martes, 10 de mayo de 2022

Histoire d'un Paysan - Le Citoyen Bonaparte, de Erckmann-Chatrian

 Cuarta y última parte de la historia de la Revolución Francesa que nos proponen estos autores. Le pasa un poco como a la tercera parte, aunque por distintas razones. En esta ocasión tampoco se sigue tanto el devenir de dicho acontecimiento, por enfocarse más a mantener al tanto al lector de todos los conflictos bélicos que sufría la recién constituida República. Y, por supuesto, entre todos los generales cobra especial importancia, como no podía ser de otra forma, la de Napoleón.

La imagen que trasladan los autores de Napoleón dista de ser buena, esa a la que estamos acostumbrado de genio de la guerra. Más bien nos lo pintan como un oportunista y genio del marketing, que es capaz de apuntarse los méritos de otros generales bastante más sacrificados."Un jour, on voyait que Bonaparte avait dîné chez François de Neufchâteau ; qu’il avait étonné tout le monde en parlant de mathématiques avec Lagrange et Laplace, de métaphysique avec Sieyès, de poésie avec Chénier, de politique avec Galois, de législation et de droit public avec Daunou ; que c’était merveilleux, qu’il en savait plus qu’eux tous ensemble."

Los autores son especialmente hirientes con la expedición de Napoleón a Egipto, que ven como un gasto completamente inútil, y que el futuro emperador solo hace con la esperanza de poder volver como rescatador y salvador frente a las derrotas que presumía ocurrirían en la proximidad de Francia, éstas sí preocupantes para los franceses.

No ocurrió lo que esperaba, pero eso no impidió que se presentara en Paris y eventualmente acompañado de sus soldados en la sede del Consejo de los 500, de dónde eventualmente saldría Primer Consul. Erckmann-Chatrian no dejan ninguna duda de que el gobierno de Napoleón fue una verdadera dictadura (Napoleón contralaba los nombramientos de todos los mandatorios locales y regionales) y que pretendía la restauración del viejo orden, aunque bajo su mandato en vez de la antigua realeza. El libro recoge el texto de un decreto demoledor en que Napoleón hace que el parlamente de turno le conceda, a él y su familia, unos privilegios tan indignantes, como los que ya me habían indignado en el primer libro a favor de la nobleza.

Más grave aún, Napoleón va a sangrar Francia con levas multitudinarias para sus aventuras europeas, cuyo objetivo no era otro que poner Bonapartes por todos los reinos del viejo continente: "La nation n’existait plus donc que pour fournir des soldats et de l’argent à Bonaparte. Jamais aucun peuple n’était tombé plus bas."

En fin. No obstante, a mí me ha interesado más la parte inicial, en que asistimos a los desmanes de otro figura, en este caso Robespierre. Éste, al mando del Comité de Salud Pública, asegurará la pureza de los fieles de la Revolución, mediante sucesivas depuraciones de la Convención, precedentes de las Stalinianas y comunistas. Por suerte, el también terminará depurado por los llamados Thermidorianos, a quienes los autores adscriben menos pureza de ideales y más intereses económicos. 

He aquí una queja del protagonista o de uno de sus amigos ante el avance del comunismo, que es de plena actualidad si lo aplicamos a otros -ismos que sufrimos en la actualidad: "c’est pour manger mon bien ou pour l’entasser, si cela me convient, sans que des êtres purs, des êtres incorruptibles, tirés à quatre épingles comme des femmes, puissent mettre le nez dedans et me dire : « Tes habits sont trop beaux, tes dîners sont trop bons, tu ne ressembles pas aux Romains, il faut te couper le cou. »"

Se aprueban sucesivas Constituciones que van creando diversas estructuras organizativas, como el Directorio supervisado por el Consejo de los Ancianos y el de los 500, que darán lugar al Consulado de Napoleón. Prueba de lo catastrófico que es pensar que las leyes las hacen los hombres, como ya dije que se hizo en la declaración de los derechos del Hombre.

He disfrutado bastante con esta serie, y no puedo dejar de recomendarla, aunque me temo que no esté traducida. Como me he centrado mucho en el contenido, apenas he hablado del estilo. Solo destacaré una cosa: la deliciosa ironía con la que se refiere a muchos eventos y, sobre todo, a los grandes hombres que protagonizaron el evento. Igual se ha podido apreciar ya en algunas de las citas, pero no está mal si cierro con otra:
"Ainsi tout se payait comme dans notre boutique ; la livre de sucre, tant ; l’once de cannelle, tant ; le litre de vinaigre, tant ; le dévouement du soldat, tant ! du lieutenant, tant ! du capitaine, tant ! Tu courais le risque de perdre la vie, tant pour les risques, et nous sommes quittes !


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