domingo, 31 de mayo de 2009

Una cruz por la iglesia

Reproduzco hoy la entrada que propuse hace un año por estas fechas, a ver si con más éxito.


Aunque el debate con el tema de Isabel la Católica se ha mostrado más caliente de lo que mis conocimientos de historia me permiten mantener, prefiero dedicar la entrada de hoy a este tema, aprovechando que ha empezado otra "fiesta" de la democracia, la campaña de la renta.

Son escasísimas las oportunidades que nos da el Estado de decidir el destino de nuestros impuestos. De hecho, parecen resumirse en las dos posibles aspas que nos permiten dedicar un porcentaje a la Iglesia y otro a determinades organizaciones.

Aunque solo sea porque es una excepción dentro de la declaración de impuestos, creo que todos deberíamos optar de forma expresa por dar un paradero conocido y concreto a lo que pagamos de impuestos. Y con independencia de ser creyentes o no.

Si ese porcentaje no lo dedicamos a la Iglesia, se lo dejamos al Gobierno para que lo use como mejor le parezca, como si tuviera pocos fondos sobre los que decidir. Vamos, que si no se lo damos a la Iglesia, será Bibiana o Miguel Sebastian el que se lo dé a sus amigos. Creo que es indiscutible, con independencia de nuestra confesión, que seguro que mejor destino le da la Iglesia, organización de principios consolidados a través de los siglos, y que mantiene numerosísimas formas de ayuda a los necesitados.

Además, y esto es de destacar, pues mucha gente no lo sabe, hacer esta asignación a la Iglesia es PERFECTAMENTE compatible con asignar otro porcentaje idéntico a organizaciones como la Cruz Roja. Vamos, que se pueden marcar las dos casillas. Aunque tal como lo dispone el formulario, parece dar a entender que es o uno u otro (no seamos mal pensados, creamos que es simple negligencia).

Ejerzamos la poca libertad que tenemos sobre el dinero que el Estado nos extrae coercitivamente, y marquemos ambas casillas. Ya, ni Bibiana ni Miguel os lo agradecerán, pero sí mucha gente necesitada.

sábado, 30 de mayo de 2009

La careta de los sindicatos

La verdad es que no entiendo nada. Me entero de que los sindicatos planean hacer un manifiesto de apoyo a la política económica (?) del gobierno. A todos los que estamos enterados de qué va la vaina, esto no nos sorprenderá lo más mínimo. Los sindicatos y el gobierno son dos caras de la misma moneda, tanto monta, monta tanto. No se le hace caso, y punto.

Pero lo que no sé muy bien es que se pretende con esta manifiesto. Me explico: es obvio por qué lo hacen, para apoyar a sus socios de gobierno, que les sueltan cantidades ingentes de nuestra pasta. Pero lo que no sé es qué gana el gobierno con ello.

A la gente que está en paro, a los empresarios que están sufriendo la crisis, a los empleados preocupados por su puesto de trabajo, que los sindicatos apoyen la política económica del gobierno, les debe de flipar. Vamos, que si hasta ahora pensaban que los sindicatos tenían que ver algo con sus derechos o su protección, al enterarse de este manifiesto supongo que será como si les quitan la careta y ven su horrible rostro.

Lo que quiero decir es que con este manifiesto los sindicatos no van a conseguir ni un solo apoyo para el gobierno, salvo el de sus liberados y beneficiados, que imagino no necesitaban el manifiesto para tener claras sus prioridades. Y, sin embargo, unos cuantos engañados se van a desengañar, porque realmente es absurdo apoyar una política económica que nos manda al paro y destruye nuestro tejido empresarial, cosa que todo el mundo sabe que está pasando.

En fin, con un poco de suerte, este error táctico lo pagarán caro.

viernes, 29 de mayo de 2009

Disclaimer

A todos los inversores que en deuda del estado español pretendan hacerlo:

Por la presente les informo de que no me responsabilizo de las deudas que los señores que nos gobiernan contraigan en mi/nuestro nombre. Aunque digan que endeudan a los españoles, son ellos los que están tomando las decisiones sin consultarnos lo más mínimo, no ya a nosotros, ni siquiera a unos señores que dicen representarnos.

Les informo asimismo que el señor presidente del gobierno tiene intención de usar ese dinero para actividades como:
1) Prestacione de desempleo, pago de pensiones y pagos a funcionarios
2) Planes de gastos públicos que no supondrán ningún retorno de ingresos
3) Entrega directa a amigos y familiares (véase el caso Chaves).

Les informo por tanto que ninguna de las actividades a que se va a dedicar el dinero que ustedes nos presten tiene posibilidad alguna de generar flujos de dinero con el que pueda devolverse el suyo.

Tal dinero solo va a poder salir, por tanto, de los impuestos que mediante coacción nos extraigan a los españoles que (de momento) somos productivos. Tengan en cuenta que tenemos ya 4 millones de parados, a los que unir 3 de funcionarios y 6 de pensionistas. Todos ellos no son capaces de generar ni un solo Euro con el que devolver su dinero

Por el contrario, dado que más y más recursos de nuestra nación se van a dedicar a actividades improductivas mediante el préstamos que ustedes darían a nuestro gobiernos, la riqueza que vamos a estar en condiciones de generar va a disminuir, tanto como ustedes nos presten. Y, por tanto, los impuestos con los que se les podría devolver ese dinero que ahora nos prestan.

Es más, les informo de mi decisión se abandonar este país tan pronto como se anuncie la inevitable subida de impuestos que sería necesaria para devolverles ese dinero que ustedes están pensando en prestar a nuestro gobierno. Conmigo, habrá otros muchos, y algunos que opten por dejar de trabajar para cobrar los subsidios derivados de sus generosos préstamos.

Por todo ello, les constató que las probabilidades de recuperar su dinero serán bastante bajas. Así que, les sugiero, más bien, les ruego, que no presten dinero a nuestro Gobiernos. Ni un Euro más. Por favor.

(And now in English, que es para inversores extranjeros)
DO NOT, I REPEAT, DO NOT INVEST YOUR HARD EARNED MONEY IN SPANISH BONDS.
A thankful Spanish citizen

jueves, 28 de mayo de 2009

El siglo del anarco-capitalismo

En estos momentos tan difíciles, y preparándonos para los que vienen, que pueden serlo aún más, cualquier atisbo de esperanza resulta enardecedor. Y eso es lo que nos proporcionó don Jesús Huerta en la Cena de la Libertad del pasado viernes, en su alocución de homenaje a Jassay.

Como siempre, estuvo brillantísimo, este hombre es una máquina. Y, a su lado, siempre me toca ver a Carlos Rodríguez Brown, de aparente más salero, pero que palidece siempre al lado del huracán Huerta, aunque tenga sus chascarrillos para no desaparecer del mapa.

Huerta empezó con un discurso convencional, al menos para un anarco-liberal; mejor dicho, para el conocedor de la teoría económica austriaca. O sea, de la teoría económica. La aplicación de dicha teoría nos demuestra, sin dejar lugar a la duda, que la existencia de un estado (monopolista de la coacción) lleva a la sociedad a una situación inestable. Y esta inestabilidad hace siempre que estemos en movimiento, en busca del equilibrio.

El Estado, como monopolista de la coacción, tiende a crecer en poder, a aumentar sus parcelas de dominio, como es inevitable que ocurra. Lo podrá hacer más o menos deprisa, pero lo hace. Esta presto a aprovechar la menor oportunidad, la menor debilidad de la sociedad, para ampliar sus parcelas. Solo hay que mirar a los Estados Unidos, a lo que se enfrentan ahora, y eso que cuentan con una Constitución bien fundamentada.

El problema es que con cada paso hacia el mayor poder, disminuye más que proporcionalmente la capacidad de crear riqueza de la sociedad. Por ello, para aumentar su poder en la misma medida, necesita sucesivamente limar más la libertad de los individuos. El ejemplo típico es el de los impuestos: todos sabemos que si suben, se pierde recaudación en proporción; de la misma forma, bajarlos, hace que aumente la recaudación.

Por eso, el Estado tiende a consumirse a sí mismo: en el límite, o cede poder, o se autodestruye, al no quedar riqueza que explotar. El problema es que, si cede poder, no puede atender sus compromisos con los que ha embaucado a la sociedad, y puede encontrar las destrucción a sus manos.

La teoría económica lo demuestra, pues, con facilidad. Coinciden, de una u otra forma, Mises (Intevencionismo), Hayek (Camino de Servidumbre), Rothbard y Hoppe.

Sabiendo que tarde o temprano va a ocurrir, lo que nos hace falta es saber cuándo, cuánto falta para alcanzar un nuevo orden en que el Estado sea un mal recuerdo. Y ahí es donde Huerta de Soto iluminó la noche en el Casino de Madrid.

Porque nos dijo que será en este siglo. Lástima que aquí no aportó análisis praxeológico, sino simplemente su comprensión histórica. Pero, al fin y al cabo, es Huerta, así que por algo lo dirá.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Actualización de Menem

El otro día vi en la tele un (trozo de un) discurso de nuestro visionario presidente, uno que al parecer daba para andaluces, sobre esa cosa que nos ha anunciado, una Ley de Economía Sostenible, que pretendería implantar inicialmente en Andalucia.

Y no pude evitar acordarme de este discuso de Menem que vi hace un tiempo.

http://www.youtube.com/watch?v=p2Fnc-Iv1kE&feature=related

Obsérvese que ahora se cachondean de él (Menem), pero no está claro si los estudiantes de Salta se lo tomaban o no en serio.

Lo digo porque los asistentes al zapateril discurso parecían tomárselo en serio.

En fin, pobres andaluces...

martes, 26 de mayo de 2009

Otro artículo explicando la crisis

Con la particularidad de que este es el mío.
Lo mandé a la revista del colegio de Economistas asumiendo que sería bastante difícil que lo aceptaran. Como podéis imaginar, la escuela Austriaca no prolifera en los artículos de esta publicación.
Pero el caso es que lo aceptaron, y se ha publicado en el último número, con gran alegría para un servidor.

Aqui lo tenéis. Espero que os guste. Si lo encontráis interesante, por favor, circularlo. Qué la gente se entere de dónde está el verdadero problema.

Y, evidentemente, se admiten comentarios en este mismo foro.

http://www.megaupload.com/?d=NS6FERAU

lunes, 25 de mayo de 2009

¿Debe la Comunidad de Madrid colaborar para las "ayudas" a los coches?

Otra de las medidas estrellas del gobierno que nos asola fue la de dar 2000 Euritos para ayudas a la adquisición de coches. La sorpresa es que de los 2000, ellos solo ponen 500: otros mil los pone el fabricante, y los últimos 500 les toca a las Comunidades.

Como quiera que éstas no estaban informadas, se ha acudido a la negociación a posteriori. Y en esta resulta que, en el momento de escribir, tanto Madrid como La Rioja se niegan a ponerlo.

Obviamente, parece que la presión sobre las mismas es irresistible y las hará ceder: ¿por qué han de quedar los madrileños perjudicados frente a los restantes españoles? ¿Por qué ellos solo 1500 y los demás 2000? Una vez más, estamos ante la peligrosa demagogia que nos hace confundirnos. De hecho, las comunidades que se nieguen a hacerlo en realidad benefician a sus ciudadanos. Veamos por qué:

La clave de la cuestión es comprender que los 500 Euros vienen también de nuestro dinero, de nuestros impuestos. Por tanto, si esos 500 Euros (que ya nos han sido arrebatados), se dedican a comprar un coche, se dejan de dedicar a la sanidad o la educación (o a la reforma de despachos).

En las otras comunidades, han decidido que es mejor esta asignación que la alternativa. Pero, ¿qué ocurre si el madrileño se compra el coche en Ávila? Tachán, su ahorro será de 2000 Euros, solo que esta vez 500 los paga el castellano-leonés. Y el madrileño se los lleva a su tierra. Por lo que, si os fijais, y hablando en términos de interés general lo que me resulta desagradable, la comunidad de Madrid gana 500 Euros.

Quiénes se ven perjudicados por la medida? Evidentemente, los concesionarios de la comunidad de Madrid, que se ven privados de ese factor competitivo, y tendrán que buscar otros que les permitan sobrevivir. O bien, dedicarse a otras cosas en que sean más productivos para los madrileños. Porque, si los castellano-leoneses se empeñan en regalar a los madrileños coches, lo mejor es que en Madrid nos dediquemos a otras cosas, que esa necesidad ya está resuelta a un precio más bajo que el aquí obtendríamos.

Supongo, de todas formas, que la presión de estos agentes se incrementará en las próximas semanas, acompañada por la del ciudadano madrileño poco-pensante y desinformado, y terminará doña Esperanza cediendo a esos intereses, y perjudicando a sus conciudadanos. Qué se le va a hacer.

domingo, 24 de mayo de 2009

Leyes naturales y leyes económicas

Quizá mi pasaje preferido de Human Action es el siguiente, que traduzco libremente:

"Le corresponde a los hombres si harán un uso adecuado del rico tesoro que el conocimiento económico les proporciona o si le dejarán sin usar. Pero si fracasan en aprovecharse de él, y no tienen en cuenta sus lecciones y avisos, no anularán la economía; destruirán la sociedad y la raza humana"

Es prácticamente el último párrafo, con el que concluye Mises su magna obra.

Las leyes naturales y las leyes económicas tienen eso en común: ambos tipos de leyes se cumplen con independencia de nuestra voluntad. Por mucho que nos empeñemos, si soltamos una manzana, se caerá. Por mucho que nos empeñemos, si se fija el precio por debajo del precio de libre mercado, nos quedaremos sin la mercancia regulada.

Pero hay un aspecto en que son muy diferentes, que es bastante significativo. El hombre, con su ingenio y capacidad de innovación, puede luchar contra las leyes naturales, y hacerlo con éxito. La ley de la gravedad se sigue cumpliendo, pero con un avión el hombre es capaz de volar.

Sin embargo, el hombre no puede luchar contra las leyes económicas. En este sentido, éstas son inexorables, están en otro nivel que las físicas. Nos lo anuncia Mises: los intentos de luchar contra las leyes económicas, si se llevan al extremo, acaban con la civilización, y se siguen cumpliendo. No hay un "avión" que nos permita luchar contra el teorema del control de precios. Si el gobierno se empeña en mantenerlos y forzarlos, la sociedad queda destruida.

Que se lo digan a los romanos, cuyo imperio quedó destruido, según nos cuenta el propio Mises, por su empeño en controlar el precio de los cereales, a la vez que inflaba la moneda. Los latifundistas huyeron a sus propiedades, y se hicieron fuertes allí con sus familias y vasallos, constituyendo el germen de los señores feudales. Así se acabaron unos cuantos siglos, no años, de obra humana aparentemente indestructible.

En pleno siglo XXI, los gobiernos se siguen empeñando en luchar contra las leyes económicas, con la complicidad de una sociedad desinformada y apática. Pero da igual todo: esas leyes se van a cumplir y nuestra sociedad, tras unos pocos años, y no siglos, desaparecerá como lo hizo la romana. Quizá algún día inventemos el "avión" con el que sobrevolar la economía (desde luego, no será un helicoptero), pero mientras tanto, no hay quien nos libre de la leche que nos espera.

martes, 12 de mayo de 2009

Que nadie se deje engañar por la zapateril medida!

La propuesta más sobresaliente de nuestro querido presidente ha sido, en este debate de la nación, la supresión de la deducción por adquisición de vivienda a partir de 2011. Esto es, las viviendas que se compren de aquí a 2011 gozarán de la citada rebaja del IRPF, y las compradas con posterioridad, no.

El propósito de la medida no es fiscal, aunque a primera vista parezca la contrario. No es para acrecentar la recaudación que se eliminarán esas deducciones; de ser así, ¿por qué no suprimirlas ya? No, el propio presidente reconoce en su discurso que es para dar salida al stock de viviendas. Vamos, que es para prolongar la burbuja inmobiliaria (tratar, al menos) hasta las próximas elecciones.

Sinceramente, espero que no consiga su propósito, pues ,de hacerlo, la salida de la crisis se pondría extremadamante difícil. Todos estamos de acuerdo en que para salir es necesario que los precios de los bienes se ajusten a la nueva realidad del mercado, y especialmente los de las casas. Todos los esfuerzos que se hagan para sostener el precio de la vivienda contra viento y marea, solo harán que retrasar la salida de la crisis y hacerla más dura. Mientras no bajen los precios de las casas, por centrar el tema, no hay salida posible.

La teoría económica nos dice que el precio de las viviendas, dejando todo lo demás constante, tenderá a bajar, una vez se suprima la deducción, exactamente en la misma medida que se producen ahorros por la misma. Por lo tanto, la decisión de comprar la casa DEBE SER INDEPENDIENTE de la existencia o no de deducción que se planea suprimir.

Al comprador le va a dar lo mismo comprarla ahora y deducirse un 15% de sus pagos, que comprarla despúes de 2011 a un 15% menos, que es donde se colocarán los precios (ceteris paribus) en un periodo razonablemente corto tras desaparecer la deducción.

En cambio, si la gente cambia ahora sus decisiones de compra en base a este criterio, lo único que se va a conseguir es mantener la burbuja inmobiliaria durante otros dos años. Si sube la demanda, los precios subirán. Además, se les da la oportunidad a costructoras y bancos de deshacerse de un stock a precios que no van a volver a conseguir en la vida.

Por eso esta medida es un engaño, un vulgar engaño. Nos quieren encalomar el marrón acudiendo a nuestros bajos instintos y desconocimiento general de cómo funciona la economia. La gente que compre la vivienda guiada por la amenaza de desaparición de estas deducciones, se va a arrepentir muchos años, como ahora lo están haciendo los que compraron al albor del último boom.

Pónganse en el caso peor: los pisos todavía tienen recorrido a la baja. Si se compra ahora por el tema de la deducción, se compra posiblemente en otra burbuja. Y si luego el gobierno decide no quitar la deducción? Y si decide subirla para incentivar más las compras?

El problema principal no es que la gente se deje engañar o no: el problema es que si se les engañan, tenemos crisis hasta 2014, como mínimo.

No es mi estilo, pero, por la cuenta que nos trae, me quedo con las ganas de decir aquello de "pásalo".

domingo, 3 de mayo de 2009

Oliver: en los álbores del capitalismo

El otro día volví a ver, esta vez con los niños, esa excelente película musical, Oliver, inspirada en la obra clásica de Charles Dickens. La peli es muy buena, aunque quizá un poco larga. Eso sí, hay unas cuantas escenas musicales espectaculares, a algunas de ellas me referiré ahora.

Oliver es un niño huerfano, acostumbrado a las estrecheces del orfanato de beneficiencia en que vive. Al comienzo de la película, y tras atraverse a pedir más comida (un engrudo paliducho), es vendido a un enterrador. Y, muy poco después, se escapa del cuidado de su dueño, y se va a Londres, donde trascurre el resto de la película y de sus aventuras.

La llegada a Londres nos muestra una ciudad en plena ebullición. El liberalismo inglés del siglo XIX permitió una acumulación tal de riqueza que puso las bases para la prosperidad que vivimos desde entonces, ya con bastante menos libertad. Oliver se encuentra una ciudad llena de emprendedores que, unos dentro de la ley y algunos fuera, tratan de ganarse la vida y la fortuna atendiendo a las necesidades de sus congéneres.

La escena "Consider yourself at home" es la viva ilustración de este proceso. Cuando se observa la enorme cantidad de bienes que circulan en el mercado londinense, sobre todo en la participación de pescaderos y carniceros en el baile, es inevitable ponerse en el pellejo de Oliver, y recordar su refrigerio en el orfanato. Para Oliver eso debía de constituir el paraíso.

Pero no solo para Oliver. Pensemos en la gente de la época, incluso en la gente del pueblo en que está el orfanato. Son los albores del capitalismo. La gente, en general, vive con lo puesto; el capital acumulado apenas permite la economía de subsistencia para la mayor parte de la sociedad. En esas condiciones, incluso para gente acomodada, ver un pez o una ternera entera lista para comer, debía de ser casi inimaginable. Y hete aquí que en el mercado de Londres aquello está lleno de pescados y viandas, aparentemente hay para todos. Imagino que el shock no es solo para un huerfano pobre como Oliver, sino para la mayor parte de la gente de la época: les parecería un verdadero milagro (el de los panes y los peces?)

La otra escena relevante es la "Who will buy". Aquí Oliver, por la mañana, contempla la plaza en que vive la gente más rica de Londres. Poco a poco, la plaza se va llenando de comerciantes vendiendo absolutamente todo lo imaginable, desde rosas hasta servicios de limpieza de chimenea (los inevitables deshollinadores). Todos los emprendedores que llegan a prestar servicios a los ricos lo hacen, no por sentido de exclavitud o por rencor, no, sino porque de esa forma pueden mejorar su propia vida. Y por eso están contentos, incluso a esas horas de la mañana.

Son emprendedores que han comprendido que se pueden anticipar a sus competidores si llevan la mercancia a las casas pudientes, y obtener así un ingreso extra. Claro, que pronto son imitados por otros vendedores... en fin, los procesos de mercado vivos y a toda máquina.

Aparte de esto, no hay que perderse los bailes del inmortal Fagin.

sábado, 2 de mayo de 2009

Hiperinflación, mi error

Los que hayan leído este blog con algo de frecuencia, se habrán dado cuenta de que tengo una especie de obsesión con la inflación y su fenómeno extremo, la hiperinflación. Son bastantes entradas las que he dedicado a este aspecto, entre las chanzas de algunos comentaristas, y he mantenido imperturbable mi previsión, basada en el razonamiento lógico de Rothbard, de que la creación de más dinero por parte de los bancos centrales, y más en las dimensiones en que se está haciendo, llevará inevitablemente a la inflación, posiblemente hiper.

Al mismo tiempo, confieso (y creo haberlo hecho antes también) que no acababa de entender bien el fenómeno de bajada de precios que se estaba y se está produciendo. Me conformaba con la explicación convencional de que está bajando la demanda como consecuencia de la crisis, hasta el punto de que dicha caída compensaba el aumento de dinero. El propio Rothbard se refiere sin mucha concreción a este fenómeno cuando dice que, al principio, la gente guarda su dinero esperando mayores bajadas de precios, para luego lanzarse a su gasto una vez constata que tales bajadas no se van a producir.

Por suerte, en estos últimos tiempos he podido leer el clásico de Huerta de Soto sobre los ciclos económicos, y ya tengo una comprensión mejor de lo que está ocurriendo, incluida una explicación integral de por qué necesariamente se ha de pinchar la burbuja que crea la inflación-creación de nuevo dinero.

Lo cierto es que, aunque tenía alguna pista, se me escapaba que la principal fuente de inflación no es la creación de nuevo dinero por los gobiernos (con imprenta o a través de préstamos de los bancos centrales), sino la que crean los bancos mediante la reserva fraccional. Cuantitativamente, es muy superior esta última a la primera.

¿Qué es lo que ocurre? Pues que, desde hace unos meses, como bien sabemos, los bancos están restringiendo enormemente la concesión de créditos; al mismo tiempo, están aprovisionando dinero, y tratando de que se les devuelvan muchos préstamos. Todas estas acciones "destruyen" parte del dinero creado por los bancos. Y esta parte de dinero destruido parece ser muy superior a la que insuflan los gobiernos mediante nueva creación.

Así que el gobierno, pese a todos sus intentos, no es capaz de compensar la destrucción de dinero falso que están haciendo los bancos, y esto lleva a una reducción de precios de los bienes. Así se explica el fenómeno de deflación (bajada de precios) que estamos conociendo estos meses, al menos en los bienes reflejados en el IPC.

Desgraciadamente, una vez explicada esta situación transitoria, el resto de mi razonamiento se mantiene. Esto es, se ha creado mucho dinero por los gobiernos. Y, en cuanto los bancos reanuden su actividad crediticia (para lo cual los propios gobiernos les meten mucha presión), su multiplicador entrará en juego, y su capacidad de creación actuará sobre una base de dinero mucho mayor. Con lo que la hiperinflación sigue ahí, a la vuelta de la esquina.

¿Signos de alerta temprana? Los que los malos analistas asocian con la salida de la crisis económica: subidas espectaculares de la bolsa, y repuntes del IPC.

viernes, 1 de mayo de 2009

La burla de los anuncios sobre las elecciones europeas

Esta semana me ha tocado visita relámpago a la capital de la burocracia europea, donde "Europa" se vive en primera persona, y donde incluso el aeropuerto exuda aroma a burocracia y lobby.

¿Y qué me he encontrado? Pues, entre otras cosas, unos inmensos carteles, en el aeropuerto, invitando a votar en las próximas elecciones europeas. Parece que los ciudadanos no nos tomamos demasiado en serio eso de elegir representantes, y es necesario que nos gastemos el dinero, imagino que mucho, en convencernos a nosotros mismos de la importancia del proceso.

Sin embargo, es precisamente dicha importancia la que quedaba en entredicho al ver el contenido de esos carteles. Recuerdo tres. Uno planteaba la pregunta de cuánto queremos "domesticar" a los mercados financieros, flanqueado el texto por un león y un gatito.

Otro se refería a algo relacionado con las manzanas, aunque no me acuerdo exactamente de qué. Y el tercero, que fue el primero que vi, era sobre el etiquetado del pollo. EL ETIQUETADO DEL POLLO!!! Es en serio, si bien cuanto más lo pienso más me parece una tomadura de pelo al ciudadano cuyo voto, cuya complicidad, se está pidiendo.

O sea, que para pronunciarse sobre el etiquetado del pollo tenemos que mantener a un club selecto de 600 tipos, a los que pagamos la friolera de 9.000 Euros mensuales, libres de impuestos (aquí no hace falta conservar las apariencias), más dietas y otros tipos de privilegios.

El anuncio se califica a sí mismo, y resulta paradigmático de la tomadura de pelo que suponen las democracias en que nos ha tocado vivir, de las que el Europarlamentos constituye el ejemplo en que la caricatura exagera más sus facciones.

Como 1) el etiquetado del pollo me importa un pimiento (sin etiquetar) y 2) aunque me importara, sería imposible determinar ahora la posición de ningún partido político sobre el asunto, y 3) aunque la publicaran, no tengo ninguna garantia de que la mantuvieran, a mi este anuncio me hubiera servido para despejar las dudas (si las hubiera tenido) sobre la conveniencia de votar en las próximas elecciones.

A mí estos señores no me vuelven a tomar el pelo.