viernes, 30 de abril de 2010

Veis como somos estúpidos

En la entrada del otro día hablaba me refería al buenismo y al estupidismo, en el sentido que los españoles somos tan "guays" y tan solidarios, que le soltamos la pasta a los griegos los primeros y sin preguntarnos nada más.

Para que veais lo estúpidos que somos todos, empezando por los sindicatos, pero siguiendo por los pensionistas y los trabajadores, os contaré que me he enterado de que, al parecer, en Grecia se jubilan a los 60 añitos.

Así es, queridos sindicatos y demás amigos. Resulta que de nuestros impuestos se le va a prestar dinerito al estado griego para que pueda pagar su jubilación a unos señores que dejan de trabajar a los 60 años.

El mismo gobierno español que no nos deja jubilarnos hasta los 65 y que, horror de horrores, hace unos meses planteaba la subida de la edad de jubilación hasta los 67 para hacer sostenible (es de coña) nuestro sistema de pensiones, le da el dinero de nuestros impuestos a los jubilados griegos que llevan desde los 60 tostándose al sol del Mediterráneo en las Cicladas.

Lo repito: yo me jubilaré (D.m) a los 65, pero con mis impuestos los griegos se jubilan a los 60. 65 - 60. Sí, cinco años antes; SÍ, LO PAGO YO, al que me quieren jubilar a los 67. Sí, soy estúpido.

Ah, que no pasa nada, que nos lo va a devolver. Ya, como a todos los prestamistas que le están exigiendo tipos superiores al 15%. También a ellos se lo va a devolver. Si, no hay nada que dé más dinero que pagar la pensión a un jubilado de 60 años, es super-rentable y asegura los retornos.

Queridos amiguitos: somos unos estúpidos, que nos vamos a quedar trabajando toda la vida y ni siquiera va a ser para nuestros mayores, será para los mayores de los griegos. Además, con este éxito, supongo que los griegos no se resistirán a rebajar algo más la edad de su jubilación. Total, en el otro lado del Mediterráneo, se les sube la edad de jubiláción otro poco a los españoles, y a disfrutar.

Gracias, querido ZP, por tu solidaridad con el pueblo jubilado griego.

domingo, 25 de abril de 2010

Buenismo y estupidismo

Las reacciones de los distintos gobiernos ante la solicitud formal de ayuda del estado griego son uno de los más claros indicios del respecto que cada uno tiene por sus ciudadanos, y por el dinero de estos. Las comparaciones son odiosas, pero no queda otro remedio que hacerlas, al ver cómo reaccionan los políticos alemanes, en un contraste brutal con la de los políticos españoles.

Como situación de partida, es necesario recordar que los bancos alemanes serían de los más perjudicados ante un default griego pues, según parece, son (con los franceses) los que más deuda griega acumulan en sus balances. Luego, desde este punto de vista, los políticos alemanes están objetivamente más interesados que los españoles en dar la ayuda. Al fin y al cabo, una parte apreciable de la misma volvería a casa. Eso sí, con la redistribución habitual de quitárselo al ciudadano para dárselo al banquero, por vía griega en esta ocasión.

Bueno, pues con todo y con eso, es en Alemania donde está el mayor debate montado sobre si hay que soltar la pasta o no. Y hay opiniones para todos los gustos, y en partidos de todas ideologías, incluida la supuesta izquierda solidaria. De hecho, no está claro aún que den las ayudas, y hay hasta quienes se plantean llevarlo a tribunal constitucional de allí (por cierto, si se pudiera hacer otro tanto aquí, sería una buena forma de ahorrar la pasta, por los plazos de resolución que maneja).

¿Y qué ocurre en España? Pues que ya la Salgado se ha apresurado a decir que estamos preparados y listos, y que antes de fin de mes la pasta estará disponible. No hay el más mínimo debate, al menos que yo sepa. 3000 kilillos para los políticos del otro lado del Mediterráneo, quitados de nuestra subida de IVA y de IRPF, y la gente tan campante. Será porque aquí no hay parados ni jubilados, digo yo.

Y es que nuestros políticos son los más guays de la UE: que quiere pasta Grecia, nosotros se la damos, que somos los más guays y los más solidarios. ¿Para qué molestarse en esperar a ver qué planes tienen los griegos? Se les suelta la pasta, y ya veremos. Total, no es de ellos, qué más da dársela a Zimbawe que a Grecia.

Ese es el respeto que nos tienen: nos toman por estupidos y nos roban el dinero, que del buenismo al estupidismo no hay gran diferencia.

sábado, 24 de abril de 2010

El rescate de Grecia, o cómo nos siguen estafando

Como era cuestión de tiempo, a nadie le debería sorprender que el gobierno griego haya dado la voz de alarma oficial, para que sus socios de la CE, y el FMI vayan a su rescate. Ya anticipo que este rescate no conducirá a nada, más que a poner más al borde de la picota a los socios de la Unión Europea. De la misma forma que los rescates de los bancos de hace menos de dos años lo único que hicieron fue poner al borde de la quiebra a los Estados, como lo prueba esto mismo de Grecia.

Así que aprovecharé esta entrada para dejar claras algunas cosillas de cómo debemos ver los individuos normales esta circunstancia. Comenzamos: los demas países, entre ellos España, le van a soltar pasta a Grecia a tipos de interés por debajo de los que alcanza ahora mismo en el mercado. En plata: los contribuyentes de estos países se van a ver forzados a prestar dinero a los políticos griegos a un tipo de interés al que nadie en su sano juicio se lo prestaría. Buen comienzo, verdad?.

El dinero que va a fluir de estos otros países se va a usar para pagar a los parados, a los funcionarios, y a los jubilados griegos, amén de los caprichos de los políticos de aquel país. Por tanto, no se está metiendo en ninguna actividad de la que quepa presumir que va a salir dinero que permita devolver la deuda contraida (lo que ocurre siempre con los préstamos a los gobiernos, dicho sea de paso).

Así que se está dando dinero a los griegos a fondo perdido. ¿Qué se les exige a cambio? ¿Cuál es la forma de garantizarse que los griegos devolverán el dinero? Pues se supone que un compromiso de determinadas reformas estructurales y recortes presupuestarios (o subidas de impuestos) que permitirían a la economía griega salir de la crisis, y al estado griego cobrar impuestos suficientes para devolver el préstamo.

Si el estado griego tuviera vocación real de hacer esos cambios, ya los habría hecho, pues lo estaba viendo venir en los mercados: nadie le estaba soltando pasta a interés razonable porque no se fían de ellos. Y eso que los mercados tienen el poder de disciplinar férreamente sus iniciativas, por la sencilla vía de que, tachán, TE DEJAN DE PRESTAR PASTA.

Así que si los mercados no han conseguido disciplinar al estado griego, ¿por qué lo van a conseguir unos cuantos burócratas, por muy alemanes que sean? No lo dude nadie: se llegará a componendas para falsear la situación ante los ciudadanos europeos. Pero lo cierto es que, a la hora de la verdad, al estado griego habrá que soltarle más y más pasta para que no se hunda. ¿Qué va a hacer Alemania? ¿Imponerle sanciones si no cumple? ¿Meter a los tanques para asegurarse que lo hace?

Y tampoco olvidemos otra cosa: el dinero que llegue a los griegos, lo hace de otros países. Estos, a su vez, lo buscan de los mismos mercados que ahora se lo niegan a aquel estado. Por tanto, los prestamistas, sí, se lo dejaran a España para que ésta se lo dé a Grecia, pero subirán las exigencia de rentabilidad a España. No creo que los mercados se dejen engañar por esta pantalla, por mucho que esté Alemania en ella.

Así que, señoras y caballeros, parte de nuestro dinero se ha decidido que tiene que ir para los lujos de la casta política griega. A ello se une con entusiamo la clase política española, sabedora que puede ser la siguiente que precise del dinero del ciudadano alemán.

A ver si pega el petardazo el tinglado de una vez, y nos dejan a los individuos normales algo de tiempo para rehacer nuestro futuro.

domingo, 18 de abril de 2010

Corazón "partío"

Desde la movida de Grecia, la amenaza de que la Comisión Europea se injiera aún más en los asuntos de los estados miembros de la Unión está creciendo exponencialmente. La última es la de que la Comisión tendría una especie de veto sobre los presupuestos de cada país, de forma que habrían de pasar por su aprobación antes de por la cámara representativa.

En plata: las decisiones de los representantes del pueblo, elegidos democráticamente, supeditadas a lo que dijeran los burócratas de Bruselas, elegidos por criterios bastante más oscuros. No creo que le pueda parecer bien a ningún "creyente" en la democracia.

Y, sin embargo, viendo el esperpéntico gobierno que nos ha tocado vivir, a uno esta perspectiva no le parece tan mal. Imaginemos unos cuantos burócratas europeos gobernando España con criterios de Alemania. Así pintado, no está tan mal el escenario.

Basta extrapolarlo al tema de la moneda. Si no fuera por la existencia del Euro y su gestión desde Frankfurt, a nadie le cabe duda de que nuestros estimados gobernantes ya habrían conseguido la hiperinflación de la que tanto hablé y por la que tanto se ríen algunos de este blog. Imagínense a ZP con la imprenta en sus manos: tendríamos dinero para todo.

Luego está el tema de la "calidad" de nuestra democracia, que también daría suficiente de sí como para que, en el fondo, dé igual que al gobernante lo elijas democráticamente o te lo impongan los alemanes. No se sabe quién será más burro.

Pero, y trato de volver a la lógica y dejar de lado el corazón, no hay que olvidar que la extensión territorial es una de las características del poder de los gobiernos, que es tanto mayor cuando más territorio abarca y menos posibilidad hay de "votar con los pies" (esto es, irse de donde te están fastidiando). Así pues, aunque coyunturalmente, gracias a los ZP boys and girls, parezca deseable otorgar más poderes a la CE para que supervisen a estos sinvergüenzas, hay que ver las cosas estructuralmente.

Porque a la CE eventualmente, y si no están ya, también llegarán gaznápiros por el estilo. Y si entonces encima controlan toda Europa, ni siquiera habrá a donde huir. Así que, mantengamos la estrategia contraria: menos poder para la CE (aunque en el corto plazo parezca doloroso) y desmontemos el tinglao por la vía de más poder a las Autonomías. Aquí, además, tendremos de nuestro lado a un montón de políticos de todos los partidos, e incluso al Tribunal Constitucional.

viernes, 9 de abril de 2010

¿Casualidad o causalidad?

Una de las lecciones que aprendí a la vez que este blog daba sus primeros pasos tuvo que ver con la inflación. En aquellos momentos, comenzaban los bancos centrales a bajar sus tipos de referencia para el préstamo a los bancos, y yo me apresuré a decir que eso conllevaría una gran inflación.

Poco después, y tras las oportunas lecturas, aprendí que influye bastante más en la creación de dinero la expansión crediticia que hacen los bancos. De hecho, por mucho que emitiera dinero el banco central, si los bancos retenían el dinero y no utilizaban sus privilegios de reserva fraccionaria para multiplicar el dinero creado, y, por el contrario, trataban de recuperar los créditos prestados, pasaba justo lo contrario. Esto es, que se producía ceteris paribus una deflación.

Por tanto, la cuestión para detectar el comienzo de las nuevas subidas de precios tendría más que ver con el desbloqueo de los créditos por parte de los bancos que realmente con el dinero que inyectaran los bancos centrales.

Pues bien, casualmente estas dos noticias conviven hoy en la portada de El Confidencial.
-"La banca abre el grifo otra vez a los hogares: el crédito crece otra vez"
-"España emerge de la recesión: la producción industrial crece hasta en seis comunidades autónomas"

La interpretación mainstream es que, gracias a que la banca vuelve a prestar dinero, la actividad económica se recupera (no olvidemos que el sistema financiero es el "aparato circulatorio" de la economía).

Por supuesto no es así, aunque para eso haya que recuperar otro titular de finales de marzo.
-"Mal dato para la economía de las familias: el IPC se dispara hasta el 1,4%"

Si la producción aumenta, se supone que lo hace la oferta, y el IPC debería bajar, no? Ah, no, claro, que el consumo se esta recuperando más, por eso suben los precios.
Acabo con otro titular, de la primera semana de abril:
- "Sin respiro ni en Semana Santa: marzo suma 35.988 parados más"

Así que la actividad productiva sube, pero el número de parados también. Pero, aunque sube la actividad productiva (más oferta) y el número de parados (menos demanda), el IPC también sube (los precios). Me lo explique, oiga.

Y volvemos al primer titular de los expuestos: resulta que si se expande el crédito, el dinero se deprecia, suben los precios, y como la actividad productiva se mide en dinero devaluado, tambíén este indicador puede subir. Aunque no haya más actividad productiva, como lo indica el crecimiento de parados.

Lógicamente, Dios me libre de presumir tal causalidad. De momento, dejémoslo en casualidad.

martes, 6 de abril de 2010

A ver si nos enteramos, Federico

Esta mañana pude sorprender otra vez a Federico en uno de esos renuncios que de vez en cuando traicionan su preparación económica. No es preocupante, pues este comunicador y paladín de la libertad en España bastante hace con mantener el tipo y su independencia. Y que no se preocupe, pues como decía el cura en aquella película de Garci: "la fe (en este caso, la teoría económica)la pongo yo".

El tema va del famoso real decreto que va a anular las limitaciones de voto en las sociedades anónimas. En principio, en las sociedades anónimas y como es lógico, cada accionista tiene un número de votos en proporción al capital que aporta. Si yo pongo 2 millones y tú 1 millón, es claro que yo, de alguna forma, debo de tener más capacidad de decisión sobre la sociedad que tú.

Sin embargo, la libre voluntad de las partes puede alterar este arreglo por defecto. Por las razones que sea, al fundar la sociedad o durante su vida, yo puedo decidir inhibirme en mis votos, o ponernos de acuerdo para que todos, con independencia de su aportación, tengan el mismo número de votos.

Eso ocurre es numerosas sociedades anónimas españolas, especialmente las más grandes y aquellas que han sido privatizadas tras pertencer al estado. Se pone un límite: por ejemplo, ningún accionista puede tener más del 10% de los votos, con independencia de su participación. Es evidente que, de esta forma, el núcleo del accionariado evita perder el control cuando la sociedad sale a Bolsa, ya que nadie, por muchas acciones que compre, puede sumar más del 10% de los votos. Así, el núcleo duro, con un 30% del capital (y a veces con mucho menos), controla la sociedad.

No es el momento aquí de valorar esta práctica, cuyas pegas son evidentes. En primer lugar, porque restan valor a las acciones, ya que se les despoja del derecho a voto. Pero como en España se abusa del minoritario por todos los lados, esto prácticamente no importa.

¿Qué es lo que quiere el gobierno? Abolir este tipo de cláusulas limitativas. Es evidente que esto es intervencionista e interfiere en la supuesta libre voluntad de las partes que montaron la sociedad (en principio). Aunque solo fuera por eso, un liberal de pro como FJL debería estar en contra. Y eso que, en mi opinión, esas cláusulas son abusivas, y seguro que se han puesto por inconfensables intereses en nuestras empresas.

Pero es que hay más: las empresas que en la actualidad se verían más afectadas son Repsol e Iberdrola, donde entraron Sacyr-Vallehermoso y ACS (Florentino Pérez) con participaciones superiores al 10%, que, en virtud de los estatutos que se abolirán, tienen limitados los derechos de voto.

Lo cierto es que ambos "emprendedores" (por llamer de alguna forma a estos empresarios que viven de la contrata y el favor gubernamental) sabían en el momento de la adquisición de la limitación de los votos. No solo lo sabían ellos, también los vendedores. Y eso nos lleva a que estos señores, del Rivero y Pérez, compraron sus participaciones a un precio posiblemente muy por debajo del que hubieran tenido que pagar si las mismas conllevaran los derechos de voto.

Si ahora, con sus presiones, consiguen que la intervención del gobierno cambie las reglas del juego, la valoración de sus acciones se incrementará, dando lugar a un evidente enriquecimiento injusto para estos señores. Y eso, aunque sea más lógico, como defendía el locutor, que cada acción valga un voto.

Sí, eso sería lo fetén. Pero lo que no vale es cambiar las reglas a mitad del partido para beneficiar a unos amigos, por mucho que la situación final pueda parecer más deseable.