jueves, 6 de octubre de 2016

Svein, el del caballo blanco ("The Pale Horseman"), de Bernard Cornwell

Segunda entrega de las nueve (!) que al parecer tiene esta saga sobre la formación de Inglaterra a finales del siglo IX. La primera es la conocida "El último reino", cuyo título es el que se está usando para bautizar la serie televisiva basada en las novelas. Fue gracias a dicha serie de la BBC que llegué a estas novelas y a este autor.

La verdad es que poco voy a poder añadir a la entrada sobre "El último reino" en cuanto a estilo del autor y a sus reflexiones. Se mantiene la narración tosca en primera persona del protagonista Uhtred, y se mantienen las reflexiones especialmente en relación con la religión, bastante menos en esta ocasión en relación con costumbres civiles.

Predominan en esta ocasión más las ideas sobre la reputación del guerrero y la importancia que ésta tiene a la hora de establecerse como señor creíble antes sus congéneres y posibles seguidores. Es por el mantenimiento de dicha reputación que Uhtred se embarca en algunos combates en los que la razón diría que no se debe meter.

No obstante, sí que hay un cambio digno de mención. Decía en El último reino que las batallas se narraban desde una perspectiva más individual que estratégica, en primer lugar porque quizá no había demasiado de esta. Ello cambia en la última batalla de esta novela, en que se comienza con el estilo narrativo individual, pero luego se progresa a dar un visión más completa de la batalla y la disposición de las fuerzas de los contendientes, tanto por las observaciones directas del protagonista como por lo que luego le cuentan. También es cierto que en esta batalla se habla por primera vez de estrategia, más allá del mero muro de escudos. Son, sin duda, buenas noticias, porque el relato de esta batalla se acerca más al esquema Posteguillo que tanto me gusta.

Por otro lado, aparece el síntoma denunciado por uno los comentarios en la entrada sobre "El último reino". Empieza a haber cierta repetición, al principio amparada en los recuerdos de Uhtred tratando de sincronizar al lector de la segunda entrega con las que cosas que pasaron en la primera. Este recurso es permisible y perdonable al comienzo de la nueva entrega. El problema aparece cuando, ya en las partes finales de la novela, sigue compartiendo recuerdos de la primera parte que uno tiene la sensación de que ya se han "recordado".

Y es un problema porque el lector empieza a pensar que el escritor está alargando innecesariamente la novela. A ello colabora también los relativamente pocos acontecimientos que ocurren en esta segunda entrada, si los comparamos con la primera (ahora sigo con esto). Da la sensación de que Cornwell tras el éxito de la primera novela decidió desde el principio que esto podía ser un filón, y que por tanto le convenía estirar la serie tanto como pudiera (repito, 10 entregas). Dado que los hechos históricos son los que son y por aquí poco uno puede extenderse, está claro que optó por detenerse en recuerdos.


En cuanto a lo que ocurre en esta segunda parte, y aviso que llega spoiler, me voy a permitir anotarlo aquí para que me sirva de referencia cara al resto de la serie, a mí o a otros lectores.

Entonces, tenemos la invasión de Exeter por los daneses rompiendo el tratado de paz que tenían con el rey Richard. Eso fuerza a éste a buscar refugio en unas marismas a las que los vikingos no tienen acceso terrestre y difícil marítimo. Aquí transcurre la mayor parte de la novela, con alguna brujería que otra para salvar al príncipe heredero. La novela se cierra con una gran batalla, en la que Richard trata de aplicar la única estrategia que cree viable para recuperar su reino de Wessex: derrotar de una sola vez a los daneses. Por otro lado, aparecen incipientemente los bretones de Gales, y también poco los irlandeses, que asumo que tendrán más que decir en futuras entregas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...


Es una magnifica serie de libros, aunque en Inglaterra hay cierta polémica sobre su veracidad histórica.

El segundo volumen se publicó aquí con el título "Svein, el del caballo blanco"; y, iertamente, el autor abusa un tanto de los recuerdos reiterativos; comprensibles teniendo presente que el narrador de la historia es un anciano obsesionado próximo a su muerte, pero aún así se acaban haciendo pelín pesados...

Un saludo.
jam, bcn

Ferhergón dijo...

Gracias, corrijo título de la entrada.