viernes, 3 de enero de 2020

La noche fenomenal, de Javier Pérez Andújar

Sigo a la caza y captura de autores cómicos, tanto en España como allende nuestras fronteras. Por eso me he leído este libro tan pronto oí de su existencia. El título ya de por sí es prometedor: La noche fenomenal. Invita a pensar en una noche en que te lo has pasado cañón, pero resulta referirse a un programa de TV dedicado a los fenómenos paranormales, en que el protagonista participa. Primer juego-quiebro de palabras del libro, ya en el mismo título; no será el último.

Cuando uno empieza a leerlo, se cree que, efectivamente, está ante un nuevo fenómeno (nunca mejor dicho) de la literatura cómica. Las primeras páginas, casi capítulos, te invitan a pensar en un cruce de Miguel Mihura con Eduardo Mendoza. O sea, estas ante un libro que va a ser ameno y al que vas a tener que atender con los cinco sentidos si quieras pillar todas las bromas. La vertiente Mihura se aprecia en el humor abstracto, de metáfora visual, y en los títulos de los capítulos, que son pareados. La vertiente Mendoza es, por supuesto, la Barcelona (o las Barcelonas) en que transcurre la acción.

Porque la historia va de eso que tan de moda está en tantas series (His Dark Materials, Dark, Counterpart): en Barcelona se han abierto unos portales que comunican con una realidad alternativa, y el equipo de La Noche Fenomenal se lanza a investigar la otra dimensión. Dimensión, por cierto, es que todas las personas se han transformado en personajes más o menos famosos (por ejemplo, Starsky y Hutch.

Esta trama, ciertamente atractiva y que nos podría haber llevado a un "Sin noticias de Gurb" (de Eduardo Mendoza) se queda en este caso en una mera disculpa para los juegos de palabras, chistes y metáforas visuales que se le ocurren al autor, en algunos casos de gran brillantez. Pero, claro, conforme avanza la narración, ni el autor ni la utilidad marginal del valor permiten que el nivel se mantenga, y lo que nos encontramos es párrafos larguísimos, a veces descriptivos, a veces monólogos de personajes, en los que el lector se desorienta, hasta llegar al punto de que no se sabe quién habla ni por qué, ni qué leches está pasando, ni por qué nos interesa. Solo queda atención para no saltarse el próximo chiste, cada vez más raro. Entre estos párrafos largos, algunos contienen listas sin más, por ejemplo, de nombres de ciudades con la palabra Medina, o de bichos estrafalarios ("lamias de Genesis").

Yo tengo poco más que añadir. El libro es corto y tiene muchos extractos interesantes (algunos de los cuales pondré ahora), pero se hace algo pesado a partir de la mitad, a lo que no ayuda esa estructura de párrafos largo. A ver, no está mal, pero me temo que Pérez Andújar no es ni un nuevo Mendoza ni un nuevo Mihura. Ahí quedan algunas frases, seguro que conseguirán esa sonrisa:

- "Dejó de escribir de forma radical (en realidad dejó radicalmente de escribir)"
- "Otras personas, tras ser testigos en un avistamiento (de OVNIs), adquirían facultades premonitorias que nadie tomaba en serio, ni siquiera su propio destino."
- Ejemplo de humor absurdo: "Mi nombre es Elías. Elías Palangre. Resulta sonoro, pero me queda el consuelo de que mi mujer se llama Liliana Bandama."
- "De Diego medía uno noventa y pesaba noventa kilos. Decía que en eso era un hombre equidistante."
- Uno un poco soez, que hará las delicias de algunos niños. "Soy don Juan y me llaman chulo y cuando no meto por la raja meto por el culo".
- Un de las metáforas visuales con que nos prodiga, sobre una señora que ha salido a pasear al perro por la playa: "La espuma blanca de las olas extendiéndose como un rebaño de ovejas convirtió a esa mujer en una pastora marina."
- Hablando con el director del programa: "Sin vuestra labor, el más allá no estaría allá donde se encuentra".
- Y una referencia a un comic clásico que quizás se pierda para mucha gente: "El sitio donde habíamos quedado era una esquina con un buzón, y supusimos que no iba a ser eso nuestra entrada. Sería lo último, que Anacleto tuviese razón."
- Juego de palabras puro y duro:  "Yo antes leía mucha ficción, pero me desaficioné."
 
Cierro con dos verdades como puños, la primera sobre economía y banca: 
"A lo grande, ya solo roban los banqueros. Se están perdiendo muchos oficios antiguos."
 
La segunda es fascinante, porque clava todo lo referente al movimiento del cambio climático y otros similares que vivimos en la actualidad. Refiriéndose a una manifestación:
"En teoría era para protestar, para exigirles a los gobiernos europeos que intervinieran de una vez en el asunto. Pero se podría decir que eran los propios gobiernos quienes la organizaban. ¡Si hasta iban los presidentes de cada país a la cabeza!"





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