martes, 24 de octubre de 2017

Evangeline, de Henry Wadsworth Longfellow

No creo que este poema, calificado por algunos como epopeya, sea muy conocido fuera de Canadá, y eso que el autor es un clásico inglés. En cualquier caso, para mí era lectura obligada desde que conocí de él en visita a Grand Pré en Novas Scotia, Canadá.

Evangeline es una presencia constante entre los acadios, movimiento que ha conocido un resurgir reciente de la mano del padre Lefebvre, sí, el mismo del rito cristiano homónimo. En todo caso, los acadios eran colonos franceses que se instalaron en torno a la bahía de Fundy, entre Nova Scotia y New Brusnwick. Como tales, eran independientes de su Francia de origen. Pero cuando los ingleses vencieron a los franceses y les echaron de esas tierras, esta independencia no fue suficiente para borrar su ascendencia, y la desconfianza hizo que los ingleses los expulsaran de sus tierras (algunas ganadas al mar, como la de Grand Pré), en una deportación de escala épica.

Es esta precisamente la historia y el contexto de la obra que comento.

Como dije, se trata de un poema, aunque yo no diría que es épico. Y casi ni poema. Me desconcierta mucho el verso inglés éste que no rima al final, y supuestamente lo hace en el ritmo. Alguna vez leí sobre cómo se construía la poesía en inglés, pero no lo entendí demasiado, así que esta parte se escapa a mi disfrute. También he leído poesía en inglés que rima de verdad (por ejemplo, Lost Paradise, de Milton), por lo que no vale el truco de rimar por medio.

Por otro lado, la historia que narra tampoco es propiamente una epopeya en sentido clásico. De hecho, es muy simple: Evangeline acaba de comprometerse con su futuro marido, cuando se produce la deportación ordenada por los ingleses. Como consecuencia, los acadios son expulsados fuera de sus tierras sin orden ni concierto, terminando ambos amantes en barcos y destinos distintos. A partir de aqui se  nos cuenta la búsqueda de Evangeline por toda Norteamérica en pos de su amado, hasta que se vuelven a encontrar, ya a punto de morir, en Filadelfia.

Pero no nse entra al detalle de ninguna de las peripecias, prácticamente lo único que se hace es enumerar los lugares por los que pasa, por lo que no estamos ante algo similar a la Odisea. Y como no hay batalla con los ingleses, sólo orden de deportación, pues tampoco nos aproximamos a la Iliada.

¿Qué es lo más interesante que he encontrado? Las referencias a los lugares canadienses en que estuve y las descripciones que hace de los mismos en lo época de los acadios. Realmente, esto constituye la primera parte del libro, en que tenemos oportunidad también de asistir a algunas escenas costumbristas. Luego, ambos son deportados, y entramos en una segunda parte que básicamente en una descripción de los lugares a los que le lleva su búsqueda a Evangeline, empezando por Lousiana, y terminando con Filadelfia, pero pasando incluso por ciudades entonces españolas (y calificadas como tal propio Longfellow), como Adayes. Es en la descripción de estos sitios, en la riqueza de comparaciones y metáforas, donde más destaca esta obra.

En resumen, entiendo que esta obra sea un clásico para los Acadios, pero a mí me ha resultado mediocre. Cosa que ya me ha pasado, por cierto, con algunas otras obras clásicas en determinados países, como el Popol Vuh o "La hija del adelantado", en Guatemala, o "Bajo el Yugo", de Ivan Basov, en Bulgaria. Se trata de enternecedores clásicos locales que raramente alcanzan un nivel global, pero posiblemente porque no merecen tal atención, no porque sean locales.

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