Segunda parte de la trilogía de Laurentino Gomes sobre la historia de Brasil, que se completa con los títulos de los otros dos años importantes en la misma, 1808 y 1898. Sobre el primero de ellos ya he publicado una entrada, como es lógico ya que como buen ingeniero amo las lecturas secuenciales.
1822 se centra en la indepencia de Brasil respecto a Portugal, y gran parte del mismo orbita en torno a la figura del primer rey-emperador de aquellas tierras, don Pedro I, hijo de Juan VI, principal protagonista de 1808.
El estilo de Gomes es similar al de la primera parte. Recuérdese que NO son novelas históricas, sino libros de historia en que sucesivamente se van detallando los principales aspectos que contribuyen a conformar el acontecimiento histórico central, en este caso la independización de Brasil. Sin embargo, ni el anterior ni éste son libros que se hagan pesados, sino todo lo contrario, bastante apasionantes. Dicho esto, también he de decir que en 1822 me ha parecido que la lectura no fluía con tanta facilidad.
En cuanto al contenido del relato, nada me ha sorprendido, por la sencilla razón de que ya había leído el maravilloso "El imperio eres tú" de Javier Moro, donde se cuentan prácticamente los mismos hechos, pero en forma de novela, y con un estilo si cabe aún más atractivo. De hecho, al interesado en esta época, le recomendaría más la lectura del libro de Moro que éste (que además solo está en portugués).
Entre los capítulos que más me han llamado la atención está el dedicado al intento de independencia de Pernambuco y la formación de una confederación, muy de actualidad. Por supuesto, Brasil se puede independizar de Portugal, pero jamás dejará que Pernambuco se independice su territorio. Lo digo por si algún político catalán independentista se da por aludido.
Hay otro capítulo dedicado a la masonería y a la influencia que tuvo en la independencia de Brasil. Francamente, no soy experto en los masones, pero al leerlo no podía evitar recordar "El pendulo de Foucault", de Umberto Eco, que es una parodia de esos historiadores que ven conspiraciones masónicas por todos los sitios. En mi opinión, Gomes se desliza peligrosamente por esa pendiente resbaladiza hasta el punto de que me hace poner en cuestión su rigor como historiador.
Finalmente, queda muy bien explicada la importancia que tuvo la exclavitud en los albores del nuevo reino/nación. Y es que fue el temor a las posibles insurreciones de esclavos (la rebelión de Haiti no estaba tan lejana en el tiempo) lo que hizo que los diferentes grupos de interés tuvieran un punto en común para mantener un Brasil unido en un proceso tan complicado.
Interesante lectura en general, pero menos imprescindible que 1808. Me doy un descanso antes de comenzar con el último de la trilogía.
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