martes, 8 de abril de 2025

Guerilla: Le Temps des Barbares, de Laurent Obertone

Segunda parte de la trilogía de Obertone describiendo una especie de catástrofe woke en Francia. Ya dije que no me entusiasmó demasiado la primera entrega, pero como la lectura es ligera no resistí la curiosidad de saber cómo seguía.

Pocas sorpresas me he llevado. El esquema narrativo es básicamente el mismo: una carga inicial de momentos woke, más ácidos y divertidos que en la primera entrega, o sea, que Obertone se dio cuenta de que eso molaba. Y luego unas cuantas tramas con distintos personajes, que se van interrumpiendo unas a otras hasta converger en los capítulos finales. Poco a poco se va centrando la historia en unos cuantos de ellos (el Coronel, su nieto Gite, Cedric y su chica, un doctor con la psicóloga, un grupo de soldados "buenos", y el nuevo jefe del Estado, Victor Escard.

El libro se estructura en numerosos capítulos de gran brevedad, parece un libro a base tweets o de entradas en blog. Cada capítulo se titula con una palabra de la que se nos proporciona su definición de diccionario. No sé qué gracia le verá a esto el autor, salvo que rellena espacio.

Y poco más. Dejo aquí unos momentos woke de los que me han parecido más interesantes.

"Des panneaux publicitaires « racisés » étaient jetés à terre par les militants indigénistes, qui y voyaient une nouvelle forme de traite, l’éternelle marchandisation de l’homme noir. Les grandes entreprises, pourtant toujours à l’affût de la communication citoyenne, peinaient à suivre les évolutions de la justice sociale."

"Mario, stéréotype binaire et misogyne, Wario, symbole homophobe de « l’inversion » prétendument maléfique, Donkey Kong, caricature racialisante à peine voilée de la force primitive, les Pokémons, jeu ultra- spéciste réduisant les animaux à leurs caractéristiques propres."

"Une fille aux cheveux bleus, indignée par ce slutshaming, tentait de la réconforter, mais une autre militante lui assura qu’il était paternaliste et misogyne de la sur- victimiser."

Aunque mi preferida es ésta: "À ce stade de la discussion, il ne demandait jamais davantage d’explications, parce qu’elle se fâchait, lui renvoyait au visage son mansplaining, doublé d’un whitesplaining, aggravé par son hétérosplaining, sans parler de son euphosplaining– cette tendance qu’avaient les non- dépressifs à minimiser les malheurs d’autrui."

Esta tampoco está mal: "Je suis nomophobe, tu sais ce que ça veut dire ? Nomophobe au dernier degré. Je pourrais tuer pour un Smartphone."

Decía en la entrada sobre la primera para que lo que se nos contaba parecía The Walking Dead. Las referencias son ahora mucho más claras y explícitas. 
"Halluciné, l’assureur vit ces chapelets humains se jeter de la falaise urbaine et s’écraser sur la dalle de granit, comme des zombies de mauvais film d’horreur, ou comme ces troupeaux des grandes chasses préhistoriques, poussés à l’abîme par la peur.
O esta escena, donde sin llegar a zombies sí tenemos caníbales: "Une charpie d’os, de cervelle, de sang et de chair, aspergeant ses compères sur une dizaine de mètres. Le corps privé de tête tomba, dans un gargouillis de sang et d’air. Le colonel avait réarmé, visant de nouveau, mais l’orgie cannibale était terminée."

Y de hecho, a los grupos de gente que vaga buscando que comer les llama los "errantes".

El caso es que tras un montón de aventurillas de personajes diversos, al final la trama va convergiendo en un planteamiento interesante: el resurgimiento de un Estado más poderoso que el previo bajo el mando del siniestro Victor Escard. Este se ha hecho con el control del ejército organizado restante y de algunas infraestructuras críticas (entre ellas la electricidad). Pero en vez tratar de que todo retorne a la normalidad rápidamente, opta por dejar a la gente que se cueza en su propio desorden, además en invierno, para que constaten aún más su dependencia del Estado y estén dispuestos a cualquier cosa como agradecimiento. ¿Suena mucho a ciencia ficción? Recuerden lo que hicieron aquí algunos políticos durante la DANA que asoló Valencia.

Parte del plan del señor Escard pasa por aniquilar las comunidades que se han ido formando espontáneamente para hacer frente a la situación, que unas cuantas habían surgido. Claro, el Estado con los medios que controla puede parecer la única solución a los problemas que enfrentamos, pero eso dista de ser cierto, y además el Estado aporta también problemas, mayores en muchos casos de los que resuelve.

El caso es que así queda planteado el comienzo del fin de la trilogía: con el retorno del Estado "del bienestar" y con algún rival suelto como única esperanza real para la sociedad. Así, me resulta difícil resistirme a terminar la lectura de esta trilogía, aunque esta segunda parte me haya gustado menos que la primera.

La termino y hacemos balance.

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