viernes, 27 de octubre de 2017

El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín

Turno para los clásicos españoles. Esta obra, y su autor, comparten mi imaginario con don Benito (Pérez Galdós) y "La Regenta", de Leopoldo Alas Clarín, revelando con claridad que proceden de cuando estudiaba literatura en el instituto.

Tengo la sospecha de que ya la había leído. Pero, por si acaso, me la he vuelto a leer. Se trata de una obra de teatro, o sea que mal empezamos, que además está en prosa, lo que reduce aún más su interés como lectura. Y desgraciadamente, al ser un drama, tampoco hya momentos cómicos.

Por si fuera poco, su temática está completamente obsoleta: la imposición a las hijas por parte de los padres (en este caso, la madre) de un modo de vida, que aquéllas aceptaban sin rechistar, pues para ello se las había educado. No creo que en la actualidad haya muchas niñas/chicas/jóvenes que se puedan identificar con esta situación, por lo que la obra les resultara extraña. Quizá se pudiera a extrapolar a aquellos hijos que se ven frustrados en la vida por querer alcanzar el ideal que (piensan) esperan de ellos sus padres, pero me parece mucha disquisición psicológico para esta obrilla.

La historia es típica del teatro clásico: una chica (doña Paquita) se enamora de un chico (don Carlos, aunque para ella don Félix), pero su madre (doña Irene) la quiere casar con un señor (don Diego). La casualidad, siempre presente, hace que por supuesto don Diego sea el tio rico de don Carlos, lo que sienta las bases para un buen final de la obra. Por cierto, no os perdáis el momento en que, con toda naturalidad, doña Irene nos cuenta que ha tenido 20(!) hijos, de los que solo ha sobrevivido Francisca. Y no estamos hablando de hace tanto.

Pero lo importante en ella es la insistencia de don Diego por querer conocer los verdaderos sentimeintos que inspiran a doña Paquita, más allá de la educación recibida. Esto permite una cierta crítica a la educación que entonces se daba a las damas, lo que ocurre en el tercer acto, que es en el único que la obra se acerca a la dimensión de clásico que tiene. Aquí encontraremos, aparte del previsible desenlance, las frases clásicas de esta obra: "Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación", "Todo se les permite, menos la sinceridad".

Y poco más. Como ya he dicho, me parece que es una obra que ha perdido vigencia y carece de interés. Quien quiera leer teatro clásico, que se vaya a la imprescindible "La vida es sueño" (de Calderón de la Barca, en honor de quien se bautiza don Carlos como don Felix, lo que revela que también Fernández de Moratín le tiene por uno de los grandes).

miércoles, 25 de octubre de 2017

Die Rezeptur des Bösen, de Birgit Jasmund

Una brevísima entrada para comentar este corto relato, que tenía en mi kindle a consecuencia de algún regalo de Amazon.de a sus suscriptores. Y es que a libro regalado...

Se trata de una precuela de un libro de la misma autora que quizá sea más conocido, "Der Duft des Teufels" (El aroma del demonio). Tiene pinta de ser un libro juvenil, y así espero que lo sea, porque para adultos resulta muy pobre. Se trata de cómo fuerza el demonio a un alquimista para la ejecución de unos planes que le permitan aparecer en Colonia (supongo que en la novela principal), para lo que nombra a la hija del alquimista algo así como su reina. Para tal empeño, el alquimista obligará a un chaval que se encuentra por el bosque a que le ayude.

No hay casi diálogos, no hay razonamientos, ni sutileza psicológica. El alquimista ordena a su aprendiz que el siga, y si no lo hace, le tortura. Poco más. Lo único interesante es la breve descripción que hace de Trier cuando llegan a esa ciudad en pos de materiales para su alquimia.

Evidentemente, la única razón para leer este relato es practicar el alemán. O, si te ha gustado la novela principal, que asumo no traducida, poder leer algo más de sus personajes antes de que llegue la inevitable siguiente entrega.

martes, 24 de octubre de 2017

Evangeline, de Henry Wadsworth Longfellow

No creo que este poema, calificado por algunos como epopeya, sea muy conocido fuera de Canadá, y eso que el autor es un clásico inglés. En cualquier caso, para mí era lectura obligada desde que conocí de él en visita a Grand Pré en Novas Scotia, Canadá.

Evangeline es una presencia constante entre los acadios, movimiento que ha conocido un resurgir reciente de la mano del padre Lefebvre, sí, el mismo del rito cristiano homónimo. En todo caso, los acadios eran colonos franceses que se instalaron en torno a la bahía de Fundy, entre Nova Scotia y New Brusnwick. Como tales, eran independientes de su Francia de origen. Pero cuando los ingleses vencieron a los franceses y les echaron de esas tierras, esta independencia no fue suficiente para borrar su ascendencia, y la desconfianza hizo que los ingleses los expulsaran de sus tierras (algunas ganadas al mar, como la de Grand Pré), en una deportación de escala épica.

Es esta precisamente la historia y el contexto de la obra que comento.

Como dije, se trata de un poema, aunque yo no diría que es épico. Y casi ni poema. Me desconcierta mucho el verso inglés éste que no rima al final, y supuestamente lo hace en el ritmo. Alguna vez leí sobre cómo se construía la poesía en inglés, pero no lo entendí demasiado, así que esta parte se escapa a mi disfrute. También he leído poesía en inglés que rima de verdad (por ejemplo, Lost Paradise, de Milton), por lo que no vale el truco de rimar por medio.

Por otro lado, la historia que narra tampoco es propiamente una epopeya en sentido clásico. De hecho, es muy simple: Evangeline acaba de comprometerse con su futuro marido, cuando se produce la deportación ordenada por los ingleses. Como consecuencia, los acadios son expulsados fuera de sus tierras sin orden ni concierto, terminando ambos amantes en barcos y destinos distintos. A partir de aqui se  nos cuenta la búsqueda de Evangeline por toda Norteamérica en pos de su amado, hasta que se vuelven a encontrar, ya a punto de morir, en Filadelfia.

Pero no nse entra al detalle de ninguna de las peripecias, prácticamente lo único que se hace es enumerar los lugares por los que pasa, por lo que no estamos ante algo similar a la Odisea. Y como no hay batalla con los ingleses, sólo orden de deportación, pues tampoco nos aproximamos a la Iliada.

¿Qué es lo más interesante que he encontrado? Las referencias a los lugares canadienses en que estuve y las descripciones que hace de los mismos en lo época de los acadios. Realmente, esto constituye la primera parte del libro, en que tenemos oportunidad también de asistir a algunas escenas costumbristas. Luego, ambos son deportados, y entramos en una segunda parte que básicamente en una descripción de los lugares a los que le lleva su búsqueda a Evangeline, empezando por Lousiana, y terminando con Filadelfia, pero pasando incluso por ciudades entonces españolas (y calificadas como tal propio Longfellow), como Adayes. Es en la descripción de estos sitios, en la riqueza de comparaciones y metáforas, donde más destaca esta obra.

En resumen, entiendo que esta obra sea un clásico para los Acadios, pero a mí me ha resultado mediocre. Cosa que ya me ha pasado, por cierto, con algunas otras obras clásicas en determinados países, como el Popol Vuh o "La hija del adelantado", en Guatemala, o "Bajo el Yugo", de Ivan Basov, en Bulgaria. Se trata de enternecedores clásicos locales que raramente alcanzan un nivel global, pero posiblemente porque no merecen tal atención, no porque sean locales.

lunes, 23 de octubre de 2017

Past Mortem, de Ben Elton

Segundo libro que leo del autor en este mes, en esta fase de recuperación que le estoy haciendo tras tenerlo años abandonado y acumulando sus obras. Esta lectura ha sido en libro físico, no en kindle, como son prácticamente todas las que hago.

Curiosamente, este libro lo compré nada más verlo publicado, y lo mantuve en bodega como a los buenos vino, para degustar su lectura en el momento más apropiado, pues Ben Elton es (era?) mi autor inglés contemporáneo preferido. Pero por el camino llegó el Kindle y el libro se quedó varado. Me ha costado Dios y ayuda dejar el kindle de lado, pero era justicia que tarte o temprano tenía que hacer a esta adquisición.

Y me he encontrado con posiblemente el peor libro de Ben Elton de los que he leído hasta el momento, y solo me quedan dos más, que preveo leer el próximo mes. Se trata de una novela policíaca al más puro estilo clásico, con asesino en serie e intriga hasta el final para saber quién es el asesino. El puro relato policíaco se adereza con los complejos sexuales del detective protagonista, tanto respecto a sus antiguas compañeras de cole como a la actual colega del trabajo.

El problema del libro es que no hay más. Por supuesto, se mantiene el estilo brillante y absorbente tan propio de Ben Elton, pero, esta vez no hay críticas sociales ni las disgresiones cómicas que aprendí a apreciar en sus libros. Apenas hay un chiste o dos en toda la novela. Pero lo peor es que es completamente predecible: el asesino se adivina prácticamente la segunda vez que aparece, y a partir de ahí la narración es bastante aburrida: lo único que quieres es que avance la secuencia de asesinatos para que se confirme la teoría que manejas. Como ocurre esto, también te esperas hasta las sorpresas y giros narrativos. Muy flojo y muy inverosimil por momentos. El tema principal es el bullying en los colegios, lo que tampoco ayuda a que se pueda bromear mucho con el tema.

Quizá lo mejor de la novela es la escena erótica dura en que el protagonista se relaciona con una de sus ex compañeras de cole, en que hacen mil guarrerías de esas que hemos oído hablar y cuya gracia, al menos un servidor, no entiende. Y Elton ratifica mi sospecha, al describir como se siente el protagonista al hacerlas: sucio, asqueroso, aunque su excitación le impide oponerse frontalmente a su desarrollo ante el entusiasmo de su compañera. Contrasta mucho esta escena con otro que habrá posteriormente con otra de las protagonistas. Como digo, tal vez lo más interesante de la novela, estas escenas y sobre todo su contraste.

En cuanto al momento más divertido, ocurre cuando inspeccionan el diario de una joven política conservadora, y está compuesto de la actividad habitual de un político: peluquería, maquillaje, TV, gimnasio, radio... La crítica a la actividad política es manifiesta aunque sutil. Por otro lado, los de mi generación disfrutarán de las constantes referencias a los 80, tanto a su música, como al cine ("Superdetective en Hollywood") o a las series.

Termino con un sintagma que me ha encantado:"untended unloved communitary garden". La tragedía de los Comunes en las palabras de Ben Elton.

lunes, 16 de octubre de 2017

La amante de Bolzano, de Sandor Marai

Vuelvo a leer a Sandor Marai después de más de 10 años. Entonces leí la que posiblemente sea su obra más conocida, "El último encuentro", y me gustó bastante (aunque por mi vida no recuerdo nada de ella).

Presumo que con ésta me pasará lo mismo (o me pasaría, si no fuera por esta entrada en el blog). Se disfruta mientras se lee, porque es una novela magníficamente escrita (o, al menos, traducida), muy al estilo Javier Marías. Pero en una obra en la que realmente no ocurre nada, y todo se queda en los diálogos, casi monólogos, de los tres personajes principales. Por eso, parece que lo importante será las reflexiones sobre la vida que estos te trasladan, pero tampoco uno tiene humor en una novela para meterse en reflexiones demasiado profundas. Para eso, leo a Scruton o a algún otro filósofo, no a Marai.

La historia, o más bien, la escena, transcurre en Bolzano, algo fácil de adivinar a tenor del título. Allí ha llegado Giacomo Casanova tras escaparse de Venecia con un compañero, el monje Balbi. Y es en Bolzano donde hace, por así decirlo, parada y fonda, para planificar su futuro.

Al principio, parece que el tema va a tener que ver con la libertad y la rebeldía contra el tirano. Hay en general excitación allá por donde circula Casanova, despertando emociones en la gente con la que tiene contacto más o menos indirecto. Por eso le dicen que "parece que en tu equipaje llevas emociones humanas". Pero el tema no se desarrolla más. Luego tenemos un magnífico diálogo (este sí), entre Casanova y el banquero que le va a prestar dinero, donde uno habla de crédito y otro de garantías.

Pero todo ello no es más que la preparación para los encuentros decisivos con el Conde de Parma y la esposa de éste, que fuera amante de Casanova hasta que éste perdió un duelo con el primero. Estos encuentros se solventan con otros tantos monólogos: primero el del conde, luego uno interno de Casanova mientras se disfraza para la fiesta, y uno final de Francesca, la amante de Bolzano.

En el primero, el conde entrega una misiva que ha interceptado de Francesca a Casanova, que únicamente tiene tres palabras "Te debo ver". La magistral disección de tan escueto mensaje le lleva al conde un montón de páginas, hasta llegar a su conclusión y encargo al protagonista. Eso sí, no queda claro si el conde está siendo simplemente sarcástico con lo magistral del mensaje. En cualquier caso, tendremos frases como ésta: "Sí, hijo, es más difícil escapar de un sentimiento que no ha llegado a su término que de los Plomos durante la noche", en referencia a la fuga de Casanova.

En el segundo, Casanova comparte sus reflexiones internas mientra se disfraza de dama para la fiesta en que ha de re-conquistar a la dama, acto que piensa consumar en su habitación. Sin embargo, estas reflexiones quedarán interrumpidas por la aparición de Francesca, disfrazada precisamente de caballero. Así que se produce la paradoja de la conquista al revés. Y ello en otro monólogo magnífico que esta vez realiza Francesca, puntuado por las emocionantes respuestas de Casanova. Ese "Es poco" con que responde a la primera tirada de su amanta es literalmente "breathtaking". También de éste quiero rescatar una frase: "Es un arma (la razón) sin fuerza ni posibilidad de victoria en el duelo de los sentimientos". Dedicado a los que quieren razonar con pensadores de izquierdas.

La obra se cierra con la rendición de cuentas de Casanova a su contratista, lo que permite a Maria otra de esas frases por las que merece la pena leerle: "La aventura ha sido nivea, excelencia, y no obstante ha encerrado en sí misma todos los colores que expresan y significan algo para las personas que vivimos en este mundo.". Se va y no hay más que la frase con que cierra la novela: "Solo a ti para siempre", muy de Javier Marias.

Ahora quedarían mis reflexiones al respecto, pero no las tengo nada claras. El conde está ofreciendo a Casanova una vida resuelta; Francesca, el amor indeleble, incluso algo agobiante. Entre ambos, Casanova opta por huir: ¿representa el miedo a madurar? ¿el miedo a sacrificar la libertad por el compromiso? Yo ni idea.

Marai es siempre una buena lectura, aunque no tengo tan claro ya que sea tan buena como me pareció en el pasado. Me resultan más interesantes novelas con acontecimientos históricos o ritmos más trepidantes, que éstas llenas de reflexiones.

sábado, 14 de octubre de 2017

Retrato del Colonizado ("Portrait du Colonisé"), de Albert Memmi

Cuando comenté Las 100 claves de África, ya dije que de las cosas más aprovechables de su lectura había sido la obtención de nuevas referencias de literatura africana. Este es el primer libro que leo de los que allí me resultaron atractivos.

Y comienzo con un ensayo, no propiamente literatura, pero que me ha resultado a la par ameno e informativo. Y eso que los comienzos no podían ser más desalentadores, con un prólogo de Jean Paul Sartre, a quien he tomado cierto miedo tras leer a Scruton, y un claro sesgo izquierdista del autor que se percibe nada más empezar a leer el ensayo. Y, no obstante, creo que se trata de una visión muy completa del tema y, paradójicamente, muy fácil de aplicar a situaciones actuales. El propio Memmi se plantea si su ensayo no debería de ser más bien un "retrato" del oprimido, en vez de solo del colonizado, pero no se atreve con la generalización, porque no quiere apartarse de su propia experiencia.

El ensayo propiamente tiene dos partes, o dos retratos: el del "Colonizado" le da el título, pero también hay un retrato del "Colonizador", que es con el que empieza el ensayo. Si bien Memmi circunscribe su experiencia a la de colonizado (en concreto, en Túnez), también se apresura a confesar que, dada la jerarquía impuesta en las sociedades colonizadas, él se puede ver como "colonizador" de otros grupos inferiores.

En cuanto al colonizador, Memmi explica su comportamiento en torno a tres parámetros: beneficio, usurpación, privilegio. Ello explica porque los "colonialistas" se corrompen en colonizadores por muy buenas intenciones que tuvieran al principio. Y también explica la incompatibilidad entre ser de izquierdas y ser colonizador, en uno de los pasajes más incómodos del libro: Memmi tiene una visión de los pensadores de izquierdas bastante distinta de la que tenemos en la actualidad, sobre todo cuando los pone como defensores de la libertad. En todo caso, su razonamiento le lleva a que un colonizador solo puede ser fascista. Y no está mal razonado, lo que falla es realmente la visión idealizada que tiene de la izquierda.

Porque Memmi sí parece tener claro que gran parte del problema del colonialismo es el Estado, aunque a veces lo agrupe con la economía. Es especialmente revelador el apartado dedicado a analizar cómo los ciudadanos de la metropoli son también explotador por el colonizador vía el Estado. O sea que los privilegios de los colonizadores los garantiza el Estado (no el mercado) mediante los impuestos de los ciudadanos, lo de siempre. Este se completa con un análisis hayekiano (Why worst get on top) explicando porque los colonizadores son normalmente gente muy mediocre.

Después de este primer retrato, el segundo, el del Colonizado, resulta un contrapunto, tanto en contenido como, sobre todo, en riqueza de ideas. Parece que Memmi se vacia en el primero, y se queda sin nada para el que da título al libro. Quizá la causa sea que Memmi no nos da tanto una visión del Colonizado, como la visión que el Colonizador tiene del Colonizado. Porque no me creo que los colonizados se ven a sí mismos como vagos o negligentes, como empieza describiendo Memmi.

No obstante, sigue habiendo ideas muy aprovechables. Por ejemplo, cómo el colonizado se ve constreñido a actuar como tal, tanto por las instituciones externas, impuestas por el Colonizador precisamente para subyugarle, como por la propia presión interna, que vienen de su grupo e incluso de su propia percepción psicológica.

Memmi a continuación analiza cómo puede el Colonizado alcanzar un statu quo similar al del hombre "normal", no necesariamente privilegiado, y concluye que la única posibilidad es la revolución. En efecto, la asimilación no es el camino, porque si el colonizador la acepta, destruira la propia relación colonial y se acabarán sus privilegios. Por tanto, es un imposible fáctico: la asimilación del colonizado supondría el fin de la colonia. Ello deja como único camino la revolución, y ello conlleva la vuelta a los valores tradicionales del colonizado (religión típicamente) pero de una forma radical, ya que para afirmarse a sí mismo necesita negar todos los valores del colonizador, incluso los que serían positivos. Se rechaza a todos los colonizadores y a todos sus valores.

La verdad es que este ensayo me ha sorprendido muy gratamente, pese a los inicios aparentemente izquierdistas. Y también me ha sorprendido, aún más, por su vigencia y actualidad. Me explico. Aunque es evidente que ya no existen colonias, el análisis que se realiza puede valer para cualquier grupo opresor en relación con sus oprimidos, con independencia del grado de opresión. Por ejemplo, puede valer para entender los comportamientos de los políticos en países como el nuestro, donde se han puesto por encima de la ley, y se les puede considerar como casta opresora, y sus votantes como oprimidos.

O también puede valer para analizar el caso que estamos viviendo en tiempo real en la cercana Cataluña. ¿De verdad son "colonizados"/oprimidos los catalanes? La verdad es que de la lectura de este ensayo, parece más bien que los "colonizados" seríamos el resto de españoles, y especialmente los que viven en Cataluña. Resulta estremecedor la coincidencia de la descripción.

Por último, y más interesante aún, creo que este ensayo proporciona claves para comenzar a entender lo que ocurre en países como Irak, Afganistán y otros países asiáticos y africanos. Sería muy interesante conocer qué hubiera dicho Memmi con la perspectiva actual. Pero yo diría que lo clavó, y nos ha aportado una explicación sobre las causas de ese fanatismo.

Ya sé que acabo de recomendar HHhH como lectura, pero me temo que me toca hacer otro tanto con este ensayo de Memmi. Además, este me parece imprescíndible.



viernes, 13 de octubre de 2017

HHhH, de Laurent Binet

Heydrich es uno de esos personajes oscuros que solemos asociar al Nazismo y a Hitler, sin saber a ciencia cierta (al menos un servidor) qué papel desempeñó en tal régimen. Esta novela de Binet nos da una oportunidad de conocer mejor al personaje, aunque, como bien dice el autor, no sea el protagonista de la misma.

HHhH nos cuenta la historia del atentado que dos paracaidistas checoeslovacos realizaron sobre el tal mandatario, y que eventualmente le costó la vida. Y lo hace de una forma espectacular, como más adelante contaré, una vez hable un poco más de Heydrich.

Heydrich fue un tipo muy importante en el esquema Nazi, y quizá lo hubiera llegado a ser mucho más, si no hubiera sido por este atentado. Su físico era el del ario prototipo, aunque se rumoraba ascendencia judia. Fue el segundo de Himmler, aunque para muchos era más brillante. De hecho, el extraño título de la novela son las siglas de la frase alemana "Himmler's Hirn heisst Heydrich" (el cerebro de Himmler se llama Heydrich).

Entre sus obras más importantes está el diseño la llamada Solución Final, tras constatar personalmente que soluciones más cercanas (tipo fusilamientos en masa) destruían psicológicamente a los encargados de llevarlas a cabo (sus SS). Asimismo, fue nombrado protector de Chequia (Eslovaquia era un país satélite independiente), y por eso es allí donde le encuentra su destino. Según Binet, Heydrich podría haber sido el candidato natural a suceder a Hitler, y seguramente lo hubiera hecho desde planteamientos más aceptables por el resto de las potencias mundiales, lo que quizá hubiera hecho el régimen y sus conquistas tolerables durante más tiempo. De ahí la importancia histórica del evento.

Evento que, junto con sus preparativos y contexto histórico, incluyendo muchas anecdotas macabras sobre el régimen nazi, nos cuenta Binet. Lo más llamativo de esta novela es, sin duda, el estilo con que Binet nos lo cuenta, pues no se limita a la narrativa histórica, ni mucho menos: la mitad de la obra son sus reflexiones, no sobre los hechos, sino sobre cómo contar la historia, o sobre las fuentes que ha utlizado, o sobre los sentimientos que le inspiran los distintos protagonistas. Y esto lo hace hasta el punto de reconocer errores en capítulos anteriores tras haber descubierto una nueva fuente. Sorprendente, pero le funciona a la perfección.

Ello le da oportunidad, por ejemplo, para referirse muchas veces a Praga, escenario de los hechos, a la que califica como la ciudad más bonita del mundo. No puedo estar más de acuerdo, y eso no hace más que acrecentar mi simpatía hacia él. O considerar que las chicas eslavas son muy guapas, en concreto las de Kosice, algo que también comparto. Ahí asi mismo varias referencias a la magnífica obra de Jonathan Little, Les Bienveillantes (Las Benevolas) cuya lectura es imprescindible para cualquiera que le guste leer: es un clásico de nuestro tiempo. Y también al soldado Svek, cuya lectura no me despierta tanto entusiasmo (lo leí precisamente este año, en las entradas de abril podéis encontrar la reseña).

Con todo y con eso, cuando monsieur Binet se pone en modo narrativo puramente, también resulta magnífico. Es buena la narración con la que nos cuenta el atentado y las acciones posteriores. Pero la escena que es realmente espectacular, la que por si sola puede justificar la lectura de esta novela, la que consigue que se te salten las lágrimas (como Posteguillo tras la batalla de Zama en Las Legiones Malditas), es la del asalto en la cripta de la iglesia de los Stos Cirilo y Metodio, en que se esconden los autores del atentado junto con otros compañeros infiltrados. Una escena épica, digna de la mejor novela. No quiero decir más, aparte de que hasta tiene un punto de humor negro cuando, al final, el soldado alemán encargado de verificar la situación en la cripta responde con una "voz literalmente de ultratumba".

No quiero terminar este comentario sin recoger una frase con la que Binet justifica la necesidad de esta novela, y que también en épica: "Ceux qui sont morts son morts, et il leur est bien égal qu'on leur rende hommage. Mais c'est pour nous, les vivants, que cela signifie quelque chose. La mémoire n'est d'aucune utilité à ceux qu'elle honore, mais elle sert celui qui s'en sert" (Los que están muertos, están muertos, y les da igual que les rindan homenaje. Pero es para nosotros, los vivos, que ello significa algo. La memoria no tiene ninguna utilidad para aquellos a que se honra, pero les sirve a aquellos que se sirven de ella. - la traducción es mía y no hace justicia al original).

Esta novela es magnífica y supone el descubrimiento de un escritor, Laurent Binet, del que ya tengo en cartera otra novela (La séptima función del lenguaje), que es por la que encontré su nombre. HHhH, además, creo que ha sido llevada recientemente al cine, o sea que aquí mi gusto es también el de las masas. No perdáis oportunidad de leerla.



martes, 10 de octubre de 2017

Time and time again, de Ben Elton

Aunque poco conocido por estos lares (creo que solo una de sus novelas se ha traducido a español), Ben Elton es mi autor inglés contemporáneo preferido. Aparte de novelas, también ha hecho guiones cinematográficos, de musicales y de series (las divertidísimas temporadas 2 a 4 de Black Adder, por ejemplo).

A mí me enganchó con su obra Gridlock (sobre los atascos en Londres), leyendo la cual me lo pasé cañón. Y tan cañón que me compré todas sus obras y me las traje en mi maletita de vuelta a España (estamos hablando de 1995). Desde entonces le he seguido y me he ido comprando sus novelas conforme me enteraba. Así fue hasta que llegó el Kindle, y al empezar a leer exclusivamente en electrónico, dejé reservada la última novela que de él tenía (Past Mortem). Hasta hace poco. Aún no he leído Past Mortem (la tengo en papel), pero hace poco actualicé mi colección y me compré para Kindle las últimas novelas que ha publicado. Y, claro, me puse a leer una, ésta, la más reciente.

Elton me enganchó porque sus novelas son divertidas, cómicas. Lo mejor en ellas eran las disgresiones, en que planteaba de forma irónica sus opiniones sobre diversos aspectos de moda en la sociedad. Pero, poco a poco, su estilo se fue haciendo más serio, sus novelas más enfocadas al relato, y desaparecieron estas maravillosas disgresiones. Eso sí, su estilo narrativo sigue siendo magistral, como también se mantiene la originalidad de sus enfoques e ideas. En suma, aunque no te ries tanto, siguen siendo novelas que merecen la pena y de muy amena lectura.

"Time and time again" encuentra sus raíces, ni más ni menos que, en el ilustre Newton. El punto de partida es un mensaje en el que explica que el tiempo también es relativo y realiza unos cálculos para estimar en qué lugar y momento se producirá el próximo cruce temporal, permitiendo por tanto volver atrás en el tiempo. Ello dará oportunidad para debatir sobre las causas de los sucesos históricos, y sobre cuál sería el suceso histórico a alterar para conseguir, por ejemplo, un mejor siglo XX. No creo que sea demasiado spoiler decir que el evento elegido es, por supuesto, el asesinato de Sarajevo que dio lugar a la Primera Guerra Mundial. Pero a partir de aquí si cuento algo más, sí habría elevado riesgo de spoiler, o sea que no hablaré más del argumento.

Aunque Elton se ha vuelto más serio desde hace tiempo, aún se pueden ver sus resquicios cómicos en algunos momentos. Aquí se podrán apreciar, por ejemplo, en el físico "star media" que explica los fundamentos científicos de la teoría de Newton, que es una clara parodia de los físicos y economistas divulgadores. O también en la conversación que tiene con una dama de 1914 en el tren camino de Viena sobre los gays, o el uso de expresiones contemporáneas en tal época.

Alguna frase que me ha gustado, al respecto de los centinelas que siempre aparecen fumando en las películas: "Smoking had been a kind of two-finger salute to the enemy. We are not scared of you. Look, we're killing ourselves anyway", que se puede traducir como "Fumar era como sacarle el dedo al enemigo. No te tenemos miedo. Mira, nos estamos matando nosotros mismos de todas formas".

O, para referirse a algún momento de paradoja temporal: "It was still there, he knew that. Or more accurately, already there". (Estaba todavía allí, eso lo sabía. O mejor dicho, ya allí).

El estilo de Elton es el de siempre, aunque quizá esta vez me ha parecido que abusa de las frases cortas colofón, que normalmente hace en contrapunto o matización o un párrafo previo. Pero, da igual, Elton consigue atraparte en la lectura con su estilo y la constante intriga. Y, por supuesto, con la traca final de sorpresas, que en este caso hay varias, algunas esperables, otras más sorprendentes. Y es que Elton siempre parece llevarte por derroteros conocidos, y siempre, siempre, es para dar la vuelta al marcador cuando menos te lo esperas. No es esta novela una excepción.

¿Recomendar esta  novela? Sin duda. Pero también sin duda recomendar al que no conozca a Elton que comience por otro sitio a recorrer su obra, pues ésta no es la mejor que ha escrito. ¿Gridlock? ¿Dead & Famous? O quizá Popcorn, la única traducida y que además se llevó al teatro, incluso aquí en Madrid (aunque no recuerdo que durara mucho; yo sí la vi). Leo un par de libros, y vuelvo con Ben Elton, aún me quedan tres sin leer.



lunes, 9 de octubre de 2017

Sapiens: De animales a dioses ("Sapiens: A brief history of humanity"), de Yuval Noah Harari

En este lamentable ensayo, que está cogiendo cierta fama, el autor nos cuenta su visión sobre la historia de la humanidad, desde la aparición de la especia hasta el momento actual. Es un libro de caracter divulgativo, bien escrito y fácil de leer, y repleto de razonamientos falaces, ignorancia épica y errores históricos. O sea, más peligro que un saco de bombas.

El primer punto que cabe destacar es la absoluta ignorancia del autor sobre economía, lo que no le impide hablar una y otra vez del mercado y el capitalismo, unas veces para bien, y la mayoría para certificar los males de este último. Solo dos apuntes al respecto: maneja la teoría del valor intrínseco de los bienes (abandonada desde hace 150 años) y atribuye el desarrollo del capitalismo a la reserva fraccionaria, que confunde con el funcionamiento del crédito. Y, claro, para él el dinero es una ficción, algo creado por los Estados en algún momento.

Con estos mimbres, mala historia del Sapiens cabe esperar. Si a ello unimos algunos flagrantes errores históricos, como decir que los numantinos eran celtas, o que Escipión Emiliano derrotó a Cartago, o afirmar que no había esclavitud en Europa antes del descubrimiento de América. Y eso los que le pillo cuando habla de aspectos históricos que conozco.

Por si fuera poco, incurre en constantes contradicciones metodológicas, como reconocer (correctamente) que los eventos históricos tienen muchas causas y no se ha de caer en la predicción ex-post, para a continuación hacerte una narración causal según su perspectivas de los eventos que le interesan.

A no mucho tardar, ya se da cuenta de lo que le espera a uno con este libro: cuando defiende que el estilo de vida de los "foragers" era mucho mejor que el de los agricultores. Y luego explica cómo los Sapiens nos vimos atrapados en la agricultura de tal forma que cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde. Razonamiento que, por cierto, repite para explicar el triunfo del capitalismo. En fin. Tendría que haber dejado la lectura, pero no lo hice, por lo que ahora tengo que moderar mis exabruptos contra esta basura.

Dice que el hombre se tiene que ordenar siempre en jerarquías, pero para él son iguales las jerarquías impuestas por la fuerza (ie Estados, comunismo) que las que surgen de la libertad (ricos y pobres) o de las creencias libremente escogidas (religiones). Nos lleva a discusiones sobre que no hay más realidad que la biológica, pero no acepta que las creaciones del cerebro humano (también creación biológica) lo sean, insisto, el dinero no existe. Me suena a algunos autores a los que destripa Scruton en el recién leído Fools, Frauds and Firebrands.

Especialmente desinformado resulta el emparejamiento Estado-mercado que establece como causa de la destrucción de la familia y la comunidad. Esta opinión no está sustentada por ningún dato empírico, sobre todo la causalidad respecto al mercado, por lo que resulta muy tendenciosa. Resulta falaz agrupar como causas de un fenómeno entidades tan diversas como Estado (donde las relaciones son de imposición) con mercado (donde las relaciones son voluntarias). Hay muchísima evidencia histórica sobre los ataques del Estado a familias y comunidades (a las que ve como rivales), pero no hay ninguna sobre los supuestos "ataques" del mercado (¿quién es el mercado?) y, en todo caso, estos obedecerían a la libre voluntad de las personas. Pero nada, el caso es darle al mercado.

Y le arrea un par de viajes a las religiones monoteistas, y sobre todo al Cristianismo, que pasaba por allí. Lo dejo aquí, seré constructivo.

No obstante, creo que tiene algunas ideas aprovechables, como la importancia del lenguaje y la ficción en explicar el dominio del Homo Sapiens, al permitir a la especie niveles de cooperación muchos órdenes de magnitud por encima de los que se habían dado en otras especies, incluidas las humanas. También me ha resultado interesante la incardinación del nazismo dentro del humanismo, entendido éste como la ideología que considera al Homo Sapiens superior o especial respecto al resto de las especies.

Asimismo, resultan muy interesantes los dos últimos capítulos, aunque para entonces uno ya no se puede fiar demasiado de Harari, por lo que quizá sus contenidos habría que ponerlos en cuarentena. Uno es un resumen de los análisis sobre la felicidad del Homo Sapiens, las teorías biológicas y psicológicas al respecto, y la preocupación por Harari sobre hasta qué punto la historia ha contribuido a incrementar la felicidad (no el placer) del Homo Sapiens. Evidentemente, sus dudas son patentes desde el favoritismo expresado por el modo de vida de los foragers.

El otro capítulo final lo dedica a las tecnologías que pueden tomar el relevo a la biología en cuanto a la evolución del hombre: biotecnología, genética, software. Muy interesante, aunque tampoco se requieren grandes análisis teóricos para contarnos esto.

En suma: estamos ante un libro bien escrito, pero lleno de mentiras e inconsecuencias, que al quedar aderezadas por unas pizcas de verdad, resulta aún más traicionero de lo que aparenta. Solo puedo recomendar evitar su lectura. Lectores interesados en estos temas aprovecharán más su tiempo si lo dedican a Sowell: Conquest and Cultures, o a Deutsch: The Beginning of Infinity.

jueves, 5 de octubre de 2017

Los Versos Satánicos ("The Satanic Verses"), de Salman Rushdie

Esta novela es muy conocida, y muchos recordáreis que saltó a la fama porque su autor se tuvo que enfrentar a una persecución por parte de islamistas radicales. Es obvio que ello no es justificación para leer un libro, aunque algo de morbo le da. Quizá sea por ello que he tardado tanto en leerlo (es de 1988) y cuando lo he hecho, no ha sido por tenerlo en cartera, sino por razones mucho más prosaícas que no merece la pena escribir.

¿Qué me encontré? Pues la primera sorpresa es muy agradable, pues se trata de una novela magníficamente escrita. Y es que Rushdie es un buen escritor y su fama no debería obedecer a causas extraliterarias. De hecho, ha ganado varios premios y observo que lleva 11 novelas escritas, con menor fama que la que comento.

También se trata de una novela aparentemente divertida. Y digo aparentemente porque no tarda mucho uno en quedar desbordado por las cosas que cuenta, y entonces el humor pasa más desapercibido entre el berenjenal de enterarse de algo.

La historia orbita en torno a dos personajes, Gibreel Farishta y Saladin Chamchan. Ambos tienen que ver con el cine, uno es un actor famoso en India, el otro es un mago de las voces con un show famoso en Inglaterra.
El punto de partida es el ataque terrorista que padece el avión en que viajan, del que resultan ser los únicos supervivientes. Sin embargo, esta supervivencia tiene un precio, parece, y Gibreel queda convertido en el Ángel Gabriel, y Chamchan en Satán. Bueno, convertido es quizá demasiado fuerte para lo que realmente les pasa.

A partir de aquí Rushdie nos cuenta las evoluciones de cada uno por separado, hasta su reencuentro en las escenas finales.

Lo más destacado de esta novela es el estilo convoluto de Rushdie. Hay que estar alerta, pues las estructuras son complejas, así como el vocabulario y hasta la fonética en algún caso. Además, la historia se va continuamente por las ramas de los distintos personaje que aparecen, muchas veces de forma inesperada. Pero si uno no pierde de vista la metamórfosis arriba explicada se puede orientar razonablemente bien.

Especialmente llamativas son las incursiones, escasas, que hace el propio narrador en el texto, hasta el punto de que al principio te hace sospechar de si no será el narrador una divinidad. Sirva como ejemplo de estas incursiones la siguiente. En la escena se está investigando un crimen. Habla el investigador jefe, cuenta lo que han descubierta y termina: "That's all we have. The End"
Y entonces dice el narrador: "I have more". Y empieza a contar cosas que pasaron que no han sido descubiertas por los detectives. Chocante. Pero la verdad es que no juega ningún papel en la novela, aunque por momentos parece que sí lo va a hacer.

Entre los momentos más divertidos está aquel en que Gibreel decide que la solución para todos los problemas de Londres es que se vuelva una ciudad tropical, pues es imposible que haya claridad de ideas en una ciudad en que "la luz brilla igual que la oscuridad, la tierra es igual de húmeda que el mar, la noche igual de fría que el día".

¿De dónde sale la polémica que llevo a Rushdie a sufrir persecución religiosa? Pues posiblemente de una de las ensoñaciones/películas de Gibreel, en que aparece un profeta (Manmoud) que llega a Jahilia con su religión. Este profeta dicta a un escriba las cosas que le dice su Dios. El escriba queda muy decepcionador porque, por un lado, los dictados divinos parecen conformarse siempre a los intereses del Manmoud, y, por otro, al cambiar el escriba el literal del dictado y volverse a leer al profeta, éste no detecta las variaciones. Con lo que crece el escepticismo del escriba.
Además de esto, hay una escena en que las trabajadoras de un prostíbulo asumen el papel de las esposas del profeta, y dejan tal papel a un poeta que vive con ellas. Pero desconozco si esto puede hacer referencia a alguna faceta vital de Mahoma. Pero, vamos, ninguna de estas escenas me parece digna de escándalo, aunque, claro está, carezco del contexto religioso. También podría haberles mosqueado el cruce del Mar Arábigo para llegar a la Meca que se realiza en otra de las ensoñaciones/películas, con clara referencia al cruce del mar Rojo.

Destaco una frase con la que me identifico plenamente antes de concluir: "In the fastforward culture, classic status could be achieved in as little as six months, sometimes even overnight".

Sinceramente, no puede recomendar la lectura de este libro. La mayor parte del tiempo el lector tiene confianza en que los giros y desviaciones a que se somete la narración cobrarán sentido en algún momento, prefentemente al final, y quedará justificado el sufrimiento. Como en esas series extrañas tipo Mr Robot. Desgraciadamente, como ocurre en muchas de esas series, el final no termina de aclarar nada y deja demasiados flecos que hacen la lectura de esos extraños pasajes prescíndible. Y como casi todo el libro está compuesto por este tipo de pasajes, pues también se hace prescindible.
Empezó bien y hasta era divertido, y está bien escrito y con gran riqueza de vocabulario. Pero es un rollo con pocos pies y cabeza.