Aunque le han cambiado el nombre un poquito, queda claro que estamos hablando de la que podría ser la cuarta temporada de Narcos. El apéndice México se explica porque las tres primeras temporadas se referían a los Narcos colombianos, mientras que ésta, bueno, queda autoexplicado.
Las dos primeras temporadas se dedicaron a Rafael Escobar, mientras que en la tercera el protagonista fue el cartel de Cali. Para mí está claro que esta serie era para Escobar, y su gran éxito obligó a sus creadores a buscar formas de prorrogarla. Por ello, la tercera temporada era bastante más floja que las dos primeras (quizá por la pérdida de un "malo" con tanto carisma) y tampoco apostaba porque esta cuarta fuera a ser especialmente llamativa. Por cierto, que faltó poco para que Netflix la cancelara, debido a la muerte de uno de sus "location managers" en México.
El caso es que esta cuarta temporada es magnífica, francamente recomendable. El malo que se han buscado, Félix Gallardo (interpretado por Diego Luna), no es tan carismático ni tan famoso como Escobar, pero tiene su atractivo: un tipo emprendedor y muy ambicioso, que prefiere evitar la violencia así como la notoriedad. A su lado se mueven Don Neto (Joaquín Cosio) y Rafa Quintero (Tenoch Huerta), y luego otros asociados entre los que destaca la policia mexicana, representada por Salvador Osuna (Ernesto Alterio). Frente a ellos, se alza la figura de Kiki Camarena (interpretado por Michael Peña), verdadero revulsivo de una DEA adormilada en Guadalajara, y que actúa como contraparte de Félix Gallardo. Completa el reparto el usual grupo de esposas y amantes, de las que he de decir que el nivel de belleza es altísimo, aunque si me tuviera que quedar con dos, elegiría a la novia de Rafa Quintero, Sofia Conesa (Tessa la) y la oscura Isabella (Teresa Ruiz), quien abre las puertas del negocio al por mayor a Félix.
Con estos mimbres, la historia es la que ya conocemos de mafias y narcos: comienzos titubeantes hasta conseguir los primeros éxitos; empiezan a fluir los millones de dólares y atraen tímidamente la atención de la policía; vida de superlujo que los más débiles de personalidad no son capaces de llevar adecuadamente (en nuestro caso, encarnado en Rafa Quintero); creciente atención de la policía y primeros deslices; crecimiento desmesurado en ambición, y comienzo de la batalla.
No sorprende pues el relato que nos ofrece Narcos. Sí lo hace en cambio la forma de contarlo y la gran calidad de algunos episodios de la historia. Por ejemplo, (Spoilers) las escenas en que Camarena se infiltra en la plantación de marihuana, o las duales en que se monta la operación para quemarla.
Otros momentos buenos son aquellos en los que aparece Don Neto, o las reuniones en que Gallardo cuenta sus ideas a los demás miembros del cartel, en que se palpa la tensión. Y, por supuesto, hay una escena estelar en la serie, bien preparada: el encuentro de Gallardo con Escobar en el capítulo cinco, en que volveremos a tener oportunidad de ver a Wagner Moura diciendo "joputa", aunque bastante más delgado que en los últimos episodios de Escobar.
Sí sorprende, cuando lo comparamos con el caso colombiano, el grado de corrupción de la burocracia méxicana, encarnado sobre todo en sus fuerzas del orden, pero no solo. Desde el principio aparecen políticos queriendo aprovecharse del éxito de Gallardo, en todos los niveles. De hecho, apenas hay violencia en este cartel, porque está externalizado a la policía mexicana, y en estas condiciones se eliminan las rencillas internas. Quien dice policía, dice ejército, como se observa en algunos de los sucesos que nos cuentan de Tijuana. Y el principal obstáculo que confronta Gallardo para expandir su negocio a la cocaina es que ahora necesita el beneplácito del gobierno federal, no le basta con las autoridades locales de Guadalajara. Vamos, una barbaridad.
La serie consta de 10 capítulos de una hora de duración, y no hay ningún momento en que se haga aburrida. Ya hay anunciada segunda temporada, en que parece que la lucha será armada, y para la que han fichado a un peso pesado para luchar contra Gallardo: el actor Scoot McNairy (el informático de Halt and Catch Fire, entre otros papeles). Tendremos un atisbo de él en los últimos minutos de la temporada.
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