisibilidad de las hadas o el bloqueo del paso del tiempo. Sería casi lo único que podría spoilear de la narración, así que no las voy a compartir aquí aunque me hayan resultado de lo más original del libro.
Y poco más: la historia se cierra con todos los personajes principales, a saber: Artemis Fowl y Butler, el capitán Holler, el centauro Foily y el enano devora subterráneos Mulch, en sus puestos para la siguiente entrega de la saga. Que, obviamente, ya no leeré; una entrega me basta y sobra para ver cuánto da de sí el tema.
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