Uffff. Posiblemente el peor libro que he leído en 2015. Pero seamos justos: este libro, entre otras cosas, recoge los monólogos de referencia, llevados al teatro en numerosos lugares del mundo y con bastante éxito.
Es evidente que la lectura de un monólogo no puede compararse con verlo interpretado. Es algo que ocurre también con el teatro, y de lo que soy perfectamente consciente. No obstante, ello no es óbice para que siga leyendo teatro, y vaya a seguir leyendo monólogos si se tercia.
Dicho de otra forma, estos monólogos cuya lectura me ha parecido infumable seguro que me resultarían muy divertidos y atractivos si los viera en el teatro y con una razonable interpretación. No es lo mismo leer una lista de adjetivos (uno de los monólogos es básicamente esto) que verla dramatizada.
Pero, siendo que estos monólogos son básicamente material ilegible, ¿cuál es la razón de publicarlos y venderlos como libro? En fin, lo dejo a filosofos más avezados.
Aparte de los monólogos, que constituyen algo así como la tercera parte del volumen, se tiene una introducción explicativa bastante larga e interesante. De hecho, tras este atrayente prefacio los monologos suponen un gran contrapunto.
Y tras los monólogos se recogen un sinfin de cartas de gente interesada en montar el espectáculo, o agradeciendo a la autora la existencia de estos monólogos, o contando cómo han cambiado su vida. Material promocional con nulo interés.
En fin, al potencial lector interesado solo puedo decirle que dedique su tiempo a otras cosas, y que trate de ir a ver la representación si tiene oportunidad (y luego nos cuente si merece la pena).
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