jueves, 29 de octubre de 2020

An der Baugrenze, de Thomas Bernhard

Thomas Bernhard es un famoso autor austriaco, conocido sobre todo por sus obras de teatro y más aún por prohibir que fueran interpretadas tras su muerte. Este librillo es el primero que leo de él, y consiste en tres cuentos, dos de ellos bastante cortos. Así que como me descuide esta entrada podría ser más larga que el propio libro.

El primero de los cuentos, Der Kultererer, es también el más largo. Nos cuenta las reflexiones de un prisionero "culto" (de ahí el nombre de la obra) en los últimos momentos antes de salir de prisión, A mí entender, las reflexiones que hace asociadas con la libertad son lo mejor del libro, Digamos que el tipo ha tenido más libertad en la cárcel de la que le permitía y teme le permitirá la estancia en sociedad, pues en la cárcel se ha podido dedicar a las cosas que le gustaban (escribir libros e imprimirlos). 

La siguiente frase creo que resume bastante bien el discurso: "Es beruhte auf dem einfachen Gedankengang, daß der Freie nicht frei, daß der Unfreie nicht unfrei ist. »Wo ist die Grenze der Freiheit und von wo aus wird sie bestimmt?« fragte er sich." ("Daba vueltas al sencillo curso de pensamiento, de el libre no es libre, y que el prisionero no es cautivo. ¿Dónde está la frontera de la libertad y desde dónde va?, se preguntaba"). Dejo otra sentencia lapidaria de este mismo cuento, muy cercana al modelo del elefante y el jinete de Haidt:  "Logik ist, was für eine Bedeutung es hat."  ("Lógico es lo que para uno tiene significado").

El segundo cuento se Der Italianer y no tiene nada especialmente reseñable, o al menos yo no se lo pillo. Tiene que ver con recuerdos de infancia del narrador en torno a unos polacos asesinados y enterrados en una fosa común bajo lo que hoy es un teatro.

El último cuento es el que da título al volumen, y tampoco cuenta nada especialmente interesante, pero sí lo hace de una forma curiosa. El narrador está escribiendo una carta a su amada, que se ve interrumpida una y otra vez por lo que ocurre en la taberna o posada en que está tratando de escribirla. Pero el problema no es que lo que ocurre sea relevante, sino la propia capacidad de concentración del escritor. Así pues, Bernhard demuestra un cierto virtuosismo para contarnos la circunstancia del narrador, a la vez que su observación, y su escrito. Poco más.

Ni fu ni fa. Tengo la sensación que estos son los típicos cuentos con simbolismo, tipo Heinrich Böll, pero no tengo ninguna intención de investigarlo, porque no me han entusiasmado. 

miércoles, 28 de octubre de 2020

El edificio Yacobian ("L'Immeuble Yacoubian"), de Alaa El-Aswany

Dentro del concepto "leer de todo" también entra la literatura egipcia contemporánea, de la que este autor, dentista en su tiempo libro, es al parecer un referente. Observo que hay edición en español, pero no sé si será traducción directa o indirecta al través del francés, como suele ser con muchos libros de lenguajes exóticos. En todo caso, como no sabía que estuviera en español, me la he leído en francés, que suelen ser buena garantía de respeto por el original, aunque sea por la amplia tradición que tienen.

La novela está bien y es interesante para el lector que no conozca de cerca la sociedad egipcia. Para él que la conozca, se tratará de una novela coral y costumbrista más, de la que yo no sabría que destacar. Pero para mí el aliciente era, sin duda, asomarme a la sociedad egipcia contemporánea.

La novela comienza presentándonos el escenario, que es el edificio que da título a la novela, y rápidamente nos presenta los distintos personajes cuyas historias, más o menos entrelazadas, se nos va a contar. Tenemos al aristócrata voluptuoso Zaki bey Dessouki, de grandes alardes sexuales, y a su mayordomo, el copto Abashkaroun con un hermano de dudosa reputación, Malak. Tenemos a los jóvenes enamorados, Taha Chazli, hijo del portero, y Boussaina, huérfana de padre y menos idealista que su chico; tenemos a un hombre de negocios, Hadj Azzam y a su segunda esposa en la oscuridad; y, por último, ya nunca puede faltar en una narración que se precie algún gay o marica, el niño bien Hatem.

A partir de aquí, el autor nos va contando sus historias hasta un final, en algunos casos trágico y en otros feliz, en algunos esperado en otros sorprendente. Todas tienen en común que comienzan con una carga sexual sorprendente, real o potencial, lo que me hizo pensar mal del libro al principio, pero esta pulsión se atenúa enormemente y con rapidez. Pero, como decía, yo lo que iba buscando no eran las peripecias de estos personajes, sino más bien cómo les afectan las costumbres sociales, en pleno siglo XXI, pues el libro se ubica en los primeros 2000.

Uno de los temas recurrentes es la corrupción política y administrativa. La veremos desde los dos puntos de vista, del sufridor y del beneficiario. El principal depositario de la misma es un tal El Fawli, que teje y desteje quién puede ser diputado en el Parlamento y que reconoce que "Le peuple égyptien est le plus facile à gouverner de tous les peuples de la terre.", lo que le permite a él sus desmanes.

El sumario, no obstante, nos lo explicará el Gran Hombre en conversación con Hadj Azzam cuando este se queja del porcentaje de ingresos que le tiene que "donar": "Ce pourcentage est fixe pour toi comme pour les autres. Nous participons pour un quart à toutes les grandes affaires, comme ta concession, et ce pourcentage, nous l’obtenons en échange d’un service. Nous te protégeons contre le fisc, les charges sociales, les règles de sécurité, le contrôle administratif et les mille bureaux qui peuvent en un rien de temps arrêter ton projet et te mener à ta perte.". De lo que se deduce que Egipto está tan civilizado como Cataluña, lo que no sé si es mucho avance.

Un segundo tema tratado es la inferioridad de las mujeres en la sociedad egipcia. Se apreciará en el caso de Hadj Azzam con Soad, su segunda mujer, pero sobre todo en la forma en que Boussaina, una chica normal con su novio, tiene que degradarse para conseguir un trabajo, cómo esa degradación impuesta a su vez la hace degradarse a sus propios ojos y eso la lleva a romper con su novio, y cómo esa degradación queda interrumpida por un rescate inesperado, como lo será también su enamoramiento.

La rotura con Taha y algún otro episodio de corrupción, nos llevan por fin al tema más interesante de los aportados: la influencia del Islam en la sociedad egipcia y sus relaciones. Dejemos claro desde el primer momento su visión de la democracia, por ejemplo, con este grito de los estudiantes universitarios: "Nous leur disons tout haut : nous ne voulons pas que notre nation soit socialiste ni démocratique." ¿Por qué?: "La démocratie signifie que les gens se gouvernent eux-mêmes et pour eux-mêmes, et l’islam ne reconnaît que le gouvernement de Dieu." Y esto estaría muy bien si ese Dios estuviera aquí de forma concreta; por desgracia, el gobierno de Dios queda en su ausencia en manos de personas humanas que se limitan a interpretar sus deseos, de la misma forma que los deseos de la mayoría son interpretados por los presidentes electos en las democracias. O dicho de otra forma, ni en el primer caso gobierna Dios, ni en el segundo la mayoría. En ambos casos, son individuos con sus intereses más o menos ocultos y dañinos,

 MalPor esta situación, dicen los musulmanes de esta novela, Egipto vive "encore dans la Jahiliya, la période d’ignorance qui chronologiquement précède la révélation de Mohamme". Una de las iniciativas, pacíficas, para superar esta etapa es la de uno de los rivales electorales de Azzam, quien "contribua à voiler des milliers de musulmanes." simplemente regalando el nuevo atuendo a cambio de los pecaminosos vestidos previos. No le valdrá de nada tal acción para ganar las eleccion, contra el millón de libras donado por Azzam al Gran Hombre. Por supuesto, no es tan pacífica la vía escogida por Taha, quien se inclina más por la Jihad.

En la educación islámica de Taha, en manos de dos cheiks, aprendemos un par de cosas que causan cierta intranquilidad si son ciertas. La primera es que al prójimo se le debe amar solo según su observancia de la ley islámica, y no por criterios seculares como si es buena persona, trata bien a la gente, es generoso o virtudes similares. La segunda es la orden de "Apprends, comme je te l’ai souvent dit, à aimer en Dieu et à haïr en Dieu.". Así que para este islamista, Alá no solo enseña a amar, también a odiar.

Como ventaja del Islam sobre otras religiones, se señala la siguiente, al asignar el matrimonio con una viuda de héroe islámico con sus dos hijos: "Les laïcs nous accusent de puritanisme et de rigidité alors que ce sont eux qui souffrent d’innombrables problèmes psychologiques. Tu en vois certains qui, s’ils épousent une femme qui a déjà été mariée, sont hantés par le souvenir de ce mariage et parfois se comportent mal avec elle comme s’ils la punissaient de son mariage licite. L’islam ne connaît pas ces complexes."

Bueno, dejo aquí las reflexiones más trascendentes, para simplemente apuntar dos de mis escenas favoritas de este libro, las dos bastante mundanas y las dos sobre negociación comercial. En la primera de ellas, tenemos a los hermanos coptos negociando con el dueño la venta de un local comercial en el edificio: si habéis estado en un bazar, la cosa va por ahí, con unas cuantas triquiñuelas menos conocidas. La escena tiene su prolongación en las "conquistas" que se cobrará Malak en la terraza del inmueble una vez puesta la pica en Flandes.

La otra escena es algo más dura; ni más ni menos que la negociación de Azzam y El Fatwi sobre el porcentaje a pagar al Gran Hombre. 

Si lo que he puesto en esta entrada os resulta atractivo, creo que os gustará el libro. Si no os ha parecido especialmente interesante, entonces os enfrentáis a una novela coral bien trazada, pero sin nada que la haga especial.



viernes, 23 de octubre de 2020

Tierra Negra ("Bloodlands"), de Timothy Snyder

Catorce millones de muertos. Este libro es la historia de catorce millones de muertos, como dice autos, catorce millones por uno, porque cada uno de ellos tenía sus circunstancias y su vida, y no está nada claro para que vale su agregación (nadie suma peras con manzanas) a menos que sea en una carrera por el victimismo, a ver quién ha sufrido más. Como dice Snyder "all of these later rationalizations, though they convey important truths about national politics and national psychologies, have little to do with memory as such."

Ese es el número de personas que murieron en las Bloodlands entre 1930 y 1950. ¿Qué son las Bloodlands? Las tierras europeas donde coincidió el dominio de los dos grandes regímenes totalitarios de Europa, el soviético de Stalin y el nazi de Hitler, y que abarca las actuales Bielorrusia, Ucrania, Polonia y los países Bálticos. Las Bloodlands es el sitio donde se ha matado más rápidamente en toda la historia de la humanidad, quizá con la excepción de la China de Mao. Y Snyder nos detalla las matanzas y sus causas aparentes, sin perder nunca de vista a sus protagonistas, tanto para mal (numerosas citas y descripciones de los afectados) como para peor (tratar de entender a los verdugos).

La pesadilla comienza con las hambrunas de Stalin en los años 30. Comienza la colectivización y con ella los problemas que la teoría económica anticipa: carencias y mala distribución. Stalin decide políticamente quién va a sufrir los desabastecimientos consecuentes, y el marrón le toca a Ucrania. Primeros 3,3 millones de muertos.

El fracaso de la colectivización exige una buena tanda de cabezas de turco, que pondrán principalmente los kulaks. Se trata del gran Terror de Stalin, y alcanza a 300.000 víctimas, principalmente ucranianos y polacos.

El enfrentamiento original entre nazis y comunistas se transforma inicialmente en el acuerdo URSS-Alemania por el cual se reparten Polonia y, de hecho, comienza la Segunda Guerra Mundial. Es importante un hecho en él que un servidor no había reparado suficientemente, y es que la guerra no la origina Alemania por si sola, si no que son dos las potencias invasoras, Alemania y la URSS. Qué curioso que este detalle esté normalmente olvidado. El caso es que el reparto de opresión entre las SS y la NKVD añade otros 200.000 muertos a la cuenta, principalmente polacos.

Cuando Alemania decide romper el pacto con la URSS, cambia el "liderazgo" de las matanzas, que los nazis llevan a una nueva dimensión. Y es que los nazis sí tenían un plan claro para los territorios conquistados en el este, que pasaba por la aniquilación por hambruna de los habitantes conquistados. Con su plan, tendrían que haber llegado a los diez millones de muertos por esta causa, para dejar espacio a los granjeros alemanes. El plan no se llegó a cumplir, porque la guerra no siguió las previsiones de Hitler, básicamente acabarla en tres meses. No obstante, sí alcanzó para acabar con 4.2 millones de ciudadanos soviéticos, sobre todo de Bielorrusia, Ucrania y Rusia.

Curiosamente, el fracaso de la guerra con la URSS supuso un cambio de planes para con los judíos. Es cierto que Hitler no quería judíos en Europa, pero inicialmente el plan no era matarlo, sino deportarlos. Cuando la última posibilidad de deportación se frustró (los territorios soviéticos), la Solución Final pasó a ser la que todos conocemos. Snyder explica magníficamente como se gestaron y actualizaron los planes, y cómo los verdaderos campos de matanza quedaron todos al este de Auschwitz, lugares como Treblinka o Chelmno diseñados específicamente para matar y solo para matar. Auschwitz, por el contrario, comenzó siendo un campo de trabajos forzados y tuvo que ir evolucionando conforme la invasión de la URSS retrocedió: nunca llegó a ser tan eficiente matando como otros campos especialmente diseñados para ello, pero sí tuvo el "honor" de ser el último en funcionamiento y el más multinacional. En total, 5.4 millones de judios muertos por los alemanas, principalmente de procedencia polaca o soviética.

Es curioso notar como la población judía de Alemania solo pasó a ser relevante una vez comenzaron las conquistas en el este. En Alemania, había pocos judios; por el contrario, en Polonia, estaba la mayor concentración de Europa. Como dice Snyder. "On a crusade for racial purity, Germany had become by the end of 1939 Europe’s second-largest multinational state.". 

La última rúbrica de muertos se corresponde con unos 700.000 ciudadanos bielorrusos y polacos asesinados por los nazis como venganza por acciones contra ellos. Muchas de ellas en Bielorrusia, porque aquí es donde hubo la mayor resistencia partisana, fomentada y, por supuesto, traicionada por Stalin y su NKVD.

Dejando los números aparte, pues la brutalidad de ambos regímenes es sobradamente conocida y no me hacen falta más datos para aceptar su dimensión, hay otros aspectos muy interesantes en este libro. Quizá el principal sea la descripción de la presión sufrida por las habitantes de las Bloodlands, para quienes no había salida alguna, sobre todo desde el momento en que la URSS y Alemania se reparten Polonia. Para ese momento, ucranianos, bielorrusos, bálticos y, en menor medida, polacos, ya conocen los horrores del régimen soviético. Su giro hacia Alemania es esperanzado. Pero lo que encuentran viniendo del oeste es aún peor, como muestran los datos. Así que la situación en que quedan es desesperante. Como nos dice Snyder, los alemanes llegaban a territorios en que hasta tres días antes la NKVD había estado haciendo sus tareas de limpieza staliniana. Y los habitantes pasan de ser ejecutados por los soviéticos a serlo por los alemanes. 

Ello tiene terribles repercusiones a la hora de tomar decisiones sobre la vida de uno y los suyos. Quizá las más desgarradoras sean las de los bielorrusos, sujetos a tremendas venganzas de los nazis por su guerra partisana, y al mismo tiempo peleando para que volviera el opresor soviético. Más peliagudos son los problemas de la resistencia polaca, cuyos líderes se sabían condenados de antemano en caso de victoria soviética, lo que a su vez parecía la única posibilidad para liberarse del yugo germano. En este aspecto, hay que llamar la atención  sobre la traición de occidente: Inglaterra fue a la guerra por la invasión de Polonia, para después de ella dejarla en las manos de uno de sus invasores, la URSS.

Si bien el libro está bien escrito e hilado, la narración de atrocidad tras atrocidad termina haciéndose redundante y un poco pesada. A eso hay que añadir que el último capítulo es un poco estrambote, ya que habla más de la política soviética tras la Segunda Guerra Mundial y su antisemitismo. De repente, el libro parece preocuparse solo por los judíos. El motivo, explica Snyder, es que Stalin necesitaba para su retórica de Gran Guerra Nacional, que fueran los rusos, y no los judíos, las víctimas de los alemanes. A partir de aquí, es fácil imaginar cómo se canalizaban las fobias de Stalin, aunque ya no lo consiguió como con el Gran Terror.

En cambio, las conclusiones me han parecido magníficas a la vez que inesperadas. Y eso es porque Snyder hace un frío discurso contra la victimización, Tras haberse asomado al dolor de tal multitud de gente, es capaz de razonar brillantemente lo importante que es conocer históricamente lo que pasó, y sobre todo, las razones de los verdugos. Denuncia la victimización, que "The identification with the victim affirms a radical separation from the perpetrator." y que "It is not at all obvious that reducing history to morality plays makes anyone moral." Esta es una de las frases para recordar que acumula en este capítulo, y que están ausentes en el resto de la obra.

Nos recuerda que tanto Stalin como Hitler se pasaron toda su carrera política quejándose de ser víctimas. Stalin, por ejemplo, afirmaba que los muertos de hambre estaban saboteando sus planes; y Hitler, por supuesto, era víctima de una conspiración  judía: "What besides utopian planning, inept calculation, racist arrogance, and foolish brinksmanship could have brought Germany into a war with the United Kingdom, the United States, and the Soviet Union? Hitler had the answer: a worldwide Jewish conspiracy."

Y es que "The human capacity for subjective victimhood is apparently limitless, and people who believe that they are victims can be motivated to perform acts of great violence." Yo creo que esta frase puede servir para cerrar esta entrada, porque es de gran actualidad, en una sociedad como la actual en que todo el mundo se considera víctima. Snyder nos advierte de los riesgos de esta senda, y algunos creo que ya se han materializado ("Black Lives Matter" es el ejemplo más reciente, pero no el único).

Quizá la lectura de este libro sea demasiado larga para el lector interesado en la historia en general, y por eso no estoy seguro sobre si recomendarlo. A mí me ha resultado interesante, a veces algo pesado aunque siempre preciso y riguroso, con autoridad, pero sobre todo me ha gustado la conclusión. Entiendo que no hacía falta leer todo lo anterior con detalle para alcanzar esas reflexiones finales de Snyder. En todo caso, autor interesante del que ya tengo en cartera su último libro "The Road to Unfreedom". Ah, y también han aumentado mis ganas de leer a Vasily Grossman, de quien también tengo preparada su obra magna "Vida y destino", a la que seguramente añada la segunda parte "Todo fluye".

Pero vayamos poco a poco...

jueves, 15 de octubre de 2020

Nuestros años verde olivo, de Roberto Ampuero

El sugerente título de esta novela oculta una prosaica realidad: es color "verde olivo" hace referencia al uniforme militar cubano, o sea, el color del uniforme de los esbirros de Fidel Castro. Nada de bucolismo o vida juvenil en esta novela, por tanto.

Ampuero nos cuenta la vida de un tipo, comunista idealista, que se exilia de Chile en el momento del golpe de Estado de Pinochet (golpe de estado solicitado por los representantes del pueblo ante el plan socialista de Allende, por si no lo sabía el lector) y se va a vivir a Cuba tras una breve estancia en la República Democrática Alemana. Con estos mimbres, la cosas no se sabe si es de risa (irse a vivir a Cuba para preservar la libertad es una idea de bombero) o dramática, aunque ya apunto que la novela no tiene nada cómico.

Lo que nos presenta Ampuero es un proceso paulatino de "apertura de ojos" a la realidad del comunismo, y lo hace desde el mismo comienzo, cuando nuestro protagonista está ya en la RDA y puede constatar que "La diferencia en el desarrollo entre Este y Oeste resultaba tan evidente que sumergió mi sensibilidad comunista en el desconcierto, ya que Marx auguraba bajo el socialismo no sólo el pleno desarrollo de las fuerzas productivas, sino incluso la superación de las del capitalismo".

Al mismo tiempo, sobre los crímenes políticos que ya ocurrían en una Cuba todavía lejana, nos dice que "desde Leipzig esas acciones de sangre constituían para mí simples ajusticiamientos de enemigos del progreso y el socialismo, y no revestían connotación criminal alguna."

Nuestro héroe conoce en Leipzig a Margarita Cienfuegos, hija de uno de los lacayos de Fidel, y ambos viven una pequeña historia de amor, que culmina con embarazo, matrimonio y traslado al paraíso socialista del Caribe. Desde ese momento, la novela se torna costumbrista, pues su principal cometido es mostrarnos cómo se vivía en Cuba, aunque lo haga con la disculpa de las vicisitudes del protagonista que, generalmente, carecen de interés.

Un tema común en este retrato es la comparación con Cuba pre-revolucionaría, usando sobre todo el paisaje de La Habana, esas enormes mansiones, esos magníficos restaurantes y hoteles, esas elegantes calles, todo ello testimonio de un pasado en que Cuba era de los países más ricos del continente y del mundo. Y ello contrasta enormemente con el modo de vida tan solo unos pocos años después del Granma, donde los cubanos viven de la cartilla, y ya se nos empiezan a mostrar episodios sobre el diferencial de lujo entre dirigentes salvadores y pueblo salvado (nosotros bien cerca tenemos a Pablito Iglesias como prueba viviente de en qué consiste el comunismo, una vez más, y parece mentira que sigamos teniendo que verlo). Estos episodios esporádicos culminarán al final de la novela en un festival comunista en la "isla de Fidel", en que se agasaja sin límites a comunistas de todos los lugares del mundo, mientras la seguridad comunista vigila el recinto de la celebración no sea que algún desfallecido ciudadano cubano vea los lujos que aún no le están permitidos, pero que llegarán en el paraíso comunista, seguro.

Decía que esta novela dista de ser cómica. Pero eso no impide que haya momentos divertidos, si uno es capaz de abstraerse lo suficiente. Así, en un momento dado, el protagonista pasa a integrar una brigada de trabajo llamada de "reconstrucción"; tras unos meses en ella, constata que lo único que han hecho es destruir y demoler edificios previos. Más divertidas aún son las campañas que periódicamente lanzaba Fidel Castro para hacer avanzar al país: "Fue la época en que Fidel lanzó la campaña contra el despilfarro, una de sus acostumbradas e infructuosas empresas en contra o a favor de algo, o quizás corrían los días de la lucha por la educación proletaria, que intentaba restablecer reglas de cortesía y urbanidad en la isla, relegadas por burguesas al olvido tras el triunfo revolucionario, o tal vez fue la noche en que convocó a desarrollar la guerra frontal contra las bibijaguas y el comején, insectos que parecían dispuestos a aniquilar sin contemplación alguna el socialismo."

Y es que, en el fondo, el gran protagonista de esta novela es Fidel Castro, el líder del verde olivo. Gran parte de lo que se nos cuenta tiene que ver con sus acciones. Por un lado, las campañas como las descritas; por otro, el destino de sus compañeros de revolución y el terror generalizado en la isla, algo también característico de estos regímenes. Sus hermanos comparten algo de protagonismo, sobre todo Raúl, quien impulsa la fundación en que trabaja la esposa del protagonista. De Raúl Castro destaca su odio contra los homosexuales, a los que persiguió de forma inmisericorde (pero eso sí, luego nuestros comunistas de Podemos son los mayores defensores de todas la opciones sexuales) así como su desprecio por la lectura "porque a su juicio los libros confundían sexual e ideológicamente a los hombres, convirtiéndolos en maricones y contrarrevolucionarios."

No creo que merezca la pena seguir. El paisaje general de los países comunistas es siempre el mismo y en ello esta novela no aporta nada. Lo que varían en cada caso son los detalles, todos ellos siempre horrorosos, los cometa Stalin, Mao, Pol Pot o Fidel Castro. Pero quizá, como le ocurre al protagonista, es la única forma de hacer llegar a la gente normal los horrores del comunismo, con él que volvemos a flirtear en nuestra querida España. "Solo quienes han experimentado en carne propia las penurias suscitadas por la escasez cotidiana, la reglamentación extrema en todos los órdenes de la vida y el mensaje mesiánico de un gobierno sin oposición, entienden lo que es el socialismo y la profunda y dolorosa huella que imprime en uno para siempre." Al protagonista del libro le llegará el desengaño, más tarde eso sí de lo que el lector hubiera anticipado; esperemos que los votantes de ciertos partidos en España no precisen de tal experimentación para abandonar estas opciones políticas.

Roberto Ampuero, de quien este es el primer libro que leo, es un escritor correcto, sin grandes alaharacas, y con cierto grado de repetición en su texto, que quizá relee poco antes de publicar. Lo que más me ha llamado la atención es el uso de palabras (que asumo) chilenas, a las que estoy poco acostumbrado, como jimaguas, bacán, bembona o tarrudo.
 
Cierro con una frase que me ha dado mucho que pensar: "Afirmaba que la virtud de los filósofos consistía en que eran capaces de convencer a cualquier ser humano de la justeza de sus principios. Por ello sólo la gente con criterio formado debía leer a los filósofos."

sábado, 3 de octubre de 2020

Antonio im Wunderland, de Jan Weiler

Se trata de una novelita sin demasiadas pretensiones, de un autor alemán de abundante obra y que asumo de cierto renombre en su país, pero que a mí solo me vale para practicar la lectura de alemán. Sería difícil trazar mi hallazgo de esta novela, baste decir que la elección aleatoria de lecturas puede ser fuente de grandes descubrimientos, y rara vez lo es de grandes decepciones, porque las expectativas están bajas para empezar. Puede ser especialmente agradecido cuando uno empieza a leer en otro idioma, pues aunque la novela sea mala, al menos te queda el aliciente de practicar.

No digo que este novela sea mala, es, como dicen los jóvenes, "sin más". Lo más interesante es el planteamiento de un escritor alemán contándonos la vida y costumbre de los italianos, tanto en su país de acogida (Alemania) como en su país de origen y, también en este caso, en los Estados Unidos. La disculpa la da que el narrador está casado con una hija de un italiano emigrante, el Antonio del título. Esto le lleva anualmente a disfrutar de unas vacaciones en Campobasso, en el sur de Italia, y puntualmente de un viaje al país americano para celebrar la jubilación del personaje.

De la primera parte, obtenemos algunas críticas alemanas al modo de vida italiano, pero siempre sin acritud. Al protagonista, por ejemplo, no le gusta el panettone: "Ich würde einen panettone lieber als Kopfbedeckung benutzen, als ihn zu essen.". Nos cuenta la típica rivalidad entre familias, en este caso de los Carducci y los Marzipan, con algún episodio jocoso, y también la complicada relación de los napolitanos con sus vacaciones en Cerdeña. En esta parte aparecen los episodios más dramáticos, relacionados con la juventud de Sara (la mujer del protagonista) y la intervención en sus affaires de Antonio, como cuando la encuentra besándose con un chico en casa: "«Ah, war super, ja? Du haste meine Kind gekusst und nun willste du mehr, was?»". No se profundiza en ellos, no preocuparse.

El autor aprovecha para meter un viaje a las vacaciones en Canarias (curioso que en todas las novelas alemanas de este estilo los protagonistas viajan a islas españolas), a las que califica de "spermabunker", para justificar porque prefiere las vacaciones italianas en familia extendida.

Antes de ir a EEUU, se nos cuenta una Oktoberfest con italianos, que tiene su puntillo de gracia. El autor tiene también cera para los alemanes, en este caso metiéndose con su manía de reciclar hasta la exageración: "Dieses philisterhaft deutsche Sortieren von Zigarettenpackungsfolie, Zigarettenpackungsstanniolpapier und Zigarettenpackungspappe in unterschiedliche Behälter?"

La segunda parte del libro consiste básicamente en el viaje del Antonio, su mejor amigo Benno y el narrador a Nueva York ("Ja, richtig, bin in New York, der Stadt, in der niemand schläft. Das kommt wohl vom Jetlag." - "Sí, Nueva York, la ciudad donde nadie duerme. Ello se debe al jetlag").
 
Las peripecias en New York son perfectamente predecibles: lío con las preguntas del formulario de entrada a los EEUU, confusión de unos chavales del metro con criminales, asunción de que en Little Italy la gente habla italiano...Poco reseñable. Menos predecible es el encuentro con Robert de Niro, a quien Antonio cae tan simpátio como para pagerle una suite en el hotel Península y hacerse un upgrade a Business en el viaje de vuelta. De la estancia en el Península me quedo con esta descripción del baño, que tiene un remate brillante: "Sogar Waschbecken, Pissoirs, Boden und Decke sind mit Spiegeln verkleidet. Man fühlt sich wie ein Echo."
 
Tras la vuelta, se nos describe el parte de la primera nieta de Antonio, hija de su hija menor Lorella, y poco más. Termina el libro y a otra cosa mariposa.