lunes, 9 de octubre de 2017

Sapiens: De animales a dioses ("Sapiens: A brief history of humanity"), de Yuval Noah Harari

En este lamentable ensayo, que está cogiendo cierta fama, el autor nos cuenta su visión sobre la historia de la humanidad, desde la aparición de la especia hasta el momento actual. Es un libro de caracter divulgativo, bien escrito y fácil de leer, y repleto de razonamientos falaces, ignorancia épica y errores históricos. O sea, más peligro que un saco de bombas.

El primer punto que cabe destacar es la absoluta ignorancia del autor sobre economía, lo que no le impide hablar una y otra vez del mercado y el capitalismo, unas veces para bien, y la mayoría para certificar los males de este último. Solo dos apuntes al respecto: maneja la teoría del valor intrínseco de los bienes (abandonada desde hace 150 años) y atribuye el desarrollo del capitalismo a la reserva fraccionaria, que confunde con el funcionamiento del crédito. Y, claro, para él el dinero es una ficción, algo creado por los Estados en algún momento.

Con estos mimbres, mala historia del Sapiens cabe esperar. Si a ello unimos algunos flagrantes errores históricos, como decir que los numantinos eran celtas, o que Escipión Emiliano derrotó a Cartago, o afirmar que no había esclavitud en Europa antes del descubrimiento de América. Y eso los que le pillo cuando habla de aspectos históricos que conozco.

Por si fuera poco, incurre en constantes contradicciones metodológicas, como reconocer (correctamente) que los eventos históricos tienen muchas causas y no se ha de caer en la predicción ex-post, para a continuación hacerte una narración causal según su perspectivas de los eventos que le interesan.

A no mucho tardar, ya se da cuenta de lo que le espera a uno con este libro: cuando defiende que el estilo de vida de los "foragers" era mucho mejor que el de los agricultores. Y luego explica cómo los Sapiens nos vimos atrapados en la agricultura de tal forma que cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde. Razonamiento que, por cierto, repite para explicar el triunfo del capitalismo. En fin. Tendría que haber dejado la lectura, pero no lo hice, por lo que ahora tengo que moderar mis exabruptos contra esta basura.

Dice que el hombre se tiene que ordenar siempre en jerarquías, pero para él son iguales las jerarquías impuestas por la fuerza (ie Estados, comunismo) que las que surgen de la libertad (ricos y pobres) o de las creencias libremente escogidas (religiones). Nos lleva a discusiones sobre que no hay más realidad que la biológica, pero no acepta que las creaciones del cerebro humano (también creación biológica) lo sean, insisto, el dinero no existe. Me suena a algunos autores a los que destripa Scruton en el recién leído Fools, Frauds and Firebrands.

Especialmente desinformado resulta el emparejamiento Estado-mercado que establece como causa de la destrucción de la familia y la comunidad. Esta opinión no está sustentada por ningún dato empírico, sobre todo la causalidad respecto al mercado, por lo que resulta muy tendenciosa. Resulta falaz agrupar como causas de un fenómeno entidades tan diversas como Estado (donde las relaciones son de imposición) con mercado (donde las relaciones son voluntarias). Hay muchísima evidencia histórica sobre los ataques del Estado a familias y comunidades (a las que ve como rivales), pero no hay ninguna sobre los supuestos "ataques" del mercado (¿quién es el mercado?) y, en todo caso, estos obedecerían a la libre voluntad de las personas. Pero nada, el caso es darle al mercado.

Y le arrea un par de viajes a las religiones monoteistas, y sobre todo al Cristianismo, que pasaba por allí. Lo dejo aquí, seré constructivo.

No obstante, creo que tiene algunas ideas aprovechables, como la importancia del lenguaje y la ficción en explicar el dominio del Homo Sapiens, al permitir a la especie niveles de cooperación muchos órdenes de magnitud por encima de los que se habían dado en otras especies, incluidas las humanas. También me ha resultado interesante la incardinación del nazismo dentro del humanismo, entendido éste como la ideología que considera al Homo Sapiens superior o especial respecto al resto de las especies.

Asimismo, resultan muy interesantes los dos últimos capítulos, aunque para entonces uno ya no se puede fiar demasiado de Harari, por lo que quizá sus contenidos habría que ponerlos en cuarentena. Uno es un resumen de los análisis sobre la felicidad del Homo Sapiens, las teorías biológicas y psicológicas al respecto, y la preocupación por Harari sobre hasta qué punto la historia ha contribuido a incrementar la felicidad (no el placer) del Homo Sapiens. Evidentemente, sus dudas son patentes desde el favoritismo expresado por el modo de vida de los foragers.

El otro capítulo final lo dedica a las tecnologías que pueden tomar el relevo a la biología en cuanto a la evolución del hombre: biotecnología, genética, software. Muy interesante, aunque tampoco se requieren grandes análisis teóricos para contarnos esto.

En suma: estamos ante un libro bien escrito, pero lleno de mentiras e inconsecuencias, que al quedar aderezadas por unas pizcas de verdad, resulta aún más traicionero de lo que aparenta. Solo puedo recomendar evitar su lectura. Lectores interesados en estos temas aprovecharán más su tiempo si lo dedican a Sowell: Conquest and Cultures, o a Deutsch: The Beginning of Infinity.

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