domingo, 18 de diciembre de 2022

Roma soy yo, de Santiago Posteguillo

Confieso que me daba pereza ponerme con esta nueva novela de Posteguillo, que además tiene pinta de ser la primera de algo más largo de una trilogía. Me gusta mucho el autor, pero el tema estriba en que hace un tiempo me leí los siete tomos de Colleen McCoullough sobre el mismo periodo histórico. Estos empiezan con "First man in Rome", con Mario de protagonista, y tres de los mismos tienen como principal protagonista a Julio César.

Vamos, que no me apetecía leer otra vez lo ya leído, por mucho que fuera Posteguillo el autor. Afortunadamente, recordé lo que echaba de menos en aquella obra y que es la principal característica en las novelas de Posteguillo: la narración de las batallas. En efecto, McCoullough no les da especial importancia, y deja a su novela más social que épica. En cambio, Posteguillo las va buscando para poder contarlas como parte de su narrativa. llegando en ocasiones a forzar el relato para poder incluirlas (recuerdo las batallas de Craso en la trilogia de Trajano, por ejemplo).

Aquí lo vuelve a hacer, aunque tenga que recurrir a contar la historia de Mario en forma de narración de este a su sobrino César, y por aquí nos mete la batalla de Aquae Vitae, que luego acompañará de la de Mitilene, en que César juega un papel lo suficientemente importante como para que le den la corona cívica. Ninguna de ambas batallas tiene la riqueza estratégica que tenían las de Escipión con Aníbal, que fueron las que lanzaron a la fama al autor, pero revelan el gusto de Posteguillo por este valor diferencial. En todo caso, es evidente que la saga de Julio César le va a dar montones de oportunidades de lucir palmito: le quedan todas las Guerras de las Galias y su conflicto con Pompeyo por delante. Por eso digo que esto va a ser bastante más largo que una trilogía.

La apuesta de Posteguillo en este comienzo de la vida de Julio César consiste en centrarse en un juicio en que, a los 23 años, actúo de fiscal contra el senador corrupto Dolabella. Este juicio y su preparación, sabiamente interrumpidos por los recuerdos en que contarnos la relación de Mario y de Sila con el protagonista, constituye el contenido de la novela. El marco histórico nos lo traza Posteguillo como un enfrentamiento entre dos facciones: la de los senadores optimates y la de los populares. Los primeros, liderados inicialmente por Sila, quieren mantener los privilegios de los senados a ultranza, aunque para ello tengan que corromper todas sus instituciones; los segundos, consideran que se tienen que igualar los derechos de todos los ciudadanos romanos e incluso incorporar a tal categoría a los socii, pueblos conquistados por los romanos y que son fieles a ellos y sus instituciones. El líder de estos es Mario apooyado por Sertorius (quien trasladará la acción a Hispania, aunque no en esta entrega de la saga).

Lo curioso es que el autor, supongo que aposta, ha conseguido traer el conflicto a la actualidad de lo que ocurre en España con el gobierno actual y su asalto institucional. Nos pone sobre aviso una frase como la siguiente: "Políticos egoístas, corruptos y con frecuencia imbéciles, que se aprovechan de una grave crisis bélica o generada por una gran enfermedad, que buscan aprovecharse de esas terribles circunstancias para, o bien llegar al poder, o bien mantenerse en él sin importarles lo más mínimo las consecuencias que su ambición personal" Y digo que nos pone sobre aviso, porque sinceramente no me esperaba este activismo, aunque sea de grado bajo, en un escritor como Posteguillo.

Otra frase interesante: "Cuantas más leyes, más corrupción. No se trata de legislar sin fin, sino de asegurarse de que se cumplen las leyes que ya tenemos". Y esta última muy a cuento con lo que está sucediendo estas semanas con el Tribunal Constitucional y que dejan claro lo que hay que pensar de quién está tratando de llevar a cabo estas reformas: "un dictador que podía promulgar leyes al tiempo que podía reorganizar el Estado a su conveniencia. Poder absoluto."

Me complace ver que Posteguillo revela algo que yo ya había deducido en las novelas de McCoullough: la profesionalización del ejército que lleva a cabo Mario, básicamente haciendo que los soldados cobre un salario del Estado por guerrear, es la semilla del mal que llevará primero la dictadura de Sila ("en esa profesionalización, el dinero era cada vez más importante y Sila se había dado cuenta de eso. Antes que ningún otro líder romano. Antes, incluso, que el propio Mario."), y posteriormente al Imperio y los abusos de los emperadores.

En este párrafo, Posteguillo explica sucintamente la reforma de Mario y sus causas: 

"Para ello tuvo que torcer todas las normas y regulaciones de reclutamiento: un soldado romano debía ser propietario, en mayor o menor medida, y reunir él, con sus propios fondos, el material necesario para el combate; desde armas y escudo hasta corazas y menaje para la vida diaria en campamento. Pero Mario sabía que no había suficientes hombres en Roma que, después de siete años de guerra en África, estuvieran en condiciones de aportar todo ese material, mientras que desarrapados y gente de la plebe de Roma sin dinero había mucha. Miles de personas que no tenían nada y, en consecuencia, nada tenían que perder y sí, en cambio, mucho que ganar combatiendo si se les ofrecían los medios para ello y algo revolucionario: un sueldo que se denominó salarium,"

Y aquí tenemos a César, posiblemente algo que no ocurrió, recomendando a Lúculo la estrategia de Ciro para su imperio, tras derrotar a Mitilene. "Pero porque Escipión usó su misma técnica. Mitrídates usa sólo la fuerza; y oponiendo sólo la fuerza, la lucha por Oriente será eterna, como cuando Catón sustituyó a Escipión en Hispania y fue a sangre y fuego por todo aquel territorio. Luego tardamos decenios en volver a controlar Hispania. Aquí es lo mismo: si se incendia Mitilene, Mitrídates se verá reforzado en su imagen de libertador frente a Roma. Si se es generoso con Mitilene en su derrota, otras ciudades de Oriente pueden pasarse a nuestro bando y, así, debilitar la posición del rey del Ponto... reduciendo el número de batallas y el número de legionarios muertos."

El estilo narrativo de Posteguillo es al que ya estamos habituados. No hay concesiones al estilismo, solo narrativa directa y casi cinemática de las distintas secuencias. Leer a Posteguillo es casi como la ver la película, lo que pasa es que en esta ocasión es más de juicios que bélica. Y, como suele ser habitual en él, es capaz de construir una escena impactante y emocionante para culminar su libro. En este caso, se trata de la muerte de Dolabella (siento el spoiler) a manos del Tíber tras incurrir en la maldición de Tesalónica, La escena con la lluvia cayendo a mares sobre Roma mientras se enfrentan los sicarios del senador contra Julio César y su escolta, unidos a los macedonios, es digna de recuerdo, aunque seguro que es apócrifa.

En fin, que la novela me ha encantado, que Posteguillo es un tío grande al que se le puede leer cosas que ya se conocen, y que nos esperan unos cuantos libros de infarto a poco que Posteguillo mantenga su nivel habitual. Habrá que esperar con paciencia la siguiente y sucesivas entregas, y sobre todo el final, porque estoy seguro que Posteguillo será capaz de encogernos el corazón en el momento en que Bruto saque su daga. 

Don Santiago, muchas gracias una vez más por hacernos disfrutar con una de romanos. 






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2 comentarios:

Weiyi dijo...

Hola Fernando,

Se ve que sigues devorando libros.

no estaba al tanto de esta última novela d Posteguillo. Me he leido las 3 trilogias de Escipión Africano y las de Trajano y la novela de Yo Julia. Y se nota cómo ha ido evolucionando el autor. Noté perfectamente el cambio entre Escipion y Trajano. Trajano era mucho más esctructurado, hizo una boceto y sobre ello fue escribiendo la historia. En Escicpión era más libre y más fresco por decirlo de alguna manera.

Bueno, me paunto esta para cuando tenga un rato.

Un abrazo compi.

Ferhergón dijo...

Qué alegría saber de ti, gran Wuyu. Sí, señor, ahí seguimos, pocos placeres a la altura de la lectura, y los otro que conozco no se pueden hacer con tanta facilidad.
Haces bien en apuntar esta lectura, creo que la historia de Julio César en manos de Posteguillo va a ser un bombazo. Espera a que lleguen las batallas guays de la Guerra de las Galias. O de la Civil con Pompeyo.
En tu lista me falta la segunda entrega de Julia, que a mí me gustó bastante más que la primera: Y Julia retó a los dioses.

Pasa buena Navidad y que tengas un feliz 2023, con tantas lecturas como te permita la infancia.