viernes, 25 de diciembre de 2020

Alternate Routes, de Tim Powers

 Después de muchos años, recupero novelas de este autor, uno de cuyos libros, quizá el más famoso, me dejó impresionado en mi juventud. El libro en cuestión se llamaba "Las puertas de Anubis" y sobre todo me fascinó la facilidad que tiene Powers para extender la incertidumbre sobre el entorno que tienen sus personajes al lector. Me explico: cuando uno lee una novela, está algo por encima de sus personajes en el sentido de que tiene una idea más o menos cierta de lo que está pasando. Sin embargo, eso no es lo que típicamente les ocurre a los protagonistas, que están en su día a día y no tienen el privilegiado punto de vista del lector.

El mérito de Powers estriba en que consigue que te sientas cómo el protagonista en no saber qué es lo que está pasando, con lo cual sus novelas son un recorrido de descubrimiento muy aproximado al que tienen que ir haciendo sus protagonistas, hasta obtener una visión de conjunto de lo que ocurre. Fue eso lo que me dejó impresionado de la novela antes dicha: la vas leyendo y no tienes ni idea de por qué pasan esas cosas a los protagonistas, o sea, estás como ellos, pero poco a poco emerge la lógica. Posteriormente, leí alguna otra, todas las que salían en Círculo de Lectores: "La fuerza de su mirada" y "La última partida", y quedó olvidado. En ambas, mantenía esa característica suya propia, en historias de mayor o menor interés. Y ya anticipo que en Alternate Routes ocurre lo mismo.

Si alguien me pregunta por qué repesco a Powers después de tantos años (fíjese si hará tiempo que estas novelas las leí traducidas), la razón se encuentra en una serie de TV: "Lovecraft Country". La serie no me gustó demasiado, y tiene poco que ver con Lovecraft, pero la perspectiva de sus protagonistas y del televidente me recordó a esta habilidad de Tim Powers, y decidí hacerme con alguna de sus últimas novelas para ver qué tal, y además leerle en inglés por primera vez. Y así cayó este Alternate Routes, que, si no me equivoco, es su última novela.

Pero centrándonos en la novela ya en cuestión, lo que Powers nos propone es una especie de cruce entre Ghost y Mad Max. Resulta que el tráfico en las autovías de Los Ángeles genera una especie de campo gravitacional que "making use of the current generated when multiple free wills move at a constant speed past stationary free wills, in order to see little way into the future or past" al tiempo que atrae a los fantasmas, de forma que algunos espíritus se quedan en este mundo antes de pasar al alternativo. Esto es muy conveniente, por ejemplo, para la policía, que los interroga para encontrar personas, como sospechosos de asesinatos. Esto lo descubriremos con el mejor estilo Powers, en una escena que incomprensiblemente vemos a un grupo de tres policias componer una pregunta hablando por turnos.

Los protagonistas son Ingrid Castine y un ex-policia llamado Vickery, expulsado del cuerpo por oír indebidamente algo en la radio cuando escoltaba una comitiva de Obama, y que ahora se dedica a chofer de gente que no quiere ser detectada por fantasmas. Por alguna razón, Castine ayuda a Vickery a escapar de una emboscada; en la huida, Castine se cuela por una salida del autopista al mundo de los fantasmas, y Vickery tendrá que ir al rescate. A su vuelta, sin embargo, descubrirán que el uso abusivo que se está haciendo de la capacidad de ver el pasado y el futuro ha consolidado una conexión entre los dos mundos, que amenaza con destruirlos, y les tocará volver para salvarlos. Para entonces ya se sabe que el otro mundo es el Laberinto de Creta y que dentro seguramente les espere el Minotauro.

Los méritos de Powers son, sin duda, su gran imaginación, y la forma de contar la historia que ya he referido. En su demérito, me ha parecido que escribe un inglés, no malo, pero sí ofuscado, como a trompicones, no resulta una lectura fluida. Y, en particular en esta historia, los sucesos que ocurren en el universo fantasmagórico son difíciles de seguir hasta el punto de que a uno se le va la pinza y, claro, comienza a aburrirse. No, no me ha entusiasmado esta novela, aunque me sigue pareciendo un autor interesante, y tengo un par de cosas más de él que seguramente leeré, en particular "Declare", su éxito más reciente.

Grandes frases, Powers no tiene, pero sí algunos momentos interesantes o, al menos, curiosos. Por ejemplo, este apunte de teoría económica, al ver Castine que Vickery tiene almacenadas montones de cajas de cigarrilos: "“You smoke a lot?” she ventured. “That’s currency,” said Vickery as he shuffled in, picked up a box and set it down by the wall. “If civilization collapses, money or even gold won’t be worth anything.

Y aquí este de psicología: "Terracotta had been reminding himself that guilt—and love too—were meaningless spasms in the consciousness, which itself was a superfluous delusion." O este otro, para justificar por qué los fantasmas de gente asesinada se quedaban prendidos de sus asesinos, aunque no los hubieran conocido antes: "Ending someone’s earthly life from him is about as intimate as you can get,". Por cierto, que el tal Terracotta se cambió su apellido tras enterarse de la existencia de los guerreros de Xian y "at first he had been struck by how much they were like living people. Later he had been struck by how much living people seemed to be no more than mobile members of the Terracotta Army."

Me gusta la siguiente caracterización del ser humano, aunque seguramente sea absurda y solo tenga sentido en el contexto de esta novela: "Every thinking human is a turbulent little pocket of supernatural freedom-from-causality, working against the constant resistance of an otherwise mathematically determinist world.

Por último, pequeño spoiler, resulta que para sobrevivir en el mundo de los fantasmas y no transformarse en uno, hay que mantenerse todo el rato apegado a la razón, lo que nuestros protagonistas hacen con pequeñas operaciones aritméticas que se preguntan el uno al otro, y cuyos resultados contrastan con una especie de rosario. Así se explica esta frase que me ha encantado, pero por razones que sería muy largo de explicar: "“Two and two are four,” he said, seeing the fact. He raised his hand. “Don’t take my word for it, look!

Y no puedo cerrar sin acordarme de esta expresión: "My daughter times the square root of minus one,", aunque hay que saber algo de números complejos para entenderla.

1 comentario:

Mike rose �� dijo...

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