Esta serie es una serie cómica, que transcurre en Londonderry (para los ingleses), o Derry para los irlandeses, en los años 80, o sea, con la presencia del IRA y del ejército inglés en las calles. Las protagonistas son cinco adolescentes, cuatro chicas y un chico, que asisten a un colegio católico. Con este marco, tenemos dosis del típico humor inglés, esto es, sin ningún tipo de corrección política, algo que da mucho juego en un escenario con un colegio católico.
Las chicas son de clase media-baja. La protagonista principal vive con sus padres, su tía, la que parece ser su prima (otra de las protagonistas) y el abuelo. Una de las dinámicas divertidas es la relación abuelo-padre, básicamente de desprecios absoluto del primero por el segundo, como también ocurría en Mira lo que has hecho. Las otras dos chicas son el estereotipo de histérica y el de sexualmente avanzada. Completa el grupo un chaval inglés que tiene que ir al colegio de chicas para evitar que le sacudan en el colegio de chicos. Siento decir que a mí es el que más gracia me hace, pese a ser una serie de chicas. Y es que todas las chicas me parecen demasiado histriónicas en su actuación, empezando por la protagonista principal, una tal Saoirse-Monica Jackson.
La temporada es corta, se trata de seis episodios de 20 minutos, y en tan poco tiempo es relativamente difícil tomar preferencias entre los protagonistas. Acabo de afirmar mi ligera preferencia por el chaval, que se pasa la vida aclarando que no es gay y buscando infructuosamente un baño de chicos en el colegio. Pero seguramente la que tendería a ganarse mi afección si siguiera viendo la serie sería la monja directora del colegio (Tara Lynne O'Neill), cuyos apartes y general escepticismo tienen su punto de humor.
Como también he dicho, se trata de humor inglés sin complejos, que no tiene ningún tipo de reverencia por nada, como tendremos ocasión de ver, por ejemplo, en el capítulo 4 con la visita de los ucranianos, o en el capítulo 3, con el milagro del lloro de la Virgen y del perro resucitado. Por lo demás, me parece apreciar una cierta inspiración Sharpiana (de Tom Sharpe, el conocido escritor humorístico creador de Wilt) de bastantes de las escenas, como la final del capítulo 1 o el atasco en medio del desfile de los Naranjas en el último.
La verdad es que no me ha entusiasmado, pese a mi afición incondicional por el humor inglés, pero quizá es porque no le he cogido el gustillo. Por cierto, la banda sonora es un punto a favor, con conocidas canciones de los 80 y quizá sobredosis de Madonna. Hay anunciada segunda temporada, que tal vez vea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario