jueves, 28 de enero de 2016

Soumission, de Michel Houllebecq

Este libro ha causado un cierto revuelo en el país vecino, que de hecho ha llevado al autor a esconderse por un tiempo, al parecer por temor al terrorismo islamista. Hombre, podría ser, pero conociendo al autor, y al afán legítimo de cualquiera por promocionar un nuevo libro suyo, igual ha sido una reacción exagerada.

De Houellebecq, que es un escritor de culto, he leído Les Particules élémentaires, que me dejó bastante indiferente, en parte por su obvia intención de provocar con las escenas pornográficas. No sé, quizá si lo volviera a leer lo entendería mejor.

Soumission me ha gustado, en parte por el sentido de humor que despliega. El planteamiento es original y hasta parece verosimil, más con lo que se está viviendo ahora en España.

Los partidos mayoritarios franceses, acosados por la corrupción y la inoperancia, desaparecen del escenario en unas elecciones tras la primera vuelta, dejando ésta en un enfrentamiento entre el partido de Le Pen y un partido musulmán moderado. En estas condiciones, ¿a quién apoyarían los partidos tradicionales? En el libro de Houellebecq optan por reconducir el voto de sus electores hacia el partido musulmán, que lógicamente resulta ganador y pasa a gobernar.

Lo que ocurre después se nos cuenta a través de la visión de un profesor universitario, cuyo área de conocimiento pierde bastante relevancia en este nuevo escenario. Entre las cosas más divertidas que pasan está la vertiginosa disminución del paro al prohibirse el trabajo de las mujeres. Y ello aderezado con las inevitables escenas sexuales que claramente sobran en esta novela. En fin, es Houellebecq, supongo que no lo puede evitar.

La conclusión que parece extraerse de la historia es, básicamente, que la sumisión no es tan terrible y que a lo mejor es la forma más fácil de conseguir la felicidad. En un tema que entronca con la Histoire d'Ô, citado por Houellebecq, y que procedí a leer con posterioridad.

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