domingo, 20 de marzo de 2016

La verdad sobre el caso Quebert ("La vérité sur l'affaire Harry Quebert"), de Joël Dicker

Excelente libro de intriga sobre el propio arte de escribir, que desafortunadamente no es capaz de cumplir con las perspectivas que promete conforme avanzas con él.


En la historia se entrelanzan varios niveles temporales, y al menos dos libros. A ver cómo lo expliclo y si lo hago bien. El protagonista-narrador, prometedor escritos, está en busca de un nuevo éxito literarios, cuando conoce la muerte de su mentor, Harry Quebert, a su vez escritor de gran éxito.

En el retorno al hogar de su mentor, se ve en la tesitura de tener que aclarar unos sordidos acontecimientos (incluido un asesinato) en los que pudo estar involucrado su mentor hace una veintena de años. Ello obliga al protagonista a retomar relaciones que tenía abandonadas. Además, parece haber una relación entre el libro que lanzó a la fama a su mentor y dichos acontecimientos.

En paralelo a esta investigación del pasado, el protagonista supuestamente está tratando de escribir ese libro que debería ser su segundo éxito y demostrar al mundo que no es flor de un día. Por momentos, ese libro parece ser justo el que estamos leyendo, pero esto no queda redondo en el desenlace final.

El caso es que tenemos una historia con diversos niveles de profundidad, de esas que le gustaban a los escritores clásicos, en que actúan a la vez de narrador, de lector, de protagonista e incluso de crítico de la obra. Con el aliciente de que así se le da otra vuelta de tuerca al esquema: ¿nos narra el libro del mentor lo que realmente ocurrió en la época inicial? ¿Nos narra el narrador lo que realmente pasó con el mentor? ¿Es este el libro que escribe el protagonista para su nuevo best-seller o lo que realmente le ha pasado?

Como veis, un magnífico juego de espejos obtenido gracias a la sabia combinación de los recursos estilísticos de narración sobre narración. El único problema para mí es el ya anticipado al principio del post: el desenlace me resultó algo insatisfactorio, ya que algunos aspectos no parecen quedar bien redondeados. Con lo bien que Dicker construye el laberinto, tendría que haberse esforzado un poquito más en adornar su salida.

Por cierto, cada capítulo va precedido de un consejo para escribir una novela que supuestamente le daba el mentor al protagonista, lo que contribuye al lío de que he hablado antes, pero da también una riqueza inusitada al capítulo, ya que uno espera que el protagonista-escritor siga los consejos de su tutor-narrador.


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