jueves, 28 de mayo de 2009

El siglo del anarco-capitalismo

En estos momentos tan difíciles, y preparándonos para los que vienen, que pueden serlo aún más, cualquier atisbo de esperanza resulta enardecedor. Y eso es lo que nos proporcionó don Jesús Huerta en la Cena de la Libertad del pasado viernes, en su alocución de homenaje a Jassay.

Como siempre, estuvo brillantísimo, este hombre es una máquina. Y, a su lado, siempre me toca ver a Carlos Rodríguez Brown, de aparente más salero, pero que palidece siempre al lado del huracán Huerta, aunque tenga sus chascarrillos para no desaparecer del mapa.

Huerta empezó con un discurso convencional, al menos para un anarco-liberal; mejor dicho, para el conocedor de la teoría económica austriaca. O sea, de la teoría económica. La aplicación de dicha teoría nos demuestra, sin dejar lugar a la duda, que la existencia de un estado (monopolista de la coacción) lleva a la sociedad a una situación inestable. Y esta inestabilidad hace siempre que estemos en movimiento, en busca del equilibrio.

El Estado, como monopolista de la coacción, tiende a crecer en poder, a aumentar sus parcelas de dominio, como es inevitable que ocurra. Lo podrá hacer más o menos deprisa, pero lo hace. Esta presto a aprovechar la menor oportunidad, la menor debilidad de la sociedad, para ampliar sus parcelas. Solo hay que mirar a los Estados Unidos, a lo que se enfrentan ahora, y eso que cuentan con una Constitución bien fundamentada.

El problema es que con cada paso hacia el mayor poder, disminuye más que proporcionalmente la capacidad de crear riqueza de la sociedad. Por ello, para aumentar su poder en la misma medida, necesita sucesivamente limar más la libertad de los individuos. El ejemplo típico es el de los impuestos: todos sabemos que si suben, se pierde recaudación en proporción; de la misma forma, bajarlos, hace que aumente la recaudación.

Por eso, el Estado tiende a consumirse a sí mismo: en el límite, o cede poder, o se autodestruye, al no quedar riqueza que explotar. El problema es que, si cede poder, no puede atender sus compromisos con los que ha embaucado a la sociedad, y puede encontrar las destrucción a sus manos.

La teoría económica lo demuestra, pues, con facilidad. Coinciden, de una u otra forma, Mises (Intevencionismo), Hayek (Camino de Servidumbre), Rothbard y Hoppe.

Sabiendo que tarde o temprano va a ocurrir, lo que nos hace falta es saber cuándo, cuánto falta para alcanzar un nuevo orden en que el Estado sea un mal recuerdo. Y ahí es donde Huerta de Soto iluminó la noche en el Casino de Madrid.

Porque nos dijo que será en este siglo. Lástima que aquí no aportó análisis praxeológico, sino simplemente su comprensión histórica. Pero, al fin y al cabo, es Huerta, así que por algo lo dirá.

34 comentarios:

Eaco dijo...

Bueno, la tesis de que el Estado tiende a autodestruirse me parece bastante equivocada, como puede observarse simplemente viendo dónde estamos. Otra cosa es que la intervención sea ineficiente porque genere problemas incluso en aquello que se pretende solucionar (no siempre: en ocasiones tiene bastante éxito en lo que se propone, el problema siempre es elc oste de oportunidad de ese éxito). Pero en general o son problemas que los ciudadanos no relacionan con el Estado o que asumen con resignación. Y en ese sentido el Estado no tiende a desaparecer, sino incluso a perpetuarse: el sistema monetario es un buen ejemplo de cómo estamos pasando de una baja intervención (s.XIX) a una máxima intervención, sin que su desaparición hoy por hoy esté en el horizonte.

Un saludo

Stewie Griffin dijo...

Bueno, yo no estoy de acuerdo con Rallo. Según Konkin:

"the statist White Market shrinks and chokes on its own dysfunctional regulation" y en el bloque del este "with limited understanding, the people themselves brought down the worst tyranny known to man through almost unconscious agorism" (en la acepción de medio: contraeconomía, no en la de sistema ideal)

¿Por qué no puede pasar aquí algo parecido? Una tendencia libertaria no consciente por una mera cuestión de supervivencia y de preferencia de los individuos.

El estado, en último termino, debe entenderse como la vigencia de un sistema normativo impuesto mediante un monopolio coactivo. Del mismo se deriva el resto del negocio. Hay estado, en la medida que este es efectivo para hacer cumplir sus mandatos. Un estado que no puede hacer efectivo su dominio solo es una banda de rufianes aislados.

Pero las normas del estado pueden llegar a tener un coste de cumplimiento inasumible para amplias capas sociales. Incluso aquellos encargados de hacer cumplir dichos mandatos pueden llegar a preferir incumplir sus ordenes en base a su propio interés en un escenario así. Los sobornos eran el orden del día en el este.

Al final el asunto se vuelve imposible de controlar de forma efectiva. Se requieren mayores dosis de coacción, que a su vez generan descontento.

Al resultar más díficil saquear a los ciudadanos, disminuyen los ingresos de la mafia, parte de los cuales se dedicarían a financiar más inspecciones y represión fiscal, así como populismo para comprar apoyos.

No esta clara la fortaleza de los estados actuales. Más bien al contrario.

Un saludo

Stewie Griffin dijo...

"Pero, al fin y al cabo, es Huerta, así que por algo lo dirá".

Si es Huerta, como si no. La fé no es un atajo al conocimiento.

Ferhergón dijo...

Muchas gracias por los interesantes comentarios.

Eaco, te veo deprimido, a ver si te animo.
1) Como bien sabes, la evidencia históricia no sirve para validar ni para refutar la teoría económica.
2) La teoría económica, hasta donde yo he leído (Hoppe), demuestra claramente que el estado es insostenibles (los impuestos destruyen la riqueza, por tanto es imposible mantener el Estado indefinidamente)
3) A la espera de leer la argumentación de Jassay sobre la inevitabilidad del estado, no tengo otra conclusión.

Camarada Stewie, sobre mi referencia a Huerta. Así como el colapso del Estado está demostrado por la teoría económica, la forma y el momento en que ocurrirá en este caso concreto es asunto de interpretación histórica (como dice Mises, understanding). Entiendo que Huerta tiene más "understanding" que yo para decir que será en este siglo.

Nos vemos,

Eaco dijo...

Bueno Stewie, ya hemos hablado largo y tendido sobre por qué ni el mercado negro ni la contraeconomía lograrán nunca sustituir al "mercado blanco".

Ferhergón,

a) La evidencia histórica no puede refutar una teoría económica bien construida, en esencia porque la teoría económica es contrafactual. Pero en todo caso si debería llamar la atención y mover a la reflexión que ciertos hechos históricos no concuerden demasiado con las implicaciones que parecen deducirse de la teoría. Tal vez la teoría esté mal construida y en este caso desde luego lo está.
b) Que el Estado destruye riqueza es evidente, tan evidente como que en ciertas condiciones el mercado la crea más rápido de lo que la destruye el Estado y, por tanto, este último deja de ser insostenible. Tan evidente, también, como que hoy en caso de que el Estado –no se sabe muy bien cómo– desapareciera, el mercado generaría mucha menos riqueza que con él (al menos durante un plazo muy largo de tiempo, el suficiente como para desbordar el horizonte temporal de las generaciones actuales). Por consiguiente, hoy un mercado sin Estado sería más empobrecedor que un mercado con Estado y, en ese sentido, lo que no es sostenible es que la gente prefiera pasar de un lado a otro.

Por eso tampoco soy pesimista, dentro de lo posible soy bastante optimista.

Wm Gille Moire dijo...

El 22 será el siglo del anarcocapitalismo. El 21 va a ser de guerras civiles y secesiones. Los que se apoderen de algunos restos del cadáver estatal y de algunas parcelas de dominio, contra los que intentarán quitárselas. Ya comienza en América Latina. Luego seguirá Europa.

Eso, en Occidente. En Oriente, who knows?

J dijo...

"Como bien sabes, la evidencia históricia no sirve para validar ni para refutar la teoría económica."

"La evidencia histórica no puede refutar una teoría económica bien construida, en esencia porque la teoría económica es contrafactual."

Anonadado me habéis. O sea que, en resumidas cuentas, la teoría austríaca:

a) es omnicomprensiva, o sea, lo explica todo.

b) no es falsable.

Desde luego, es una epistemología de tres pares de cojones. Felicidades, chavales.

Eaco dijo...

Ni es omnicomprensiva ni es falsable. Aunque se la puede hacer falsable a costa de que sus proposiciones se vuelvan menos rigurosas (no es lo mismo que los precios suban que que los precios sean más altos de lo que lo habrían sido).

J dijo...

Pues no será omnicomprensiva, pero leyendo a sus practicantes, da la sensación de que abarca lo suyo.

Y si no se refuta por la evidencia histórica, ¿cómo se puede falsar, aunque sea a costa de rebajar la prístina verdad de sus proposiciones?

Por otra parte, me parece que hay muchos austríacos que no se han enterado de eso de que la evidencia histórica no vale, porque no paran de citar la interpretación de Mises sobre la quiebra del Imperio Romano. ¿En qué quedamos, vale o no vale, o según lo que diga Mises?

Eaco dijo...

a) Sí, los economistas austriacos realizan juicios extraeconómicos con frecuencia, unos más y otros menos acertados. Entre los últimos estarán los que crean que sólo con la economía puede comprenderse toda la realidad. Pero eso es un asunto distinto a que sus teorías económicas sean omnicomprensivas (más bien tiene que ver con pensar que todo es economía, que no es lo mismo).
b) Se puede falsar diciendo: si se envilece la moneda, suben los precios. Cuando la proposición económica rigurosa es que si se envilece la moneda, los precios serán más altos de lo que habrían sido (ya que también puede caer el valor de la mercancía).
c) La evidencia histórica no vale para refutar la teoría o al menos no cuando la teoría se formula de manera contrafactual. Pero esto no tiene nada que ver con que la historia sea inútil. De hecho es al revés, la teoría precisamente es útil o va dirigida a: interpretar la historia (al menos la parte de ella comprensible gracias a la teoría económica) y facilitar la previsión y comprensión del futuro. Es una herramienta del historiador y del empresario. ¿La única? No debería, al menos los empresarios que sólo echan mano de la teoría económica (y no de la contabilidad, finanzas, marketing...) no tienden a triunfar demasiado.

Eduardo dijo...

Algo extraordinario sucede con la "teoría austríaca". Se podría titular: Inversión de la epistemología convencional.

A la mayoría de las teorías convencionalmente consideradas científicas (en realidad, a todas) les ocurre que se vuelven más y más rigurosas a medida que sus proposiciones teóricas se vinculan con enunciados observacionales y con nuevos "hechos", en resumidas cuentas.

Pero hete aquí que la teoría austriaca, a medida que descubre la piedra de toque de los hechos (han mencionado los históricos, pero podríamos mencionar otras clases de hechos, como los psicológicos o neurológicos), ¡¡se hace menos rigurosa!!

¡Es fabuloso!

Eaco dijo...

Más bien le sucede a la economía, no a la teoría austriaca, que se puede vincular tanto con la realidad como cualquier otra teoría económica decidida a perder rigor y realismo. Pero vamos, esto no es mío, sino de Friedman.

Eduardo dijo...

La "evidencia histórica" sólo es inútil para quien parte de una epistemología dogmática.

Podríamos poner como ejemplo la historia vista por los profetas bíblicos: la historia sagrada. Desde luego, estos profetas estaban muy interesados por los hechos, igual que dicen estarlo los economistas austriacos, pero siempre que (los hechos) fueran absorvidos por su peculiar e inamovible interpretación. Así, la historia profética podía transformar a los enemigos del estado judío (los asirios, los romanos o quien toque) de hecho como instrumentos empleados por el Dios de Israel para castigar la impiedad de los israelitas. De este modo la historia quedaba completamente neutralizada por la ideología yahvista.

Pues vosotros teneis exactamente la misma actitud epistemológica. Luego no os extrañe que os comparen con la teología dogmática. Es la analogía más fructífera para comprender la excepción austriaca:

http://siracusa20.com/hojas-de-siracusa/horribles-austriacos/

Eaco dijo...

Por cierto, la realidad también tiene una parte no observable (por ejemplo, los bienes que decido no comprar o los cursos de acción que decido no emprender), por eso no es del todo correcto decir que la teoría austriaca (la teoría económica, vamos) se desvincula de la realidad al volverse más rigurosa. Simplemente que al tratar de vincular los hechos no observables con los observables (rigor de las proposiciones) se hace menos falsable.

Y bueno, creo que en mi comentario a Ferhegón ya le he respondido que si debería llamar la atención y mover a la reflexión que ciertos hechos históricos no concuerden demasiado con las implicaciones que parecen deducirse de la teoría. Tal vez la teoría esté mal construida y en este caso desde luego lo está..

Y eso tampoco es mío, es de Mises, que algo más de austriaco que yo tenía.

Eduardo dijo...

Queria decir:

de hecho en instrumentos empleados por...

Eduardo dijo...

Simplemente que al tratar de vincular los hechos no observables con los observables (rigor de las proposiciones) se hace menos falsable.¿Cómo? ¿Qué demonios tienen que ver los hechos observables con el "rigor de las proposiciones"? ¿Quieres decir que las "proposiciones" rigurosas denotan hechos observables, o qué? No consigo darle un sentido.

Y supongo que eres más o menos consciente de que cuando igualas "teoría económica" con "teoría austriaca", estás activando un mecanismo de cierre teológico que es inaceptable en la ciencia convencional. Lo que se viene a decir más o menos es: O usted es "austríaco" o no piensa científicamente.

Eaco dijo...

a) Quiero decir, como ya he dicho, que las proposiciones económicas vinculan hechos observables con hechos no observables: envilecer la moneda hace que los precios sean más altos de lo que lo habrían sido. Podemos simplificar el rigor de esta proposición diciendo "el envilecimiento de la moneda hace subir los precios", pero eso es falso, ya que en el proceso de formación de precios intervienen otros factores que pueden hacerlos caer a pesar del envilecimiento (aumento brutal de la oferta de bienes y servicios). En economía esto se intenta corregir añadiendo la cláusula "ceteris paribus", pero esto no es más que un primer paso hacia la simplificación y pérdida de rigor, ya que es irreal asumir que nada más cambia.
b) Bueno, tampoco en ese caso pretendía equipararlas, sólo aclarar que lo que decía para la teoría austriaca valía también para el resto de teoría económica rigurosa, haya sido desarrollada por austriacos o no. Sobre si los no austriacos pueden llegar a conclusiones científicamente válidas, no me cabe duda, aunque últimamente no están muy duchos en esa materia (cosas del paradigma seguido). Pero vamos, tenemos como mínimo la experiencia de dos siglos de economistas no austriacos con aportaciones de gran calidad y no porque coincidan con las austriacas (en ocasiones, más bien al revés).

Eduardo dijo...

Si después del envilecimiento de la moneda resulta que los precios bajan, no pasa nada, la ley económica -si hay tal ley- no dice que siempre sea el caso que cuando hay envilecimiento hay inflación. Tampoco se podría deducir que hay envilecimiento si hay inflación (falacia de afirmación del consecuente). Son leyes lógicas, no hace falta ser especialmente austriaco para comprenderlo.

En fín, que no es preciso recurrir a misteriosos condicionales y supuestos hechos "inobservables" y por tanto considerar a la economía como algo "contrafactual", lo cual sigue siendo un perfecto disparate. Ocurre que si las proposiciones están bien definidas, son factuales y por lo tanto falsables. Sólo si están mal definidas o no tienen contenido empírico no lo son.

Eaco dijo...

Hombre, es que la inflación (entendida como aumento de precios) también se produce si los precios no caen lo que deberían haber caído (por ejemplo durante los años 20). ¿Cómo evitas que se false tal ley –el envilecimiento provoca inflación– con evidencias contrarias? Dices que es una proposición lógica y que no hace falta ser austriaco para entender que sus efectos no se producirán siempre. No creo que nadie haya exigido tal condición para entenderlo; el problema es que si esas proposiciones lógicas (que constituyen la esencia de la teoría económica) no son falsables, entonces no pueden ser validadas o refutadas por la experiencia (que es lo que se contendía aquí). Y en la mayoría de los casos tampoco podrán serlo incorporando más proposiciones económicas al análisis (por ejemplo la influencia de una mejora tecnológica sobre los precios) ya que su influencia es difícil, sino imposible, de cuantificar.

Luego dices que en economía no hace falta aludir a supuestos hechos inobservables. ¿Entonces nos cargamos un concepto tan básico y central como es el coste de oportunidad (la valoración de aquellos cursos de acción a los que renuncio)? En esencia porque lo elegido siempre es observable, pero lo rechazado no (a menos que se limiten en un laboratorio las opciones disponibles, lo cual es un supuesto bastante poco realista).

Y por cierto, en ningún momento he sugerido que toda subida de precios sea consecuente el envilecimiento de la moneda. No sé muy bien a qué venía ese matiz.

Ferhergón dijo...

Hola, perdonad que me meta en el tema. Es solo para daros las gracias por las aportaciones y por el debate (que, como suele pasar, no puedo seguir como quisiera).

Bueno, no es solo para eso, pues también quiero aportar algo:
- El rigor de la metodogía austriaca o praxeología es tan alto como el de las ciencias naturales. Son metodologías distintas para realidad distintas. En ambos casos, se trata de explicar la realidad, y solo tienen sentido a la vista de la historia. Si no, para qué estarían?

- La economía es un fenómeno complejo compuesto de hechos que es imposible aislar. No cabe pues la experimentación. Por ello, la esencia de la praxeología es el uso de las construcciones imaginarias, en que se aisla mentalmente el hecho que se va a estudiar. Si el análisis lógico está bien hecho (todo el mundo se equivoca, también los científicos naturales), el conocimiento obtenido es válido y científico. No hay pérdida de rigor por el hecho de que se haga esa simplificación. Desde mi punto de vista, el uso del ceteris paribus no disminuye la validez de la teoría económica.

- Eaco, si crees que la teoría económica que explica el colapso del estado está mal, creo que lo metodológicamente correcto es que lo refutes con argumentos lógicos, y no acudiendo a que determinados hechos históricos no coinciden con ella. Ceteris paribus, el Estado es insostenible. Si por el camino se descubre América, durará más.

- Otrosí: cuál es la argumentación por la cual la ausencia de Estado impediría la creación de riqueza a igual ritmo que su presencia? La teoría económica dice lo contrario.

Sobre las consideraciones metodológicas de Eduardo, no entro de momento, que ya Eaco las tiene respondidas.

Permitidme que os dé de nuevo las gracias por la discusión.

Eaco dijo...

Ferhergon,

Ya he explicado desde la teoría por qué la teoría es incorrecta: Otra cosa es que la intervención sea ineficiente porque genere problemas incluso en aquello que se pretende solucionar (no siempre: en ocasiones tiene bastante éxito en lo que se propone, el problema siempre es elc oste de oportunidad de ese éxito). Pero en general o son problemas que los ciudadanos no relacionan con el Estado o que asumen con resignación. Y en ese sentido el Estado no tiende a desaparecer, sino incluso a perpetuarse: el sistema monetario es un buen ejemplo de cómo estamos pasando de una baja intervención (s.XIX) a una máxima intervención, sin que su desaparición hoy por hoy esté en el horizonte.El Estado destruye riqueza pero a) o la gente no lo relaciona con el Estado o b) el Estado también evita hoy que se destruya mucha riqueza y por tanto actúa como redistribuidor aceptado por la inmesa mayoría de la gente.

¿Por qué el Estado evita que hoy se destruya riqueza? Aun asumiendo que es económicamente posible y superior una sociedad sin Estado (y ahí hay mucho que discutir, aunque tiende a considerar que sí lo es) queda por ver si es política y socialmente posible. La economía no lo es todo; de hecho, la economía es un marco para las preferencias y esas preferencias desde luego son muy variopintas y no tienen por qué ir en la dirección de sostener o hacer viable una sociedad sin Estado. Es decir, aun cuando la teoría económica demostrara que es posible una sociedad sin Estado, sólo lo demostraría desde un punto de vista económico.

Pero aparte, incluso desde el punto de vista económico me parece evidente que hoy, ahora, ya, no es posible que desaparezca el Estado (tampoco sé muy bien cómo se lograría de inmediato esta proeza) sin que se produzca una destrucción muy grande de riqueza. ¿Por qué? Porque no hay casi nada que hoy pueda sustituir al Estado y en todo caso lo sustituiría de una manera muy deficiente. Las instituciones sociales toman su tiempo (en ocasiones mucho tiempo) en formarse y hoy no están formadas. Por eso, es comprensible que mucha gente prefiera mayor riqueza presente con Estado aun cuando, supuestamente, estén renunciando a una mayor riqueza futura sin Estado; simple preferencia temporal.

J dijo...

"El rigor de la metodogía austriaca o praxeología es tan alto como el de las ciencias naturales. Son metodologías distintas para realidad distintas."

Esta es la visión de Mises, pero me temo que responde a una concepción antropológica más que superada. Es paleoeconomía. ¿Por qué son realidades distintas? En realidad, hacia donde apuntan la neuroeconomía y la economía del comportamiento es a una confluencia con la etología y otras ciencias, porque los procesos de toma de decisión no tienen lugar en el éter, sino a partir de mecanismos biológicos.

A mí es que eso de las "metodologías distintas para realidades distintas" me suena peligrosamente parecido al polilogismo.

Eaco dijo...

En cualquier caso J, ¿tú crees que la neuroeconomía o la economía del comportamiento conseguirán explicar autónomamente toda la dinámica de un ciclo económico, de una crisis monetaria, de los distintos efectos de la acumulación de capital o incluso de la formación de precios y la aparición del dinero? Desde luego ayudan a complementar las teorías ya disponibles y en algún caso a matizarlas, pero su objeto de estudio es demasiado atomista como para explicar fenómenos sociales muy complejos.

Ferhergón dijo...

J, gracias por el comentario.

Paleoeconomía, dices?
Vamos a ver, la praxeología NO estudia cómo se forman las escalas de valores, que es lo que yo creo que estudian las ciencias a que te refieres.
En todo caso, por mucho fenómeno biológico que dé soporte a la decisión, esta no es mecánica, verdad? O sea, seguimos sin ser robots. Por tanto, la praxeología no es ninguna paleociencia, sino una ciencia que explica los fenómenos sociales de la interacción entre individuos, y que puede desarrollarse sin conocer los valores concretos de éstos.

J dijo...

"¿tú crees que la neuroeconomía o la economía del comportamiento conseguirán explicar autónomamente toda la dinámica de un ciclo económico, de una crisis monetaria, de los distintos efectos de la acumulación de capital o incluso de la formación de precios y la aparición del dinero?"

Tampoco tengo muy claro que la teoría austríaca lo consiga. Yo lo que veo más bien son explicaciones ex post facto, e infalsables además.

"En todo caso, por mucho fenómeno biológico que dé soporte a la decisión, esta no es mecánica, verdad?"

No se trata de determinismo en sentido fuerte, sino de que las decisiones se toman en el marco de mecanismos biológicos.Por tanto, no cabe hablar de realidades separadas como si la "acción humana" estuviese desligada de la naturaleza.

Ferhergón dijo...

J
"no cabe hablar de realidades separadas como si la "acción humana" estuviese desligada de la naturaleza"

Y qué me dices de las matemáticas? Podemos tratar las cosas que sumamos como si estuvieran desligadas de la naturaleza, o no?

La acción humana no está desligada de la naturaleza, lo que no es óbice para que podamos explicar los fenómenos económicos dando por asumida la acción humana, sin tener que preocuparnos por explicar los valores concretos en cada caso.


Eaco, de cara a profundizar en el tema. Podríamos aceptar que el Estado es viable si y solo si el ritmo al que la sociedad crea riqueza es superior al ritmo a que el estado la destruye?
Estaremos de acuerdo en que, en caso contrario, el estado colapsa.

Por tanto, la cuestión de si el estado es viable coincide con plantearse si es posible que la sociedad genere de forma indefinida riqueza a más ritmo de la que el Estado destruye.
OK?

Eaco dijo...

Bueno, yo te he preguntado por su posibilidad derivada del objeto de estudio, no por su grado de acierto. Y, en todo caso, te pregunto, ¿crees que lo conseguirá en mayor grado? Que la teoría económica austriaca no es perfecta creo que está claro; que es la mejor hasta el momento en casi todos los campos económicos también debería estarlo. Lo que no veo es como sustituir una teoría esencialmente correcta sobre fenómenos colectivos que van más allá de los conocimientos e intereses de los individuos aunque surjan a partir de ellos por otras que estudian las decisiones individuales a partir de la información y los intereses de esos individuos. La cuestión económica esencial es cómo se agregan e interrelacionan esos individuos en entornos dinámicos donde prácticamente nada está dado a largo plazo. Y ahí veo muy complicado que entre la neuroeconomía y la economía behavioral como sí ha entrado, con mucho éxito, la economía austriaca.

Héctor Meda dijo...

La afirmación de Huerta de Soto es pura fatal arrogancia. Quien crea saber el devenir de las sociedades o bien es un fatal arrogante o bien estaba provocandoos.

En su momento hice una defensa epistemológica de la economía austriaca. Al que le interese.

off-topic: Eaco, da la sensación de que ya no estás muy seguro de que el anarcocapitalismo sea el mejor modelo sociopolítico. ¿Es correcta esta apreciación?

Eaco dijo...

No he variado sustancialmente mi posición. Tiendo a pensar (aunque también he expresado mis dudas en este punto) que una sociedad sin Estado es económicamente posible y económicamente eficiente. Pero nunca, o al menos nunca en los últimos tres o cuatro años, he pensado que fuera posible hoy. Ni siquiera económicamente, por el simple detalle de que no existen instituciones.

No sé si eso me convierte en anarcocapitalista o no.

Héctor Meda dijo...

Vale, gracias por la aclaración.

Me ha sorprendido el decir que no todo es reducible a economía y que pudiera haber otras causas que imposibilitaran el derrumbamiento del estado.

Por lo demás, admitir que ahora mismo no es una solución viable el derrumbar el Estado convierte el anarquismo en una solución política especulativa y su promoción en cualitativamente diferente comparada con cualquier otra económica, v.gr: no manipular la moneda, desde un punto de vista epistémico.

Citoyen dijo...

Sí, Rallo es entonces aproximadamente igual de anarco capitalista que yo soy "anarcosolidarista" (intentar crear un mundo en el muy largo plazo -siglos y siglos- dónde todo el mundo funcione "kantianamente" de forma espontánea y no haya conflictos). Soy flexible respecto a la forma y las instituciones -con o sin propiedad privada, centralizada o descentralizada,...-, tal vez porque soy escéptico respecto a la cantidad de ingeniería social necesaria para conseguirlo y no me gusta excluir opciones.

Héctor Meda dijo...

Un apunte para Ferhergón que se me olvidó comentar.

Decir que la evidencia histórica no sirve para validar ni para refutar la teoría económica
, es una intelección, o al menos una simplificación, burda y simplista de la epistemología austriaca, la cuál a lo que apunta es que no es posible acotar de una forma cuantitativa un espacio y tiempo determinados en donde se puedan dar hechos que falsen una proposición económica pero esto no impide pensar que si en cualquier espacio y tiempo se está falsando dicha proposición ésta quede intacta.

En ese sentido, lo dicho por Eaco, a saber: debería llamar la atención y mover a la reflexión que ciertos hechos históricos no concuerden demasiado con las implicaciones que parecen deducirse de la teoría. Tal vez la teoría esté mal construida y en este caso desde luego lo está.
, es una sensata forma de recordar que el estado ha existido, existe y posiblemente existirá y éste fenómeno debe ser contemplado por cualquier teoría socioeconómica.

Anónimo dijo...

Me gustaría, como nuevo lector, presentarme. Mi nombre de usuario es manuel

Anónimo dijo...

hola