Acabo de ver los datos. Demoledores y sopredentes. La deuda pública de Grecia asciende a más de 250 Millones de dólares. Así, en términos absolutos, no hay mucho más que decir. Pero si vemos, como publica Mauldin en su newsletter semanal, que en sus respectivas quiebras, las deudas de Rusia y Argentina estaban en los 50 millones, la cosa llama mucho más la atención.
Desde mi punto de vista, es obvio que la capacidad de endeudarse de los países de la zona Euro se está viendo en global, y no país a país. En otro caso, no sería posible este nivel de endeudamiento de Grecia. De alguna forma, los prestamistas ven detrás de Grecia a la Unión Monetaria Europea, esto es, a Francia y Alemania.
Mientras persista este homogeneidad en la percepción, lo que se produciría es una carrera a lo bestia para endeudarse entre los países de la UME. Supongamos que el mercado tolera una deuda total de 1000 Millones para todos los países del Euro. Los que primero pillen la pasta, encarecerán el acceso a los restantes: si los griegos tienen deuda por 250 Millones, los otros solo podrán endeudarse hasta 750 en total.
Como no cabe esperar que esto sea sostenible (no creo que ningún estado de la UEM tolere no endeudarse porque los griegos o los españoles se les han anticipado), lo que debería pasar es que se rompa la citada "homogeneidad". Dicho de otra forma, eventualmente los países menos endeudados, mejor dicho, más fiables (Alemania, Francia), o sea, los que proporcionan la mayor parte de la capacidad de endeudamiento, van a dar señales claras, indiscutibles, de que no sostienen las deudas de los miembros "listillos" de la Unión.
En ese momento, se producirá la catástrofe para los citados "listillos". Por ilustrar: Grecia debería tener una capacidad de endeudamiento, en condiciones razonables, inferior a la de Argentina y Rusia. Pongamos que tiene los 50 de aquellos. Pero su deuda es 250. Si a los inversores les queda claro que la deuda griega no tiene nada que ver con la del Euro, la huida de Grecia va a ser tremebunda.
La cuestión ahora es sí se puede romper la "homogeneidad" entre Alemania y Grecia sin acabar con el Euro. Viendo los diferenciales de CDS, parece que sí. No sé cómo podría ser, pero lo único que se me ocurre es que o Grecia se vaya del Euro, o los países más fuertes se irán, o quizá emitan Euros alemanes. Mientras no se puedan distinguir unos euros de otros, creo que es imposible romper la homogeneidad; y, por tanto, parte de la fiesta de los gobiernos mediterráneos la tendrán que pagar los centroeuropeos.
A mí, si fuera alemán, no me gustaría nada.
sábado, 30 de enero de 2010
sábado, 16 de enero de 2010
Pues este impuesto no me parece mal
El señor Obama se ha sacado de la manda un impuesto "anticrisis" por el que las entidades financieras del país que preside, los EEUU, deberán pagar un determinado porcentaje de su balance, un 0,15% si no recuerdo mal. Es como un impuesto sobre el patrimonio.
La necesidad agudiza la imaginación, también la de los políticos, que nadie lo dude. En nuestro país, los ayuntamientos son los que más muestras de imaginación están dando, mientras que el gobierno se limita, de momento, a subir los ya existentes. Las Comunidades creo recordar que ya se han inventado alguno curioso.
Partiendo de la teoría económica austriaca, todo impuesto está mal y distorsiona el mercado, resultando en mayores ineficiencias para la economía, por lo que podría parecer contradictoria la frase con la que titulo la entrada.
Sin embargo, no hay que olvidar que dicha conclusión se refiere al mercado libre. Por ejemplo, un control de precios máximos está mal en el libre mercado, puesto que sus conocidos efectos son contrarios a los objetivos que el gobierno pretende con ellos. Sin embargo, el razonamiento no es el mismo si, por ejemplo, se fijan los precios máximos a una empresa a la que se concede un monopolio legal.
En este caso, el monopolio legal da lugar a precios por encima de los que corresponde al mercado libre, y esto puede exigir la fijación de precios por el gobierno para evitar el abuso. Como es evidente que tampoco el gobierno está en condiciones de fijar el precio de mercado, la solución será un mal parche (lo mejor es que no hubiera el monopolio legal) pero, al menos, la situación no será tan mala como sin el control.
Lo mismo ocurre con este impuesto obamita. Los bancos tienen un privilegio, poder prestar fondos de los que no disponen (descalzar plazos, crear dinero de la nada, como lo queráis intepretar) que no está al alcance de los demás. Pues no está de más que paguen por ese privilegio.
De forma más pedestre: como es bien sabido, la nueva forma en que los bancos centrales financian a los gobiernos para engañarnos consiste en los siguiente. Antes, el gobierno le daba directamente a la manivela (de impresión de billetes) para financiarse. Ahora, como el banco central es "independiente", le da él a la manivela; esa pasta se la entrega a los bancos comerciales contra determinados activos (por ejempo, letras del Tesoro) al 1%; y estos bancos comerciales se la prestan al gobierno al tipo que salga de la subasta, digamos el 3%. Con los títulos de deuda pública así obtenidos, volvemos a jugar.
El resultado es un 2% neto de beneficios para el banco comercial, como intermediario en el proceso de creación de dinero. Y este proceso antes, al menos, nos salía gratis. Así que vayan estos 0,15% de Obama para recuperar parte de esos beneficios que se están chupando los bancos cortesía del mismo Obama.
Pero, como dije para el monopolio legal, lo mejor sería que no existiera éste: lo mejor sería que dejarán de hacer el tonto con la imprenta.
La necesidad agudiza la imaginación, también la de los políticos, que nadie lo dude. En nuestro país, los ayuntamientos son los que más muestras de imaginación están dando, mientras que el gobierno se limita, de momento, a subir los ya existentes. Las Comunidades creo recordar que ya se han inventado alguno curioso.
Partiendo de la teoría económica austriaca, todo impuesto está mal y distorsiona el mercado, resultando en mayores ineficiencias para la economía, por lo que podría parecer contradictoria la frase con la que titulo la entrada.
Sin embargo, no hay que olvidar que dicha conclusión se refiere al mercado libre. Por ejemplo, un control de precios máximos está mal en el libre mercado, puesto que sus conocidos efectos son contrarios a los objetivos que el gobierno pretende con ellos. Sin embargo, el razonamiento no es el mismo si, por ejemplo, se fijan los precios máximos a una empresa a la que se concede un monopolio legal.
En este caso, el monopolio legal da lugar a precios por encima de los que corresponde al mercado libre, y esto puede exigir la fijación de precios por el gobierno para evitar el abuso. Como es evidente que tampoco el gobierno está en condiciones de fijar el precio de mercado, la solución será un mal parche (lo mejor es que no hubiera el monopolio legal) pero, al menos, la situación no será tan mala como sin el control.
Lo mismo ocurre con este impuesto obamita. Los bancos tienen un privilegio, poder prestar fondos de los que no disponen (descalzar plazos, crear dinero de la nada, como lo queráis intepretar) que no está al alcance de los demás. Pues no está de más que paguen por ese privilegio.
De forma más pedestre: como es bien sabido, la nueva forma en que los bancos centrales financian a los gobiernos para engañarnos consiste en los siguiente. Antes, el gobierno le daba directamente a la manivela (de impresión de billetes) para financiarse. Ahora, como el banco central es "independiente", le da él a la manivela; esa pasta se la entrega a los bancos comerciales contra determinados activos (por ejempo, letras del Tesoro) al 1%; y estos bancos comerciales se la prestan al gobierno al tipo que salga de la subasta, digamos el 3%. Con los títulos de deuda pública así obtenidos, volvemos a jugar.
El resultado es un 2% neto de beneficios para el banco comercial, como intermediario en el proceso de creación de dinero. Y este proceso antes, al menos, nos salía gratis. Así que vayan estos 0,15% de Obama para recuperar parte de esos beneficios que se están chupando los bancos cortesía del mismo Obama.
Pero, como dije para el monopolio legal, lo mejor sería que no existiera éste: lo mejor sería que dejarán de hacer el tonto con la imprenta.
martes, 12 de enero de 2010
La insoportable versatilidad de los políticos
Asistimos estos días a los "exámenes" que el Europarlamento hace a los que serán los nuevos Comisarios de la Comisión Europea. Vamos, los ministros del gobierno a la sombra que constituye dicho organismo. Si repasáramos la forma en qué dichos personajes se eligen, sería ya suficiente cachondeo. Baste decir que, casualmente, existen tantas carteras (Direcciones Generales) como países en la Unión Europea. Así se garantiza sabiamente que cada país tendrá un ministro. Y si mañana se une Croacia, por ejemplo, de repente será necesaria una DG, no sé, de música clásica.
Pero lo que me llama hoy a la reflexión no es esto, sino el baile de nombres que se produce de entre DGs, muy similar al que aquí padecemos con los ministros. Yo me sé tres: el señor Almunia pasa de Asuntos Económicos a Competencia; la señora Reding, de Sociedad de la Información, a Justicia; y la señora Kroes, holandesa, de Competencia a Sociedad de la Información.
Es estupenda la capacidad de adaptación que tienen nuestros políticos. Es que saben de todo: llama sobre todo la atención el caso de Reding, que pasa de regular el precio de los móviles y ver cómo abrir la fibra óptica, a asuntos de justicia. Pero lo de los otros también es llamativo, aunque fue ya suficiente lo de meter a Almunia en temas económicos. Joe, ahora va de gurú.
Alguien podrá decir que es que no se les exija que sepan en profundidad de sus materias, que lo importante es que sean buenos gestores. Por ello, pueden rotar fácilmente entre carteras. Bueno, a quien osara argüir de esta forma lo único que se me ocurriría es mondarme en sus narices. Ninguna empresa privada contrataría en la vida a ningún político, al menos, no como gestor. Otra cosa es que tengan que pagar peajes, o necesiten influencias. Se pueden contar con los dedos de una mano los políticos que han demostrado capacidad de gestión en una empresa privada, antes o después de su paso por la política. Y es que no hay que olvidar que gestionar con recursos infinitos tiene bastante menos truco que con los finitos que te dan los empresarios.
Así que ni versatilidad sobrehumana ni capacidad de gestión. La respuesta al misterio la tiene el capitulillo de Hayek que nos explicar "Por qué los peores llegan arriba". Estos señores son, eso, politicos, esa es toda su capacidad: ni gestión, ni conocimientos, solo política. Algo que los ciudadanos cada vez demandamos menos. Algo que los ciudadanos cada vez sufrimos más.
Pero lo que me llama hoy a la reflexión no es esto, sino el baile de nombres que se produce de entre DGs, muy similar al que aquí padecemos con los ministros. Yo me sé tres: el señor Almunia pasa de Asuntos Económicos a Competencia; la señora Reding, de Sociedad de la Información, a Justicia; y la señora Kroes, holandesa, de Competencia a Sociedad de la Información.
Es estupenda la capacidad de adaptación que tienen nuestros políticos. Es que saben de todo: llama sobre todo la atención el caso de Reding, que pasa de regular el precio de los móviles y ver cómo abrir la fibra óptica, a asuntos de justicia. Pero lo de los otros también es llamativo, aunque fue ya suficiente lo de meter a Almunia en temas económicos. Joe, ahora va de gurú.
Alguien podrá decir que es que no se les exija que sepan en profundidad de sus materias, que lo importante es que sean buenos gestores. Por ello, pueden rotar fácilmente entre carteras. Bueno, a quien osara argüir de esta forma lo único que se me ocurriría es mondarme en sus narices. Ninguna empresa privada contrataría en la vida a ningún político, al menos, no como gestor. Otra cosa es que tengan que pagar peajes, o necesiten influencias. Se pueden contar con los dedos de una mano los políticos que han demostrado capacidad de gestión en una empresa privada, antes o después de su paso por la política. Y es que no hay que olvidar que gestionar con recursos infinitos tiene bastante menos truco que con los finitos que te dan los empresarios.
Así que ni versatilidad sobrehumana ni capacidad de gestión. La respuesta al misterio la tiene el capitulillo de Hayek que nos explicar "Por qué los peores llegan arriba". Estos señores son, eso, politicos, esa es toda su capacidad: ni gestión, ni conocimientos, solo política. Algo que los ciudadanos cada vez demandamos menos. Algo que los ciudadanos cada vez sufrimos más.
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