miércoles, 10 de agosto de 2022

Esto te va a doler ("This is going to hurt"), de Adam Kay

Llego a este libro y autor a través de la serie homónima. Adam Kay dejó su carrera como médico tras las experiencias que cuenta en este libro y decidió dedicarse a escribir series cómicas, lo que no es fácilmente interpretable. Tanto serie como libro parece que van a ser cómicas, y lo son, pero con una carga trágica rara vez vista en comedias, incluso en las inglesas.

Porque lo que nos cuenta el autor es su experiencia trabajando, en diversas categorías, para la Seguridad Social de Inglaterra, el NHS. Y el libro es gracioso porque el Dr, Kay mantiene un ácido tono irónico sobre lo que nos cuenta, lo que le permite, a él y al lector, distanciarse de los eventos, muchas veces felices, pero otras terribles, que están ocurriendo.

En el fondo lo que hay es una crítica exacerbada al NHS, como solo puede venir de idealistas estatistas sin nociones de teoría económica. La visión que nos da, posiblemente no muy desviada de la realidad, es que aquello no es una catástrofe gracias el sacrificio ejemplar de unos cuantos individuos dispuestos a dejarse horas y vida personal en el empeño ("I’m not entirely sure where these extra couple of hours a day are going to come from– either I need to give up my frivolous hobby of sleeping or cut out my commute by living in a store cupboard at work.")

Vamos, que si nos fiamos de Kay, todos los funcionarios ingleses echan las horas que hagan falta para suplir las deficiencias logísticas, materiales y políticas de los hospitales.

A poco que uno conozca cómo trabajan los "civil servants" sabrá que, efectivamente, unos pocos comprometidos o simplemente responsables, se cargan con todo su trabajo y el de otros muchos que se limitan a cumplir escrupulosamente su horario y minimizar sus esfuerzos. Eso es así en España y no creo que los ingleses sean una raza superior a la nuestra. Y recuerdo para quien se le haya olvidado que la mayor parte de los trabajadores liberados por funciones sindicales siguieron tocándose el bolo en plena pandemia mientras sus representados y compañeros estaban a tope y la gente moría por las esquinas. 

Así que me temo que Kay es de los pocos, y que el problema no es la infradotación de recursos, sino la falta de orientación de los mismos a las preferencias del mercado, algo que solo se puede resolver si la actividad funciona por beneficios en lugar de por vocaciones y amor al arte.  Por ejemplo, ¿pasaría estob en la práctica orientada por el mercado? Nos cuenta su experiencia en la guardia nocturna: "reviewing an endless stream of worryingly sick patients who, twelve hours earlier, had an entire team of doctors caring for them."

Pero, que nadie se engañe, insisto, el problema no es la economía, Kay adora el concepto detrás del  NHS:  "all this wizardry was free at the point of service. You don’t have to check your bank balance after booking an appointment: the NHS is always there for you. On the other side of the fence, knowing you were working for the NHS took the sting out of so many things about the job: the vicious hours, the bureaucracy, the understaffing, the way they inexplicably blocked Gmail on all the computers in one hospital I worked at (thanks, guys!)." Vamos, como los comunistas: el problema no es el sistema, son las personas, que siempre son las peores. Ojo, no digo que su idealismo le haga mala persona, "You may be an hour late home, but you’re an hour late home because you stopped a mother bleeding to death.", me limito a recordar que de buenas intenciones están llenos los cementerios.

Y el remate es que adivina el problema, pero no llega a conectarlo con la ausencia de una búsqueda de beneficios como criterio objetivo a perseguir por la organización. Aquí lo deja claro, cuando le está preguntando a un encargado si debe dejar morir a un paciente para cumplir aspectos de procedimiento, y se refiere a la arbitrariedad de los objetivos: "There’s a good five seconds of radio silence where he clearly wonders if there’s anything he can fire back that will persuade me to come down and save him a load of aggro. I spend this time marvelling at a system that’s so obsessed with arbitrary targets that his reply should take this long to generate."

El autor hace una gran labor anotando el texto de forma amena para explicarnos algunos términos médicos habituales que la mayor parte desconocemos, de forma que podamos acompañarle razonablemente bien en sus escenas. Dichas notas tampoco están exentas de ese estilo ácido característico del autor. 

Y hablando de ello, no cerraré este posts sin algunas muestras. Primero, unas sin carga dramática:

"Midwife: ‘It’s labour ward– it’s always someone’s birthday.’"

"You become amazing at prioritizing. It’s like you’re living in a constant logic puzzle; the one with the boat, the fox, the chicken and the bag of grain. Except there are a dozen chickens, they’re all delivering triplets and the boat’s made of sugar."

Criticando a unos padres progres: "This happens smoothly and baby is fine– and will continue to be until it gets home schooled and taken on all-naked, yurt-based family holidays."

Y ahora un par de ellas tremendas;

"By the time the tube was inserted, he’d stopped bleeding. Bleeding always stops eventually, and this was for the saddest reason."

Y este eufemismo para referirse a un paciente fallecido delante de otros: "Transferred to the fifteenth floor– Dead. (NB The number should be one higher than number of floors in the hospital.)"

A mí me ha gustado este libro. No es para corazones débiles, advierto, pero consigue asomar muchas medio sonrisas y entretiene. Además, el Dr. Kay tampoco abusa demasiado de nuestra paciencia en las loa de los sistemas públicos sanitarios.

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