martes, 25 de abril de 2023

Shantaram, de Gregory David Roberts

 Llego a esta novela tras haber visto la magnífica serie homónima, que el interesado podrá encontrar en Apple TV. Algo parecido a lo que me pasó con Pachinko. A diferencia de esta, el aliciente por leer esta novela es mayor, ya que Apple decidió cancelar la serie tras la primera temporada, por lo que su lectura es el único recurso para saber cómo termina la historia. Bueno, estrictamente tampoco, porque resulta que hay una segunda parte, The Mountain Shadow, que quizá me lea más adelante.

La novela es magnífica y su lectura muy recomendable. Lo que pasa es que es un buen tocho, y eso hace que me quiera refrescar con otras lecturas antes de acometer el segundo volumen, que también es bastante tocho. Por anticiparme a quien vea inconsistencia en que me haya gustado la novela y sin embargo no haya procedido con la segunda parte.

La historia que nos cuenta Roberts tiene todos los ribetes de ser autobiográfica, por increible que pueda parecer al lector. Estamos hablado de un convicto que se fugó de la cárcel australiana, llegó a Bombay, donde vivió varios años en un slum tras vivir en la aldea de los padres un amigo indio, pasó unos años en la cárcel india (y sobrevivió), se integró en la mafia de la ciudad, y participó en la guerra de Afganistán contra la URSS, Vamos, una vida de ficción. Y, sin embargo, es difícil dudar de que lo haya vivido por los detalles con que lo cuenta. Bueno, en la parte de agradecimientos revela que gran parte de la novela la escribió en la cárcel y tuvo problemas para recuperar sus fragmentos. Lo digo para los que duden de la veracidad del relato.

El tipo escribe maravillosamente, con una lírica y profundidad poco común. Para alguien con prejuicios, resulta increíble que un tipo con esa vida haya podido escribir con tanta calidad su historia. El señor Roberts será convicto, mafioso y mercenario, pero además es un gradísimo escritor. Dejo una reflexión:
"The dishonest bribe is the same in every country, but the honest bribe is India’s alone.(...) And to civilised policemen, who will accept a bribe, in the interests of the order, if not of the law." y una frase como muestra: "A man can make his way in the city with his heart and his soul crushed within a clenched fist; but to live in a village, he has to unfurl his heart and his soul in his eyes. I carried crime and punishment with me in every hour of my life."

Y no he hecho más que empezar con las virtudes del libro, que aún me quedan unas cuantas, Pese a que las aventuras vitales de Roberts por si solo merecen interés, yo no diría que eso sea lo más destacado del libro. A mí lo que más me ha llamado la atención es su parte costumbrista, como también me ocurrió en la serie. Roberts nos cuenta cómo es la vida en un slum, cómo es la vida de los afganos guerrilleros y sinfín de cosas de Bombay (no perderse, aunque sea desagradable, la visita a los Standing Babas). 

De hecho, esa esa vida en el slum lo más destacado de la novela, porque, como también la serie, consigue dignificar la vida de estas personas, por mucho que nos pueda parecer despreciable el lugar en que lo hacen. Roberts te hace ver la virtudes de una vida que, a los que la miramos desde fuera, nos parece insoportable. Y en el camino, como digo, nos hace ver a sus habitantes como personas normales y corrientes, con sus aspiraciones como otro cualquiera, por mucho que vivan en esas condiciones. De verdad, esta faceta de la novela y de la serie es lo mejor que uno va a sacar de esta lectura o visionado. Chapeau para Roberts.

Pero es que, encima, esta es una novela de personajes. Roberts los capta y nos los cuenta con un talento extraordinario. Tenemos al jefe mafios bueno Khaderbai con sus numerosas meditaciones sobre el bien y el mal; tenemos al francés Didier Levy, verdadera reencarnación de Oscar Wilde, con constantes expresiones que recuerdan al irlandés (y algún otro detalle), como "Karla is reasonably good at being a friend, but she is stupendously good at being an enemy." o "I love the English language, because so much of it is French." o "I could never respect a man who didn’t have the good sense to be at least a little bit afraid of me."

Y, por supuesto, tenemos al gran Prabu/Prabaker, que ya en la serie se lleva todo el protagonismo. Es el habitante del slum que acompaña en sus primeros pasos por Bombay al protagonista, a quien bautizará como Babalin, y que le lleva también a vivir al slum como acto caritativo. Este personaje por si solo puede justificar la lectura: un tipo optimista, decente, orgulloso de su vida, con sus ilusiones... y sobre todo con su típica forma india de hablar. Me encanta, la verdad. Dejo un par de muestras solo: "You are so very needing me, I am almost crying with your situation!" o "Driving is not so good (...) But I have to say, the spitting and insulting is a first-class job"

La novela es magnífica y se lee del tirón sobre todo en la primera parte, que es la vida en el slum. Dicha vida concluye cuando llevan a Shantaram a la carcel india, donde el lector tendrá oportunidad de sufrir con la vivida descripción que el escritor nos hace de su amena estancia. No será la única tragedia a la que tenga que hacer frente, y esto le llevará a caer en la adicción a la heroina. De nuevo, brilla Roberts al contarno el proceso de salida de tal adicción, e incluso su base científica. 

La vida de Roberts pasa a ser entonces la de un mafioso en formación y posteriormente experimentado. Esta parte  no tiene tanto interés como la vida en el slum, aunque la peripecía vital sea más apasionante. El periodo mafioso se ve interrumpido por su "excursión" para apoyar a los muhaidines (sí, los talibanes de ahora) en su luchar con los soviéticos. Momentos heroícos y momentos terribles otra vez, con alguna incursión costumbrista. La vuelta a Bombay y a la mafia no deja de ser, después de esto, una pequeña decepción, y la verdad es que el final del libro se hace algo largo, entre meditaciones, personajes menos relevantes y penares por los amigos caídos.

Yo, la verdad, es que tengo que recomendar esta novela. Lo único en su contra es la excesiva extensión, que puede agotar incluso con el talento literario del autor. Quizá es pronto para decir si va a ser la lectura de 2023, pero desde luego ha presentado una candidatura inmejorable. Leanla, leanla, y, si no, al menos vean la serie.



miércoles, 5 de abril de 2023

El fantasma en el libro, de Javier Calvo

Dados mis continúos conflictos con las traducciones de literatura (y no solo), no es de extrañar que me haya leído este libro en cuanto me he enterado de su existencia. Se trata de un ensayo corto, escrito por un traductor, en el que se nos cuenta inicialmente una mini-historia de la traducción, para luego dedicar la segunda parte a lo que podríamos llamar las "miserias" del traductor, no tanto de la traducción.

La primera parte es instructiva, aunque poco interesante; la segunda es más interesante por polémica, pero no aclara demasiado.

La historia de la traducción la resume el autor con una frase desarrollada en un párrafo:"la historia de una Caída. De lo sagrado a lo profano. De lo heroico a lo cotidiano. La traducción empezó siendo un oficio de príncipes y de sabios, que la usaron a menudo para cambiar la Historia. Después estuvo en manos de los poetas y fue una modalidad de creación literaria que dio forma al canon de Occidente . A medida que se democratizaba, sin embargo, la traducción se fue volviendo una especie de profesión liberal."

Calvo desarrolla después esta estructura punteándola con algunos ejemplos estelares de traducción, fundamentales para la historia de la disciplina, pero desconocidas para el profano. Así, nos habla de la Septuaginta, la primera traducción de la Biblica al griego, en la que coincidieron palabra por palabra los setenta sabios que la estaban traduciendo simultáneamente.

Nos habla de las traducciones libres a partir de la Edad Media, llevadas a cabo por escritores y poetas con el objeto declarado de mejorar el original o adaptarlo a los usos actuales (similar quizá a lo que se está haciendo con los libros de Roald Dahl para que no "hieran" las sensibilidades modernas, aunque, claro, ahora el contexto es muy diferente). Muy interesante dentro de esta fase el origen de la editorial Penguin; ahora entiendo porque muchas de sus ediciones incluyen la frase "Complete and Unabridged" que siempre me traía loco.

Y termina la evolución con el debate entre literalidad - libertad que se desató a finales del XIX y que parece haber dado la victoria a la primera noción, Aquí destaca la traducción de que hizo Nabokov al inglés del Eugene Onegin de Pushkin, una obra en cuatro volúmenes, incluidos dos de notas. Esto nos dice Calvo al respecto:"Todo traductor literario sabe que la nota del traductor es el testimonio de un fracaso. Uno solamente recurre a la nota cuando se ve obligado a renunciar a su capacidad para replicar el idioma de origen. Nabokov, el antitraductor, el detractor de esa capacidad, construyó con su edición de Onegin el insulto más grande que se haya podido urdir contra nuestra profesión."

También en esta fase nos cuenta el paradigma de la traducción imposible: los limericks del escritor Edward Lear, consistentes en  "poemas infantiles sin sentido que llegan al humor a partir de la rima y el absurdo". Aquí no hay solución buena para el autor, pues "traducirlo es dotarlo del sentido
cuya negación debía su razón de ser»."

Lo que nos lleva a la situación actual de la traducción, en el fondo, la constatación de que tal oficio es imposible. Como dice al principio Calvo, la traducción es tratar de construir una casa de LEGO utilizando piezas de TENTE. Es obvio que la casa podrá parecerse más o menos, pero será otra casa.

Personalmente, yo tengo claro cómo resolver el problema para el lector. Aprenda el idioma en que quiere leer, y por esa razón un servidor aprendió por su cuenta francés y alemán. Y hubiera aprendido alguno más si hubiera buen balance entre coste (de aprender el idioma) y beneficio (literatura en él mismo), El coste de aprender rumano es bajo, pero no me abriría muchas puertas de literatura; en cambio, el ruso o el chino me abrirían ingentes posibiliadres, pero son lenguas muy difíciles de aprender. Es por esto mismo que concentro mis lecturas en los cuatro idiomas que "domino", y solo raramente leo literatura de otra procedencia (como la rusa o la húngara).

Pero, claro, esa es mi suerte, que aprendí inglés joven y me gusta tanto leer que he acometido esfuerzos adicionales. No todo el mundo tiene esa suerte o esa capacidad de sacrificio. ¿Qué pueden hacer ellos? Pues yo diría lo mismo, solo sabes español, pues a leer literatura hispana, que por suerte hay muchísima, ¿Qué asi te pierdes el mundo de la literatura anglosajona? Bueno, depende,

Depende básicamente de si te interesa la forma o el contenido. Si te interesa la forma, no hay más opción que aprender el idioma. Los esfuerzos que describe Calvo por respetar estilos que hacen los traductores me parecen llamados al absoluto fracaso: por ejemplo, cuando el escritos inglés escribe en dialecto o de forma fonética, eso es intraducible se ponga como se ponga Calvo, y no me vale que me lo adapte al andaluz como recurso estilístico. Y es que Calvo se queja de que la editoriales no permiten al traductor esta clase de libertades: les exigen corregir vulgarimos e incluso estructuras gramaticales. La traducción al español tiene que estar en correcto español por mucho que el original no lo estuviera.
Yo tomo partido por las editoriales: dado que el estilismo va a ser intraducible, por lo menos que el contenido sea próxima a la realidad.

Y aquí es donde está el drama final para los traductores. La gente que solo esté interesada en el contenido sí puede beneficiarse de una traducción fluida. A esta gente les interesa la historia, el desenlace, no el recurso estilístico. Por ello, prefieren una traducción mala disponible rápidamente, que una profesional en seis meses. No es de extrañar lo que nos cuenta con sucedió con la última entrega de Harry Potter o la de Juego de Tronos (hasta el momento). Los lectores buscaban enterarse del final de la historia y no de sí Rowling o Martin escriben bien (que, por cierto, ambos lo hacen, sobre todo el segundo).

En suma, si el lector lee para conocer la historia, la traducción le puede valer. El problema para el traductor profesional es que básicamente le vale cualquier traducción entendible, como la que pueda hacer Google, DeepL o un grupo de amigos que se reparten los capítulos. Y la va a obtener mucho más rápido así, como también ocurre con muchas series de TV de otros países, que están disponibles al día siguiente con subtítulos de aficionados. 

Y es que a los traductores, más a los literarios, les queda poco futuro, por suerte o desgracia, Las malas condiciones laborales no son porque las editoriales quieran forrarse a su costa, sino por la pérdida de valor de su profesión. Y esa pérdida quizá no obedezca tanto a las imposibilidades de la traducción antes recogida, sino a tendencias mucho más fuertes, como en general la pérdida de interés por la literatura (dónde esté el Tik Tok, quién va a perder horas leyendo) y la creciente alfabetización en inglés de la gente. 

Lo primero no me parece demasiado bueno, pero no me puedo meter con las preferencias de la gente: si hace daño a los traductores, también lo hace a este blog. Lo segundo, en cambio, es muy buena noticia, y si eso hace perder valor a los traductores, bienvenida sea. No será que no se veía venir.





martes, 4 de abril de 2023

Las aventuras de Werner Holt - II ("Die Abenteuer des Werner Holt - II"), de Dieter Noll

Tras disfrutar enormemente con el primer volumen de estas aventuras, no podía tardar demasiado en leer el segundo. La cuestión fundamental es que iba a ser de Wolzow, el verdadero protagonista de la primera entrega, dado que el protagonista formal, Werner Holt, es bastante anodino. La respuesta tarda en saberse, pero se llega a saber: a Wolzow nos lo han matado entre los dos volúmenes. No solo eso, sino que Holt le culpa de sus males: "Damals hätte man sich diesen unwiderstehlichen Schneidereit zum Leitbild gewählt und zum Freund gewünscht. Aber damals war Wolzow gekommen, und darum war heute alles ganz anders."

Sin Wolzow, esta novela se queda en mediocre, bien escrita y legible, pero con poco interés. El citado Schneidereit es el personaje probablemente llamando a sustituirlo, pero carece del carisma y personalidad que aportaba Wozlow. El tal Schneidereit pasó la guerra en la cárcel por comunista, y utiliza su estancia para reprochar al resto del mundo el seguidismo a Hitler, como si tipos como Holt hubieran decidido activamente participar en la guerra. Tiene que ser quien conduzca a Holt hacia la ideología socialista, como líder que es en el pueblo en que se establecer. Lo cierto es que no es un personaje atractivo, no por su ideología, qué más da eso en una novela, sino porque no tiene nada heróico que aportar. 

Y eso que Noll le da escenas a él solito (con Gundel). Sí, en este volumen hay ocasiones en que se retinar Holt de la escena, para contarnos cosas de estos dos. Privilegio que, por cierto, nunca le concedió a Wolzow.

Ha terminado la guerra y Holt se encuentra en la típica situación de incertidumbre sobre sí mismo y su vida. En este volumen se nos narra la búsqueda de su destino, para lo cual viaja algo por Alemania. Básicamente del área de Dresden (futura RDA), donde comienza la historia, hasta la zona de Hamburgo y Lübeck, donde se nos pinta la vida burguesa de la madre de Holt. Aquí, las oportunidades de negocio son infinitas. Esto le dice su tío: "Ich bin überzeugt, in den nächsten Jahren wird alles in Bewegung geraten, wir haben quasi neue Gründerjahre vor uns, und wer jetzt nicht schläft, wer jetzt den Glauben behält, daß wir wieder auf die Beine kommen, der kann vielleicht eines Tages ganz groß sein!" Es una economía libre en que los emprendedores están tratando de reconstruir el país, no por filantropía, sino para forrarse.

Pero esto no le gusta a Holt por razones que no llegan a explicarse, y tras un breve escarceo por las montañas en busca de su antigua amante, se vuelve al oriente, donde transcurrirá el resto de la historia, en un ambiento mucho más socialista. "Du wirst lernen müssen zu erkennen, wo der Fortschritt aufhört und die Unterminierung der Gesellschaft beginnt, in der wir leben.", con lectura inicíática de Marx incluida.

Pero, con todo y con eso, una es la cosa que sobre todo interesa a Holt. A ver si lo adivina el lector. Por supuesto, las tías. En el fondo, toda la historia se puede inscribir en la obsesiva busca por tener un poco de sexo que caracteriza a la gente de la edad de Wolt. Así, el amigo va rebotando entre varias chicas mientras se le aclara el destino, aunque raramente consumando. Tenemos a Angelika, a Karola, a Frau Judith Arnold y, sobre todo, a Gundel, causa de sus mayores frustraciones y celos.

Entretanto, sí es capaz de encontrar un objetivo a su vida: no es la riqueza, no es el socialismo, es el conocimiento ("sein Leben vor sich, überschaubar und klar geordnet, ein achtbares Leben: lernen, immer mehr lernen, die Welt und ihre Hintergründe erkennen, und endlich erfahren, warum die Liebe im Märchen schöner ist als in der Wirklichkeit,". Holt se dedica a preparar a conciencia el ABitur, el examen de acceso a la universidad en Alemania, por muy extraño que parezca en esos momentos de posguerra.

Al respecto del conocimiento y la ciencia, magnífica definición que le da el padre de Holt: "Erkenntnis, kein anderer Lebensinhalt lohnt! Und die höchste Form der Erkenntnis ist die Verwandlung der bunten, verführerischen Qualität der Welt in die strenge, unbestechliche Quantität." Cabe preguntarse si la pasión de Holt por el conocimiento no tendrá su origen en esta otra frase, también excelente: "Wir Deutschen haben immer zuviel geglaubt und zuwenig gewußt."

Al final de todo el proceso y desventuras, discusiones y viajes, lo que ha aprendido Holt se resumen en esta frase casi lapidaria: "Wenigstens dieses hatte er gelernt: daß das Leben immer weiterging, gleichgültig, ob einer froh oder verzweifelt, anständig oder ein Schuft war.

Y más o menos esto es. Como decía, una novela sin más, nada que ver con la primera parte. Cierro con una preciosa frase con la que Noll se refiere a la noche navideña del año de la posguerra: "Hinter den Fenstern schimmerte Kerzenlicht, aber heute bedeutete es keine Stromsperre, heute brannte kaum jemand elektrisches Licht. Heute war Weihnachten."






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