De Philippe Claudel acabo de leer La petite fille de Monsieur Lihn, que no me disgustó. Leo ahora esta breve obra de cuentos, que tampoco está nada mal, atraído por el título.
Como suele pasar en los libros de cuentos, el título del libro coincide con el del primer cuento, y esa es toda la relación con la aparente temática de la obra. Ésta cuenta con seis breves cuentos, que casi son fábulas en prosa. De hecho, uno de ellos tiene incluso su propia moraleja, y también está protagonizado por animales, burros en este caso.
Como curiosidad, en uno de los cuentos el protagonistas es... un cuaderno!!!. Es la primera vez que me encuentro algo parecido en mis lecturas. Lo cierto es personificar un cuaderno da bastante juego en la historia. Por ejemplo, por su inevitable tendencia a "engordar" (tanto por el uso, como por la escritura y la inclusión de elementos externos), lo que impide al protagonista el éxito en sus relaciones con la exhuberante falda de baile. Lo cierto es que el final de este cuento no puede ser más poético, y posiblemente sea el mejor del libro.
Se acompaña del cuento que da título al libro; de otro, en que el protagonista tiene la habilidad de sumergirse literalmente en los libros que lee; un tercero sobre el Bagdad moderno sujeto a la guerras y atentados, y el viejo Bagdad de las Mil y una Noches; la fábula ya referida, y un último breve relato en que el autor se cree interrumpido constantemente por el lector, por lo que no nos llega a contar nada.
Rápida, amena y original lectura, que no cree que decepcione a nadie.
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