Dubillard es un cómico francés de cierto renombre en el país vecino. A la lectura de un libro con un nombre como este que comento ahora me resulta muy difícil resistirme. Pienso que me voy a reir o al menos que voy a disfrutar con el ingenio que se ha utilizado para escribirlo, aunque no me resulte tan divertido.
La verdad es que leer libros cómicos en una lengua extranjera es el test definitivo. Quién es capaz de pillar un chiste en otro idioma, ha alcazado la culminación (si es que ello existe) en él mismo: ya puede leer todo. Yo creo que es lo más difícil en cualquier lenguaje, pillar los juegos de palabras. Y este libro empieza con uno en el título, fácilmente traducible: Diable- Dialogues- Diálogos diabólicos.
Sin embargo, la lectura de este libro me ha ratificado en una presunción que ya había atisbado en lecturas previas similares: no comparto el sentido de humor francés. Me temo que desgraciadamente para mí es así: creo que he pillado las supuestas bromas que este librillo proponía, pero ocurre simplemente que no me hacen gracia. No me dicen nada, me parecen completamente absurdas.
Así que poco ha dado de sí para mí esta lectura. Esperaba encontrarme algo parecido a Mihura o Laiglesia, pero en francés. Pero me he encontrado una especie de Mallarmé en gracioso. Y, claro, no lo pillo.
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