martes, 31 de marzo de 2020

Pequeño hombre, ¿y ahora qué? ("Kleiner Mann, was nun?"), de Hans Fallada

Tras la lectura de "Jede stirbt für sich allein" era claro que iba a repetir lectura de Fallada. No ya es que el libro me gustata bastante, sino que encuentro también su alemán bastante accesible. Recuérdese que es un autor hasta cierto punto costumbrista, pero costumbrista de la Alemania nazi. O sea, nos cuenta cómo vivía la gente normal, con la aparición de vez en cuando de algún nazi o comunista.

En esta novela, ambientada en los 30, la aparición de miembros de estos grupos es casual, y tiene relativamente poco impacto en el desarrollo de la novela. Pero eso es correlativo con el hecho de que los nazis aún no tienen el poder, prueba de lo cual es la existencia de comunistas, y la aparición de judios sin sometimiento a discriminación.

Los protagonistas de la novela son Hannes Pinneber y Emma (Lämmchen) Morschelei, una pareja de clase baja que decide casarse en respuesta a un embarazo nada más empezar el relato (aunque nos da tiempo a constatar el ambiente familiar de los Morschelei, donde el padre es nazi y Karl, el hijo, es comunista.

Desde el mismo comienzo nos damos cuenta de que estamos ante una historia de miseria, de vivir con estrecheces y al día, pues el análisis previo al matrimonio es un estudio de viabilidad en que ambas partes recuentan ingresos y gastos previstos para ver si se pueden emancipar. Esta preocupación por el dinero será constante y angustiosa en algunos momentos de la novela, pero me temo que es la vida misma y más en los años de crisis en que ésta se desarrolla. ¿Será una vida así la que nos depare la crisis post-coronavirus? Afortunadamente, han pasado años desde los 30, en los que se ha podido acumular mucho capital (pese a los derroches de los Gobiernos) y mucho destrozo habrá que hacer para situarnos como en aquella época, aunque no digo que un buen gobierno socialcomunista no sea capaz de hacerlo (y el que no me crea que mire a Venezuela).

El caso es que la pareja se va a vivir a un pueblo, Ducherow, donde compartirán palacio con una aristócrata arruinada por la inflación de Weimar, y de donse se tendrán que ir al perder Hannes su trabajo por una serie de desdichas, incluida la asistencia de un trabajador nazi a un evento festivo inexcusable.

La madre de Hannes les acoge en Berlin, donde conocerán una época de cierta estabilidad, en la que viven en una especie de buhardilla sobre un almacen antiguo cine, y él trabaja en una tienda de ropa. Aquí asistiremos a sus trucos para conseguir las ventas que tiene como objetivo diario. Pero sobre todo asistiremos a los mejores momentos de la novela. Uno de ellos transcurre durante el parto de Lämmchen, en que Hannes se ve obligado a estar solo en su casa y por las calles, y a reflexionar sobre la muerte, la soledad y el amor: "Er mag nichts empfinden, was nicht mit Lämmchen zusammenhängt." ("No quienre sentir nada, que no le ocurra junto a Lämmchen").

Posteriormente llegan momentos preciosos, de gran lirismo, como el uso del reloj para tranquilizar al bebé, la sesión de cine acompañados por un amante de la madre de Hannes, o esa terrible noche de dolores infantiles que culminarán en el primer diente del bebé. Pero también llegan esos momentos que dan título a la novela, donde se ve a esa pequeño hombre enfrentado a la Administración Pública para conseguir que le retribuyan los gastos médicos, e indefenso ante los vaivenes sociales y sobre todo el paro. Fallada captura perfectamente la esencia del momento en que Hannes interactúa con el funcionario de la Seguridad Social: "Aber beide sind Feinde, Todfeinde, denn einer sitzt hinter der Barriere und der andere steht davor. Der eine will, was er für sein Recht hält, aber der andere hält es für eine Belästigung." ("Pero ambos son enemigos, enemigos a muerte, pues uno se sienta tras la barrera y el otro delante. Uno quiere aquello que ve como su derecho, pero el otro lo tiene como una carga").

También perderá este trabajo, y la pareja se verá obligada a vivir en una parcela a las afueras de Berlin, de las que aún son visibles en determinados barrios, y en las que supuestamente solo se puede cultivar. Hannes conocerá el paro y la desesperación en otra serie de escenas emotivas, una de las cuales le lleva al estudio de su amigo Heilbutt, precisamente quien les alquila la parcela. Por cierto que el tal Heilbutt se dedica al negocio de fotos de señoras ligeras de ropa, lo digo para el que se piense que lo que sala en la serie Berlin Babylon en un anacronismo.

Aquí, Hannes constata lo que es la pobreza: "Armut ist nicht nur Elend, Armut ist auch strafwürdig . Armut ist Makel, Armut heißt Verdacht." ("La pobreza no es solo miseria. La pobreza es también un castigo. La pobreza es una mancha. La pobreza significa sospecha"). Por suerte, tras un final arrastrado en que se nos hace temer lo peor, el amor triunfa sobre la desesperación y el pequeño hombre sigue adelante.


Tengamoslo claro: el hombre es pequeño para Fallada porque convive con una entidad elefantiásica que el autor ve crecer en tiempo real. Estamos en los 30, donde los Estados están tomando tamaños que nunca se habían visto, y las personas reflexivas se dan cuenta de que esto sucede, aunque no ven aún sus implicaciones. Una de ellas será la Segunda Guerra Mundial; otras, las sucesivas crisis económicas creadas por estos mismos Estados al tener el monopolio de la moneda. Y, como colofón, esta del Coronavirus en que la humanidad ha sido confinada en una situación sin precedentes históricos que es prueba del poder que han acumulado los Estados en los siglo XX y XXI.

Creo que este párrafo puede resumir el sentimiento de Fallada: "Ach, er ist ja einer von Millionen, Minister halten Reden an ihn, ermahnen ihn, Entbehrungen auf sich zu nehmen, Opfer zu bringen, deutsch zu fühlen, sein Geld auf die Sparkasse zu tragen und die staatserhaltende Partei zu wählen. Er tut es und er tut es nicht, je nachdem, aber er glaubt denen nichts. Gar nichts. Im tiefsten Innern sitzt es, die wollen alle was von mir, für mich wollen sie doch nichts." ("Ah, él es uno de los millones a los que hacen discursos los Ministros, le amonestan para que asuma privaciones, haga sacrificios, se sienta alemán, lleve su dinero a la caja de Ahorros y vote a los patidos que preservan el Estado. Él lo hace y no lo hace, después, pero no se cree nada. Nada de nada. En su interior sabe que ellos quieren todo de mí, pero nada para mí."
 
 Este libro de Fallada no me ha gustado tanto como el primero que leí de él, pero sigue siendo lo suficientemente atractivo para que se renueve mi interés por él.

sábado, 21 de marzo de 2020

Darkness in Noon, de Arthur Koestler

Esta es una novela bien conocida en el ámbito ideológico, pues fue la primera en denunciar las purgas que estaba haciendo el régimen de Stalin, y en darlas a conocer a Occidente, solo para que el autor, comunistas hasta su viaje a la URSS, fuera vilipendiado por la "inteligencia", en particular la francesa. Todos esto no se me ha ocurrido a mí, se lo leí a Losantos en su Memoria del Comunismo.

El libro fue escrito originalmente en alemán ("Sonnenfinsternis", que más bien sería penumbra), pero la versión original se perdió hasta hace muy poco, por lo que todo el mundo lo que ha leído es la traducción al inglés que hizo la novia de Koestler, Daphne Hardy, y las versiones en alemán serían traducción de esta. Así justifico haberlo leído en inglés, en vez de en original.

Pero bueno, al grano. El libro nos narra la estancia en prisión de un antiguo gerifalte soviético, un tal Rubashov, no sé si personajes histórico o alter-ergo de alguno. El relato comienza con su entrada en prisión, y se estructura en torno a los cuatro interrogatorios que sufre. Pero no es un libro de vida en prisión, ni mucho menos. Si veremos algún atisbo, principalmente en la forma de comunicarse con los otros presos, que es a través de golpes en las paredes, con una especie de código Morse.

Lo importante del libro, una vez superado el escándalo de la denuncia, algo que ya no podemos apreciar por el tiempo pasado, es el debate que mantiene Rubashov con sus sucesivos interrogadores, primero Ivanov, también de la vieja guardia y ex-compañero del prisionero, y luego Gletkin, más joven y representante de la clase staliniana. Antes de ellos, Rubashov compartirá con el lector su experiencia para resistir la tortura (sabes exactamente en qué consiste) y el seguimiento de su curso según el tipo de gritos. Ya ves.

Lo cierto es que nadie tortura a Rubashov, al menos no físicamente. Entre interrogatorios, se producirá la muerte de un amigo de Rubashov, el comandante y héreo Bogrov, acusado de sabotaje por tener discrepanacias con el Número 1 en la forma de extender la revolución: Stalin para ese momento cree que Occidente no está maduro para la revolución y opta por la táctica del Bastión, aguantar la revolución en la URSS hasta que el resto del mundo esté maduro, mientras que otros, como Bogrov, creen que hay que hacer la revolución ya. Eso se traduce en un conflicto a la hora de fabricar submarinos: Bogrov cree que tienen que ser grandes, para atacar; Stalin que pequeños, para defenderse. En conclusión, Bogrov es un traidor y es ejecutado.

La discusión con el primer interrogador, Ivanov, versa sobre el individuo en relación con la masa: "You have now repeatedly said ‘you’—meaning State and Party, as opposed to ‘I’—that is, Nicolas Salmanovitch Rubashov. For the public, one needs, of course, a trial and legal justification. For us, what I have just said should be enough.

O el cambio de esquema tras la revolución, la decepción de con la gestión del día a día tras el espíritu revolucionario: "Politics mean operating with this x without worrying about its actual nature. Making history is to recognize x for what it stands for in the equation.”(donde x es el pueblo). Por eso, no tienen reparos en ser iconoclastas, como con este golpe a Gandhi: "Gandhi’s inner voice has done more to prevent the liberation of India than the British guns. To sell oneself for thirty pieces of silver is an honest transaction; but to sell oneself to one’s own conscience is to abandon mankind." (hay que entender liberación a la bolchevique, claro). Y concluyen con este desesperanzado: "... humanism and politics, respect for the individual and social progress, are incompatible."

 
De repente, desaparece Ivanov del escenario y le sustituye Gletkin. Luego nos enteraremos de que ha sido ejecutado mediante expediente administrativo. Rubashov tiene la suerte de estar sujeto a juicio público, de ahí la importancia de que sea condenado con una propia confesión que sirva al régimen para sus fines. El último sacrificio del revolucionario es inmolarse con una confesión que le sirva de algo a Stalin.
 
La discusión pasa a ser sobre cómo guiar a las masas incultas y no preparadas. Rubashov escribe:  “The maturity of the masses lies in the capacity to recognize their own interests. This, however, presupposes a certain understanding of the process of production and distribution of goods. A people’s capacity to govern itself democratically is thus proportionate to the degree of its  understanding of the structure and functioning of the whole social body.", y le da un hostión a cualquie regimen democrático occidental, donde la gran mayoría de la gente no tiene ni idea de economía, y sin embargo ahí les tienes votando (y sobre el consenso en cómo luchar contra el Coronavirus no voy a entrar por puro cansancio).
 
Gletkin nos va a deleitar con un maravillosa alegoría, que comienza con una inesperada pregunta a Rubashov: ¿aprendió a manejar un reloj de pequeño? Gletkin sostiene e ilustra que la masa rusa NO está lista para la industrialización (nadie les enseñó a manejar el reloj), pero que el régimen no le puede echar la culpa del desastre, y que por tanto necesita chivos expiatorios. Aunque sean falsos chivos expiatorios ("Truth is what is useful for humanity, falsehood what is harmful"). A ver, el Número 1 sabe lo que es bueno para todos, no como los individuos; y como estos no están preparados para la gran visión, los planes salen mal, por culpa de la masa. Ahora bien, a ellos no se les puede echar la culpa, así que muere confesando que fuiste tú para que la masa no se desmoralice y aguante.
 
Y por fin hace Rubashov esta magnífica confesión “I plead guilty to not having understood the fatal compulsion behind the policy of the Government, and to have therefore held oppositional views. I plead guilty to having followed sentimental impulses, and in so doing to have been led into contradiction with historical necessity. I have lent my ear to the laments of the sacrificed, and thus became deaf to the arguments which proved the necessity to sacrifice them. I plead guilty to having rated the question of guilt and innocence higher than that of utility and harmfulness. Finally, I plead guilty to having placed the idea of man above the idea of mankind. ...”

Pero le han surgido dudas sobre la revolución y lo que está haciendo el régimen, que se pueden resumir en otro excelente párrafo, de análisis frío y teórico: "Obviously only such suffering made sense as was inevitable; that is, as was rooted in biological fatality. On the other hand, all suffering with a social origin was accidental, hence pointless and senseless. The sole object of revolution was the abolition of senseless suffering. But it had turned out that the removal of this second kind of suffering was only possible at the price of a temporary enormous increase in the sum total of the first." (subrayado propio).
 
Habida cuenta del contenido del libro, la vena escandalosa que debió suponer en su momento el descubrimiento de lo que estaba haciendo Stalin, ya no resulta de demasiado interés para el lector contemporáneo, al que supongo suficientemente informado de tales desmanes. Lo más interesante de este libro es meterse en la forma de pensar y teorizar de los comunistas, los razonamientos sobre esa x o masa. El libro no es una maravilla de estilo (no deja de ser una traducción de una amateur), pero tampoco se sufre demasiado con el texto.
 
 

jueves, 19 de marzo de 2020

Walden y Civil Disobedience, de Henry David Thoreau

Thoreau es un nombre que aparece una y otra vez en el ámbito de anarquismo, y no acababa de tener claro por qué. Era cuestión de tiempo que me enterará, y la importante referencia a "Walden" en el recientemente leído Blueprint, me hizo lanzarme por fin al descubrimiento. Tremendo error.

El volumen que he leído tiene dos obras de Thoreau, que tradicionalmente se editan juntas, dada la brevedad de la segunda ("Civil Disobedience"). Como siempre he sido un hombre de completos, aproveché para leer las dos obras, que asumía bastante conectadas. Y el caso es que la cosa no empezó mal. La edición leída empieza con un interesante preludio de un par de eruditos, y, como suele ser el caso, predispone positivamente a la lectura. Luego resultó que era más interesante este análisis preliminar que la obra de Thoreau.

El caso es que "Walden" es una novela realmente insufrible. Solo la he podido terminar a fuerza de voluntad, porque es un rollo. Thoreau es pedante, grandilocuente y carente de empatía para contar cosas de interés. Me explico: se supone que es un relato de su vida en el bosque Walden, al que se retiró a vivir en solitario durante unos años. Y se supone que nos va a contar cómo sobrevivió. Pero qué va. Hombre, algún truco sí que cuenta, pero la novela es principalmente sobre sus observaciones y reflexiones del entorno. Pero es que, como el tipo era muy leído, hay constantes referencias a obras clásicas, no solo griegas y latinas, también chinas, hindúes, iraníes... Así pues, tenemos un manual de supervivencia escrito en clave gongorina. Obviamente, mi edición está bien anotada, sino no las hubiera pillado.

Al principio, trataba de consolarme con su sentido del humor, que algo tiene. Aquí dejo una muestra:
"“You cannot live on vegetable food solely, for it furnishes nothing to make bones with;”and so he religiously devotes a part of his day to supplying his system with the raw material of bones; walking all the while he talks behind his oxen, which, with vegetable-made bones, jerk him and his lumbering plough along in spite of every obstacle."
Otra: "As for Doing-good, that is one of the professions which are full."


Y con las frases brillantes que se pueden obtener del lodazal de su pedantería:
"This spending of the best part of one’s life earning money in order to enjoy a questionable liberty during the least valuable part of it"(sobre la vida dedicada al trabajo)
Sobre las cosas en ruinas: "When the thirty centuries begin to look down on it, mankind begin to look up at it."
"Solitude is not measured by the miles of space that intervene between a man and his fellows."

"Objects of charity are not guests"
"The farmer knows Nature but as a robber"

Sorprende su temprana declaración pro-vegetarianismo: "I have no doubt that it is a part of the destiny of the human race, in its gradual improvement, to leave off eating animals, as surely as the savage tribes have left off eating each other when they came in contact with the more civilized."

En todo caso, ya por la mitad del libro la cosas se me empezó a hacer insoportable. Creo que el nadir fue el momento en que describe una batalla de hormigas (!) que presencia tras su cabaña. Más adelante nos deleitará también con sus reflexiones sobre la medida de la profundidad del lago Walden, aunque al menos aquí sí hay una frase meritoria: "The amount of it is, the imagination, give it the least license, dives deeper and soars higher than Nature goes."
 
El caso es que en algún momento se terminó este tostón infumable, y casi sin solución de continuidad, llegué a su "Civil Disobedience", su obra más conocida y más interesante para mí.
 
Me encontré con un ensayo del mismo estilo pedante, afortundamente sin tanta referencia erudita, sobre la relación del individuo y del gobierno. No se trata de algo razonado o académico, es más bien un alegato contra la intervención del Estado en nuestras vidas, pero con una causa bien clara: la rabieta que se ha cogido por pasar una noche en la cárcel al negarse al pago de una tasa impositiva. Ello lo vinculará con fines más altos (el fin de la esclavitud o la guerra con México), pero al final uno se queda con que le sentó bastante mal lo del impuesto.

De hecho, quien esté tentado a asociar a Thoreau con el anarcocapitalismo lo pensará dos veces al encontrarse con este desprecio por el dinero: "Absolutely speaking, the more money, the less virtue; for money comes between a man and his objects." O sea, el intercambio indirecto es malo para el ser humano. Y es que yo creo que este tipo es sobre todo un misántropo, un asocial: no odia al Estado como tal, sino como excrecencia de la sociedad.
 
No obstante, su exabrupto nos dona algunas frases de esas que conviene tener a mano, y algunos razonamientos apreciables. 
- Una visión para la esperanza. "That government is best which governs not at all;” and when men are prepared for it, that will be the kind of government which they will have."
- "I think that we should be men first, and subjects afterward. It is not desirable to cultivate a respect for the law, so much as for the right." (The right es lo correcto, no el Derecho)
- Problemas de la democracia: "I cast my vote, perchance, as I think right; but I am not vitally concerned that that right should prevail. I am willing to leave it to the majority. Its obligation, therefore, never exceeds that of expediency." 
- Magnífica esta cita a Confucio, repleta de sabiduria china: “If a state is governed by the principles of reason, poverty and misery are subjects of shame; if a state is not governed by the principles of reason, riches and honors are the subjects of shame.” La traduzco: "Si el estado se gobierna por los principios de la razón, la pobreza y la misería son vergonzosas; si el estado no se gobierna por dichos principios, la riqueza y los honores son vergonzosos". Queda para cada uno preguntarse si y qué ricos y excelentísimos españoles son una vergüenza o no.

Y cierro con una bonita frase que es un buen colofón tanto para su ensayo como para esta entrada. Léase con cuidadom porque incorpora buenas dosis de la pedantería de Thoreau, aunque a estas alturas de la lectura uno ya estaba curado de espanto.
"They who know of no purer sources of truth, who have traced up its stream no higher, stand, and wisely stand, by the Bible and the Constitution, and drink at it there with reverence and humility; but they who behold where it comes trickling into this lake or that pool, gird up their loins once more, and continue their pilgrimage toward its fountainhead."

Ya sabéis, pasad de "Walden". "Civil Disobedience" es una lectura muy corta, y merece más la pena.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Los demonios del mar, de José Javier Esparza

Disfruté enormemente con la trilogía de la Reconquista de este periodista-escritor-historiador, y casi aún más con su continuación "La cruza del Océano", todos ellos lecturas amenas, recomendables e instructivas. Lógicamente, era cuestión de tiempo que le diera oportunidad a alguna de sus novelas históricas, que veo que tiene unas cuentas. Y se lo he dado con estos "Los demonios del mar" aprovechando que está terminando la serie Vikings, otra magnífica aportación para los interesados en la historia.

Gracias a la serie, los vikingos o normandos se ganaron un puesto de respeto en mis conocimientos históricos, y gracias a Esparza no me sorprendió ver, en la serie, que llegaban a Al-Andalus, aunque sí lo había hecho que llegaran a Paris. Por cierto, la serie se "fuma" el principal episodio de los vikingos en la península, quizá porque de ese salieron trasquilados. Pero, no preocuparse, Esparza llena el hueco satisfactoriamente.

Porque los demonios del mar del título son, por si no lo has adivinado, los vikingos. Y esta novela es la narración, novelada, de los episodios de encuentro que tuvieron tanto cristianos como musulmanos con los hombres del norte, eventos históricos que ocurrieron en torno al año 950.

El momento histórico es apasionante: el reino cristiano de Oviedo se está tratando de extender a lo que serán en el futuro León y Castilla, lo que hace mediante héroes pioneros y el concepto jurídico de presuras. Pese a ello, tiene múltiples intrigas internas, y acaba de salir de una guerra civil en que el rey, Ramiro I, ha derrotado a su adversario Nepociano, al que ha confinado en un convento. Por su parte, el reino musulmán, inmensamente más rico que el cristiano, tiene también algunas desaveniencias, mucho más contenidas, entre Abderraman II y los Banu Qasi de Aragón, que no llegan a las manos.

En estos momentos, aprovecha una horda de vikingos para acercarse a nuestras costas. Los líderes en la novela son personajes ficticios (Ragnar Haroldson) e históricos (Bjorn Ironside), pero de los que no consta que participaran en la expedición. Los vikingos serán avistados en Gijón y atacarán la región de La Coruña, donde tras unos escarceos serán derrotados y puestos en fuga por las huestes de Ramiro. Nótese que los vikingos tenían la supremacía tanto numérica como en calidad (eran guerreros profesionales, frente a los reclutas que ponían en juego los cristianos), por lo que la victoria es de gran mérito.

Derrotados en el norte, un grupo de vikingos seguirán bordeando el Atlántico hasta Sevilla, saqueando Lisboa (una Lísboa musulmana) y Cádiz por el camino. Allí serán aniquilados por los musulmanes, pero es claro que este episodio ya es secundario para Esparza, que centra su novela en el primero.

El autor aprovecha también para tratar otros temas secuendarios, como el uso de las palomas mensajeras por los árabes; la sensación que podrían haber tenido los vikingos de llegar a Itálica (¿cómo verían ellos una espléndida ciudad romana abandonada?) y también algunos aspectos "jurídicos" de la Reconquista. Me encantó esta explicación sobre la propiedad de las tierras en el reino de Oviedo y qué significa que sean de un rey:
"Llevan su nombre, pero no son suyas. Que un monte sea del rey significa que todo el mundo puede usarlo según las leyes que el propio rey establece."

La novela es ciertamente interesante, pero le falta magia. Esparza escribe bien, pero no acaba de trasladarte al sitio, algo que autores como Posteguillo o Falcones, o George Martin en su edad media fantástica, conseguen con gran brillantez. Por ejemplo, las batallas están bien contadas, pero uno no acaba de entrar en ellas y no siente emoción con sus participantes. El estilo de Esparza le hace ser magnífico cuando hace historia divulgativa, pero no le vale para la novela histórica.

Así que por el momento no seguiré con sus novelas. Tenía por ahí otra llamada "El caballero del Jabalí Blanco" de la que ésta se podría considerar continuación, pues reaparece el tal caballero. Lo digo para el que conozca aquella.

Cierro con una reflexión, surgida durante la lectura de la novela. Tanto Wilson (Darwin's Cathedral) como Haidt ("The righteous Mind"), postulan que la religión sirve para alinear un elevado número de personas en una serie de principios o fines. Leyendo este libro, veo que el Valhalla, el paraiso vikingo, juega perfectamente este papel a la hora de alinear a los normandos en ese objetivo o modo de vivir bélico que tan buen resultado les dió. Los vikingos, sobre todo los berserks, iban contentos a su muerte, porque estaban convencidos de que Valkyrias les recibirían con brazos (y otras partes del cuerpo, imagino) abiertos en el otro mundo. Sin esa creencia, ¿hubieran sido tan efectivos en las batallas?

miércoles, 4 de marzo de 2020

El tren llegó puntual ("Der Zug war pünktlich"), de Heinrich Böll

Se trata de una corta pero emotiva novela, en que aparecen los mejores valores de la literatura alemana, como cabía esperar a la vista de su autor. Heinrich Böll es premio Nobel de Literatura y su obra principal es la ultraconocida "Ansichten eines Clown" (Opiniones de un Payaso). Esta novela la leí hace unos años, y la disfrute con matices. Se notaba que era buena literatura, pero que mi alemán no estaba a la altura de las circunstancias. Lo bueno es que éste, de un estilo muy similar, no me ha constado nada leerlo y disfrutarlo, lo que me prueba que voy mejorando mi nivel, aunque no lo note. Por otro lado, me surge la duda de si no debería releer aquella, a la luz de esta constatación.

Lo que tenemos en este libro es la historia de un soldado que va a la guerra, en concreto al frente oriental en la Segunda Guerra Mundial. Y va a la guerra en un tren, claro, que coge en Dortmund y que llevará al frente más allá de Lviv/Lemberg, en la actual Ucrania, pasando por diversos sitios, entre Przemysl. Lo resalto porque estuve allí este verano, precisamente para coger el tren a Lviv.

Böll nos cuenta las reflexiones del soldado durante el trayecto, siempre enmarcadas en el contexto de la convicción del protagonista, Andreas, de que va a morir cuando acabe su trayecto en tren. Al principio, sus pensamientos van de concepto de "Pronto" (Bald) y como se va estrechando tanto en el espacio como en el tiempo. Se mezclan estas reflexiones con recuerdos de Amiens y de unos bellos ojos que han supuesto el único amor de su vida.

En algún momento, se encontrará con dos compañeros de viaje. Uno no pasará de ser el Rubio (Blonde), mientras que el otro evolucionará de "Unrasierende" (el sin afeitar) a Willi, una vez se afeite en Przemysl. Al mismo tiempo, la reflexión sale del protagonista, y el narrador dejar de hablar en primera persona para hacerlo de Andreas, pero esto ocurre pasado la mitad del libro y sorprende algo al lector.

En Lemberg por fin se traslada la escena fuera del tren. Lemberg es la capital de Galizia, nombre del que Böll nos dice: "Galizien, das Wort ist wie eine Schlange, die winzige Füße hat und die Gestalt eines Messers, eine Schlange mit blitzenden Augen, die sanft über die Erde schleicht und schneidet, die die Erde entzweischneidet." ("Galizia, la palabra es como una serpiente que tiene pequeños pies y la forma de un cuchillo, una serpiente con ojos brillantes, que que se desliza suavemente sobre la Tierra y corta, corta la Tierra en dos parte"- traducción propia).

Aquí comerán en un buen restaurante (doy fe de que hay unos cuantos en la ciudad) y la celebración posterior les llevará a un burdel, donde Andreas conocerá a Olinda, prostituta a la par que espía polaca. En esta escena tendremos excelente momentos del libro, como los remordimientos de Andreas por el maltrato que dió a una puta famélica en Paris; los reflexiones de Olinda sobre que ellos, los polacos de la resistencia, también matan inocentes, y los rezos por los judíos de las distintas ciudades del frente. Bueno, esto lo hace muchas veces durante el viaje, aunque solo la última "knien vor dieser Couch, die so viele Sünden gesehen hat" ("arrodillado ante esta sofá que tantos pecados ha visto"). Hay también una descripción musical a las que tanto acostumbran los escritores alemanes, en este caso de una pieza de Bach.

En todo caso, ya anticipo que el soldado no escapará a su destino, y que el tren será puntual, como el título nos invitaba a pensar. En fina, es una obra magnífica digna de su autor. Muy recomendable su lectura en alemán, aunque no creo que pierda mucho si se lee traducida.

martes, 3 de marzo de 2020

M. El hijo del siglo, de Antonio Scurati

En esta narración o ensayo se nos cuentan unos años de la vida de Mussolini, desde 1918 a 1924, que son aquellos en que surgió el fascismo hasta que se hizo con el poder en Italia. Así que no estamos ante una biografía de Mussolini (que era lo que pensaba cuando empecé a leerlo) ni ante unas memorias del gobierno fascista de Italia. Como digo, el foco es muy estrecho: surgimiento y toma de poder por los fascistas.

Es estilo narrativo es, contrariamente a lo que cabría esperar de un estudio histórico, bastante poético, por eso lo he calificado arriba como ensayo. Eso sí, cada capítulo va acompañado de extractos de documentos históricos en que se justifica la realidad de la narración.

La historia comienza con Mussolini, periodista de un influyente medio, recién abandonado el partido socialista (sorpresa, eh, el fascismo tiene sus raíces en el socialismo), y tratando de construir sin éxito las que él llama Fascios de Combate. El objetivo de estos fascios parece ser defender a la gente de la posible revolución socialista o comunista, pero no está claro. En todo caso, como he dicho, tiene un éxito bastante limitado: los elementos se cuentan con los dedos de una humano, siendo la espina dorsal miembros del antiguo cuerpo de los Osados, recién vuelto de la Primera Guerra Mundial.

En contraste, brilla la figura de Gabrielle d'Annunzio, el vate, poeta y héroe de guerra, que tomará la iniciativa de tomar Fiume (actual, Rijeka) para los italianos, ante los titubeos de los negociadores internacionales. A Italia se la percibe como humillada por el reparto posguerra.

Pero el disparador del fascismo no tiene nada que ver con ésto. Una vez más, el éxito de esta ideología totalitaria se lo debemos, tachán, al socialismo. ¿Por qué? Como he dicho, los "fascistas" (integrantes de los fascios) se contaban con los dedos de una humano. Hasta que, tras las elecciones y con los socialistas en el Parlamento, decidieron empezar la revolución socialista, por Ferrara ni más ni menos. La cosa se extendió como la pólvora, y la gente normal se empezó a asustar: pequeños propietarios, funcionarios, profesionales... En esos momentos, fueron los fascios los que salieron a defenderlos (¿o a atacar a los socialistas?), y, en consecuencia, se produjo lo inesperado: la gente cambio el miedo por odio, y empezaron a aparecer "fascistas" por todos lados. Así que el surgimiento del fascismo tiene un origen bastante claro.

Scurati aprovecha estos momentos para presentarnos al contrapunto de Mussolini, el socialista Giacomo Matteoti. Aunque su figura se irá agrandando durante la narración, no hay que olvidar su primera elocución de presentación, para que veamos socialismo en vena: "es el momento —proclama Matteotti— en el que la clase burguesa, que posee la riqueza, el ejército, la judicatura, la policía, se desmarca de la legalidad y se arma contra el proletariado para preservar sus privilegios. El Estado democrático que se basa en el principio de que «la ley es igual para todos» es una burla." O sea, que todo lo que sea frenar la revolución socialista va contra la democracia. Si no fuera por lo que tenemos ahora mismo en el gobierno de España, sería de risa.

Contra ellos, los fascitas empiezan a mostrar su consumada capacidad de propaganda. Ante unos muertos asesinados por los revolucionarios, se hace una ceremonia pero "todo en ella, la homilía, el mea culpa, el padrenuestro, las hileras de la multitud presente, debe servir para que queden sin enterrar. Que no caiga la tierra sobre su tumba. Los muertos no se conmemoran: se vengan."

Esta inflexión inesperada en el fascismo da lugar a la aparición de famosas figuras, tipo Italo Balbo, Arpinati o Aldo Finzi, además de adhesiones de notables como Toscanini, Wifredo Pareto y algún otro. La siguiente inflexión importante es el paso de milicia a partido político (por eso hasta ahora ponía "fascismo" entre comillas). Este paso se hace en un congreso en que básicamente los fascistas tienen que definir su posición política, su ideología. Importante: NO son de derechas ni de izquierdas, son fascistas, por mucho que los socialistas se empeñen en ubicarlos en la ultraderecha. Los socialistas odian a los fascistas por la sencilla razón de que en Italia pusieron fin a sus desmadres, no por un tema ideológico. La próxima vez que oigas a un socialista insultar así ya sabes por qué es.

No queda clara la posición política, pero sí el populismo del partido, nacido para una capa intermedia de la sociedad italiana, que está aterrorizada ante la revolución socialista. Lo dice Mussolini con gran claridad, en una frase que todos deberíamos recordar: «No es culpa del fascismo el haber nacido en nuestros pueblos, más que en otros lugares; fuisteis precisamente vosotros, apóstoles de la fraternidad humana, los que, al instaurar un régimen de terror, forzasteis a todos los hombres honestos, incluso a los más pacíficos, a levantarse, porque en nuestra situación debíamos hacer una elección trágica: defendernos o morir». Por cierto, si alguien ve paralelismos con la II República y el comienzo de nuestra Guerra Civil no es el único.

A partir de aquí se tiene un manejo táctico magistral de la pinza política-violencia por el Duce Mussolini, hasta instaurar el régimen fascista en Italia. Un primer hito es el desastre la huelga general de 1922 que lamina completamente al partido socialista, y deja al Estado solo ante el fascismo.

El siguiente hito es brutal: el encargo a Mussolini de formar gobierno: "A pesar de que el Partido Fascista cuenta solo con treinta y cinco diputados, la Cámara de Diputados vota conceder plena confianza al gobierno de Mussolini que a su vez le ha retirado la suya. Una voluntad adamantina de capitulación." La última frase recuerda a Pedrito Sánchez con los independentistas catalanes y, por qué no, con los comunistas de Podemos.

Y es que se espera que con Mussolini "animal nocturno, surgido de la oscuridad, la noche llegue a su fin." Una vez en el Gobierno, será capaz de imponer una ley electoral, la Ley Acerbo, en la que el partido que supere el 25% de los votos automáticamente obtiene 2/3 del hemiciclo. Impresionante, pero la saca adelante a base violencia, demagogia y populismo. Entre sus acciones, la toma de Corfú sin  respuesta. Con esta ley en vigor, todos los políticos profesionales afluyen al partido Fascista para asegurarse su puesto, y, claro, en las siguientes elecciones arrasan. Cualquier denuncia de la violencia fascista, siempre es respondida con que los bolcheviques son mucho peores ( y en eso tiene razón Mussolini, en Italia la oposición no era asesinada por el Gobierno, bueno, no todos).

Aún habrá un episodio final que tal vez hubiera permitido derribar al Duce: el asesinato de Matteotti, del antihéroe. Pese al escándalo que se suscitó, a la hora de la verdad ningún diputado exigió responsabilidades a Mussolini, y este pudo seguir en el gobierno. Y aquí termina la narración de Scurati.
 
Me ha gustado mucho este libro, y me ha parecido muy esclarecedor en muchos aspectos: concepto del fascismo y paralelismo de la situación con la España pre-guerra Civil. No cabe duda de que en Italia, gracias al fascismo, la cosa se resolvió de una forma mucho menos cruenta. Ya imagino que a muchos escocerá la frase, pero es la conclusión que se deriva lógicamente de los hechos descritos.

Sería injusto haber calificado este libro como de estilo poético y no rescatar alguna frase bonita. Dejo un par de Scurati, y una última que él cita, debido a Pareto (sí, el del máximo de Pareto).
- "Con doble moral no se abandona nunca la ortodoxia"
-"Belgrado, ciudad situada en la confluencia entre el río Sava y el Danubio y en todas las tragedias de Europa, un lugar donde la guerra es tan endémica como el hambre en ciertas regiones africanas"
- Esta de Pareto: "Los italianos aman las grandes palabras y los hechos pequeños."

Y no puedo evitar cerrar la entrada con esta frase que quizá se pueda considerar de rabiosa actualidad en España: "Un rey no es un cerdo de engorde, como sostenía Napoleón. Un monarca constitucional debe saber lo que ocurre en su país. Si un primer ministro criminal hunde ese país en la vergüenza, reprobada por la mayoría de sus súbditos, el soberano, apoyándose en la lealtad del ejército, tiene el deber de poner fin a ese régimen delictivo presionando al jefe de Gobierno para que presente su dimisión." Creo que lo decía el socialista Matteoti. Si es que tenemos buenos principios, pero si no les gustan, pues se cambian.