viernes, 9 de febrero de 2024

Bargaining and Market Behavior, de Vernon L. Smith

Vernon L. Smith ganó el premio Nobel de economía en 2002, junto a otro viejo conocido, el gran psicólgo Kahneman, del que también tengo algo leído. Esta es quizá su obra más representativas, aunque, por desgracia, no se trata de un libro de divulgación (como han hecho muchos premios Nobel a partir de sus trabajos), sino de una colección de artículos que, asumo, le parecieron especialmente relevantes.

Posiblemente, Smith sea el principal representante de lo que se llama economía experimental, que consiste, como el propio nombre indica, en llevar a cabo experimentos controlados con individuos reales, para ver si se cumplen las distintas predicciones de la teoría económica, especialmente la neoclásica del equilibrio así como los resultados de la teoría de juegos. 

Desde un punto de vista austriaco, los resultados de estos experimentos poco podrían hacer para validar teorías económicas, aunque no tengo tan claro que no sean útiles para refutarlas. Entre los trabajos que recoge este libro que más me han interesado están sus experimentos tratando de comprobar si un monopolista es capaz de alcanzar el precio de monopolio que predicen los neoclásicos con sus modelos (pero que los austriacos ponemos en duda, ya que el precio dependerá sobre todo de las preferencias de la demanda, por lo que nos cuesta creer que un monopolista tenga el poder de mercado que le atribuyen aquellos en un mercado libre). Los resultados experimentales parecen corroborar la visión austriaca, al observarse que los precios que surgen en los experimentos están más cerca del nivel competitivo que del nivel de monopolio.

La obra de Vernon Smith se mueve entre la economía teórica (como en el ejemplo que acabo de poner) y la psicología. Con sus experimentos también trata de poner en dificultades a los psicólogos, que prefieren ver al individuo sin su componente económica. Al respecto, es bastante conocida la polémica que tuvo con su co-premiado Kahneman por la falta de rigor que achacaba a algunos de sus experimentos (Vernon L. Smith criticaba a Kahneman).

La lectura de estos artículos es una verdadera tortura para el amateur. Smith es riguroso y científico, y la mayor parte del texto consiste en la descripción del experimento/s analizado, sus resultados, y el análisis estadístico de los mismos. El lector transita con dolor y sopor entre el comienzo del artículo, en que se exponen las cuestiones a estudiar, y el final en que resume las conclusiones obtenidas. Hay algún artículo que se hace más llevadero, pero son la excepción más que la regla. Entre aquellos, me parece especialmente recomendable el capítulo 11. "Experimental Methods in the Political Economy of Exchange", en que se explican los fundamentos metodológicos de la economía experimental y la forma en que se construyen las curvas de oferta y demanda que permiten identificar el precio de equilibrio teórico (básicamente, se le da a los vendedores un coste de producción del que el precio no puede bajar, y a los compradores una utilidad, que el precio pagado no puede superar; los participantes en el experimento se llevan al final dinerito, según lo que hayan conseguido ganar de más). De hecho, mi recomendación al lector que se interne en este libro es que comience su lectura por este capítulo.

Es más, quizá le convenga empezar por la parte III, que son los artículos más económicos, en que Vernon L Smith pone a prueba conceptos de teoría económica, incluyendo el básico de que el precio de mercado tienda al de equilibrio que predice la teoría. Hay también experimentos sobre precios máximos y mínimos, sobre evolución de precios según la forma en que se publiquen, sobre oligopolio Bertrand-Edgworth (tratando de resolver empíricamente algo que no se ha podido resolver teóricamente) y cosas similares.

Esta parte incluye dos artículos extremadamente complejos, pero quizá útiles en la práctica: el porqué de la existencia de operaciones off-floor en los mercados organizados, y la aparición de burbujas en los mismos y cómo conseguir atenuarlas. Sorprendentemente, el resultado experimental de que se producen burbujas en los mercados bursátiles parece robusto y aparece una y otra vez cuando se experimenta sobre ellos.

Las dos primeras partes recogen artículos sobre la interralación con la psicología, y son bastantes difíciles como iniciación. Se analiza experimentalmente el endowment effect identificado por Kahneman, así como la influencia que tiene la percepción de precios fair en el comportamiento del mercado. Su conclusión es que solo afecta al recorrido del precio en el corto plazo, pero no al precio de equilibrio. Tanto en estos artículos como en otros de los citados, es de interés ver cómo se diseña el experimento para simular las distintas hipótesis que se quieren contrastar. Grandes dosis de ingenio se requieren: ya lo había visto en Kahneman, constatando que el diseño de los experimentos es en muchos casos el principal reto de estas ramas científicas.

Por fin, la II parte se centra en dos sencillos juegos: el juego de ultimatum (en que un participante recibe una cantidad de dinero y la puede repartir como quiera con otro de los participantes; si éste acepta el reparto, los dos se llevan el dinero; si no, ninguno se lleva nada) y el del dictador (un participante reparte una cantidad de dinero con otro de la forma que desee; el segundo no tiene opción más que aceptarla).

Pese a su simpleza, estos juegos permiten poner a prueba hipótesis sobre el marco institucional en que funciona el mercado. Por ejemplo, qué ocurre si hay derechos de propiedad o no, o si el tamaño de la recompensa influye en el resultado de los experimentos (los experimentos psicológicos asumen que no hace falta recompensa), o si el hecho de que te estén observando influye en tus acciones. ¿Cómo explicar si no que en el juego del dictador no se produzca lo racionalmente esperado, esto es, que el dictador se quede siempre con todo?

Como se ve, el libro tiene algunas conclusiones interesantes, hasta apasionantes, pero es una lectura muy ardúa que seguramente no compense el fruto extraído. La verdad es que mi recomendación sería leer el capítulo 11 ya citado, y luego limitarse a la introducción y conclusión de cada capítulo. No sé si vale.


  

 

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