The Good Place es la última serie de Michael Schur, creador de la imprescindible Parks and Recreation, y de la divertidísima Brooklyn Nine-Nine. Aunque yo me enteré de su existencia hace poco, lo cierto es que acaba de concluir la tercera temporada, y hay anunciada una cuarta. Sigue el patrón típico de la series cómicas de 20 minutos por capítulo, con temporadas de 13.
La serie tiene muchos más puntos a favor. Aparte del productor, los papeles protagonistas recaen en el ultraconocido Ted Danson (el protagonista de Chers, que sigue dando guerra) y en la guapísima rubita Kristen Bell, de la que todos nos enamoramos un poco al verla en House of Lies. Le acompañan algunos otros actores menos conocidos, y, cómo no, la aparición casual de otros actores participantes en las series de Schur, como Pimiento o el marido del capitán de Brooklyn Nine-Nine.
Y el tercer punto a favor es la temática, muy arriesgada, como solo un tipo ya consolidado en la industria se puede permitir. Estamos hablando de una serie en la que los protagonistas citan regularmente a filosofos, como Hume y a Kant! Pero, insisto, es una serie cómica.
El punto de partida es rocambolesco, como en general va a serlo el desarrollo de la serie. Eleanor Shellstrop (Kristen Bell) es enviada al Cielo por error, tras haber llevado una vida con numerosos altibajos en su conducta. Aquí conoce a Michael ("Como Dios") quien es el arquitecto de su "Cielo" y le da la bienvenida al paraíso. Por supuesto, el reto inicial de Eleanor será ocultar su pasado para preservar su plaza celestial, pero esto es solo el principio, y os puede asegurar que la serie deja de ser previsible en un par de capítulos.
Son tres las personas que se unirán a Eleanor en su periplo: Chidi Anagonye, profesor de ética y moral (interpretado por William Harper), Tahani Al-Jamil, aristocrata pija de procedencia pakistaní (Jameela Jamil), y Jason Mendoza, sin comentarios, pero esto ya ha sido un spoiler (Manny Jacinto). Por último, rápidamente se una al elenco de protagonistas una robot, Janet (D'Arcy Carden) con portentosos poderes.
Y resulta difícil seguir hablando sin hacer muchos spoilers, pues la serie es una verdadera montaña rusa de acontecimientos. Lo que no es un spoiler es decir que es una serie divertida y simpática, y sobre todo, con una carga filosófica que rara vez se puede experimentar en series, no ya cómicas, sino en general. Como episodio paradigmático de lo que os digo, no os perdáis la interpretación del dilema del tranvía que tiene lugar en el algún capítulo de la segunda temporada.
Pero es que hay mucho diálogo relacionado con dilemas éticos y morales, y mucha cita filosófica, y no por ello pierde un átomo de interés y diversión, lo que va en crédito de los guionistas. Por ejemplo, otra cuestión que se aborda es si precisan de ética los seres inmortales, toma ya. En cuanto a personajes, el más divertido para mí es Jason, tiene algunas salidas memorables (como el "guante sin dedos").
Siendo muy recomendables las dos primeras temporadas, en esta tercera me da la impresión de que la serie empieza a dar muestras de cansancio. Por un lado, veo menos debate filosófico; por otro, hay menos momentos graciosos. Pero lo más duro es que empieza a ser difícil seguir la montaña rusa argumental, pues parece que los guionistas se están quedando sin sitios a los que ir. Espero que no le afecte el síndrome "Orphan Black", en que con tanto retruécano, aparecen y reaparecen los mismos temas sin que parezca avanzar hacia ninguna parte el desarrollo, y el espectador empieza a tener la sensación de que le están tomando el pelo para estirar la serie.
En todo caso, sigo con ella y con ganas de que llegue la cuarta temporada, aún consciente de que habrá que esperar casi un año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario