Asistimos estos días a los "exámenes" que el Europarlamento hace a los que serán los nuevos Comisarios de la Comisión Europea. Vamos, los ministros del gobierno a la sombra que constituye dicho organismo. Si repasáramos la forma en qué dichos personajes se eligen, sería ya suficiente cachondeo. Baste decir que, casualmente, existen tantas carteras (Direcciones Generales) como países en la Unión Europea. Así se garantiza sabiamente que cada país tendrá un ministro. Y si mañana se une Croacia, por ejemplo, de repente será necesaria una DG, no sé, de música clásica.
Pero lo que me llama hoy a la reflexión no es esto, sino el baile de nombres que se produce de entre DGs, muy similar al que aquí padecemos con los ministros. Yo me sé tres: el señor Almunia pasa de Asuntos Económicos a Competencia; la señora Reding, de Sociedad de la Información, a Justicia; y la señora Kroes, holandesa, de Competencia a Sociedad de la Información.
Es estupenda la capacidad de adaptación que tienen nuestros políticos. Es que saben de todo: llama sobre todo la atención el caso de Reding, que pasa de regular el precio de los móviles y ver cómo abrir la fibra óptica, a asuntos de justicia. Pero lo de los otros también es llamativo, aunque fue ya suficiente lo de meter a Almunia en temas económicos. Joe, ahora va de gurú.
Alguien podrá decir que es que no se les exija que sepan en profundidad de sus materias, que lo importante es que sean buenos gestores. Por ello, pueden rotar fácilmente entre carteras. Bueno, a quien osara argüir de esta forma lo único que se me ocurriría es mondarme en sus narices. Ninguna empresa privada contrataría en la vida a ningún político, al menos, no como gestor. Otra cosa es que tengan que pagar peajes, o necesiten influencias. Se pueden contar con los dedos de una mano los políticos que han demostrado capacidad de gestión en una empresa privada, antes o después de su paso por la política. Y es que no hay que olvidar que gestionar con recursos infinitos tiene bastante menos truco que con los finitos que te dan los empresarios.
Así que ni versatilidad sobrehumana ni capacidad de gestión. La respuesta al misterio la tiene el capitulillo de Hayek que nos explicar "Por qué los peores llegan arriba". Estos señores son, eso, politicos, esa es toda su capacidad: ni gestión, ni conocimientos, solo política. Algo que los ciudadanos cada vez demandamos menos. Algo que los ciudadanos cada vez sufrimos más.
3 comentarios:
Fernando:
Totalmente de acuerdo, un cierto grado rotación es aceptable y razonable, pero esto es un cachondeo.
Me alegra ver que sigues con el blog, a ver si nos cuentas cómo va tu tesis.
Un abrazo,
Jorge
Ver al otrora gran Ferhergón convertido en otro borreguillo libeggal de los que nutren el rebaño de Fedeguico ha sido un verdadero palo. ¿Puedes creerlo? A mi edad (33 tacos) y todavía conservo, por lo visto, una gran capacidad para sorprenderme y decepcionarme con la gente.
En cierto modo es un halago para lo que fuiste, supongo.
Gracias por los comentarios.
Estimado John, los hay que hemos madurado con el tiempo. Por cierto, lo que fui, lo sigo siendo, no es incompatible. Así que me quedo con tu halago. Gracias.
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