He decidido ir dedicando cada vez más entradas de este blog a desenmescarar la realidad de los servicios públicos, prestados por las Administraciones. La teoría económica dice, Rothbard dice, que los recursos dedicados a ellos son "desperdicio", y la evidencia empírica lo prueba todos los días.
Lo que pasa es que la mayoría de la gente opta por vivir en la inopia, en una ilusión que nos proporcione una cierta certeza sobre nuestro entorno, porque es la única forma de tirar adelante. Pues yo creo que hay que sacarles de la inopia, porque la única solución es que se den cuenta, y así entre todos podamos cambiar esta especia de Matrix en que la casta política nos desangra. Hay que mostrar todos los días que ningún servicio público funciona, y que, si aparentemente lo hace, nos cuesta un congo.
Hoy hay que incidir sobre el proceso legislativo, mediante el que el Estado crea las normas con las que nos gobierna/oprimer. Oh, el Parlamento, el templo de la democracia. A los que de una forma u otra nos relacionamos con el proceso legislativo, la secuencia que paso a describir, no nos extraña en demasía. Pero sí debería contribuir a desmitificar las normas, que con nuestro derecho positivo quedan legitimadas por su elaboración, y con independencia de su contenido.
El episodio tenía lugar ayer, en relación con la ley del aborto o como la quieran llamar, tras acceder el PNV a votarla a cambio de (cosas desconocidas) y que se solicitara el consentimiento paterno por las menores. La escena la vi en TV, y demuestra todo el patetismo del supuesto proceso legislativo que nos norma. Dos diputados, dos de nuestros representantes, discutían sobre la redacción del articulado que permitía esa posibilidad (creo que eran del PNV y de ERC).
Y así, entre "eso qué quiere decir", "eso es una coma", "no sería mejor poner no sé qué", se gesta la norma que supuestamente va a regular nuestra vida (bueno, más bien la muerte de los niños no-natos). Así, con un lapicerillo y dos tipos discutiendo sobre letras. Y unos cuantos listos diciéndoles lo que tienen que escribir para, según se apruebe la norma, empezar a explotarla.
Que nadie se engañe. Todas nuestras sacrosantas leyes, reglamentos y resoluciones, vengan de donde vengan, son un puro mamoneo entre gente que tiene el poder pero ni idea, y gente que tiene las ideas y quiere dirigir al poder. Ninguna se hace por el ciudadano o por el interés general. Y hasta el último minuto hay mamoneo; de hecho, esos son los cambios más peligrosos.
Luego a los restantes mortales nos toca cumplir la basura que estos señores han parido. Y todavía habrá alguien que se sentirá obligado a cumplir estas normas. Sí, estamos obligados, no nos queda otra, la cárcel es la alternativa. Pero que conste que es por la amenaza de su violencia en monopolio, no por ningún criterio moral. El que tiene la pistola siempre puede obligarte a hacer cosas, y eso no quiere decir que esas cosas sean correctas.
3 comentarios:
Vaya, y yo que habia empezado a leer con ganas de hablar sobre la eficiencia de los servicios publicos vs privados... y al final el post se ha quedado en un: "No me gusta la ley del aborto y me da igual que la voten los representates de la mayoria"
Al menos podias haber puesto un contraejemplo de un metodo mejor para elaborar las normas de la sociedad o de cualquier organizacion en general.
En las empresas privadas las hace el equipo directivo, en este caso tratando de buscar el beneficio del inversor, y no del trabajador que es quien las tiene que obedecer. Por eso a veces se cometen injusticias. De hecho, el problema es parecido con las leyes de inmigracion, las elaboran personas que nunca van a tener que lidiar con ellas, y por ello la moderacion suele quedar fuera de la ecuacion.
En Somalia tienen otra forma de elaborar sus normas, lleva menos tiempo hacerlas, pero creo que a la mayoria de espanyoles tampoco les gustaria adoptar ese modelo.
En California tiene el sistema de proposiciones que a mi me encanta. Pero cada vez que hablo con americanos me dicen que lo detestan. Que ese sistema es el responsable de la deuda que tiene el estado, que muchas de las proposiciones acaban en costosos juicios por no ajustarse a la ley, y que elaborar leyes y proyectos es precisamente el trabajo de los legisladores. Fijate, un pais en la que a la gente se le da el poder de legislar, y dicen que ese poder deberian quedarselo los legisladores que les representan porque lo contrario les parece ineficiente. Curioso!
Aun asi, sigo sin estar de acuerdo con los americanos, me encantaria que en Espanya se copiara el sistema de listas abiertas y de proposiciones que tienen en California.
Un abrazo!
Gracias, Pablo.
Muy interesante comentario.
Mi único objetivo está expresado en la entrada: no se trata de proponer soluciones, me conformo con que la gente se dé cuenta de que esto es un timo.
La interpretación que haces de la entrada en el primer párrafo es incorrecta, aunque estoy de acuerdo con la frase. Pero no es tanto porque no me guste la ley, sino porque el sistema me parece una tomadura de pelo.
Estoy totalmente de acuerdo en que los servicios públicos son por definición ineficientes. Personalmente no conozco ni uno sólo que sea eficiente, y en la práctica totalidad de los casos su coste es muy superior a un análogo privado.
Un ejemplo sangrante en España es la sanidad. Mi familia por ejemplo (somos 4) paga de seguridad social (cuota del trabajador correspondiente sólo a mi, sin contar aportaciones de la empresa, que son unas 8 veces superiores) 5 veces más que de seguro médico privado para los 4. Y al final el 90% de las soluciones reales a los problemas cotidianos nos la da el seguro privado, no la seguridad social. El fisioterapeuta (por ejemplo) que necesitas HOY por una contractura o una tendinitis te lo dan con 8 meses de espera. Los médicos no te mandan ni al especialista ni a tratamientos de rehabilitación aunque las pruebas médicas (que tampoco te mandan) realizadas por privado indiquen que es preceptivo. Esto es solamente un ejemplo somero de orden de magnitud cuando hablo de ineficiencia y precio no competitivo de los servicios públicos.
Estoy de acuerdo con que el título de la entrada del blog llama a engaño.Una cosa es el proceso legislativo y otro la eficiencia/competitividad de los servicios públicos. Me encantaría que aquí se debatiera de esto último. Un sistema sin incentivos porque sus ingresos se deben a la coacción impositiva y no a que el servicio ofrecido sea valorado por la gente jamás podrá ser eficiente. Sólo el mercado y las decisiones libres de cada uno acerca de dónde se gasta su dinero pueden dar como resultado eficiencia. El monopolio público de los servicios (básicos o no) nos lleva a la pobreza y al subdesarrollo, los datos están ahí.
¿Alguien puede dar más ejemplos concretos que muestren cómo en la práctica los servicios públicos al final son una manera de que algunos vivan a costa del trabajo de los demás sin aportar a la sociedad de manera equitativa?
¡¡Gracias a todos por participar y debatir con tanto respeto!!
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