domingo, 12 de enero de 2025

Tres piedras hacen una pared ("Three stones make a wall"), de Eric H. Cline

 Al señor Cline lo descubrí a finales del año pasado con dos magníficas obras sobre los hallazgos arqueológicos que muestran el colapso de las civlizaciones en el mediterráneo oriental, y su eventual recuperación. La fecha de referencia era 1177 antes de Cristo (BCE, "Before Common Era", como prefiere denorminarlo él) y las entradas que escribi sobre ellos aqui y aquí.

Cuando investigué un poco para informarme sobre Cline encontré que antes de dichas obras había escrito esta, aún más divulgativa, cuyo éxito supongo que era la causa de que posteriormente escribiera las otras. Como aquellas me habían gustado mucho, no he tardado en empezar, y devorar, la verdad sea dicha, ésta. Me ha pasado algo que hacía tiempo que no me pasaba, que se me ha hecho muy corta la lectura y me he quedado hambriento de más cuando inesperadamente se ha acabado el libro.

(A cualquier lector le resultará extraño que me haya parecido inesperado el final: al fin y al cabo, en un volumen físico las hojas se agotan, y en uno electrónico ves el % de lectura que llevas. Siendo así, ¿cómo es que se puede sorprender al lector? Muy sencillo; porque más de la mitad del libro son anotaciones, bibliografía y un índice de materias. Vamos, que yo estaba esperando el doble de contenido de lo que me he encontrado).

Cline nos propone una breve historia de la arqueología, con unas cuantas nociones de la técnica intercaladas. El recorrido pasa por los yacimientos más conocidos del mundo, y he de decir que yo los he visitado todos con la excepción que ahora comentaré. Así, nos describe las Pirámides y el valle de los Reyes, la excavaciones de Troya y Micenas, las de la Grecia clásica (Olimpia, acrópolis de Atenas, Delfos), las de Israel (sobre todo Tel Megido), llega a Petra e incluso toca brevemente China con los guerreros de Xian. Ah, sin olvidar las relacionadas con Roma, donde nos cuenta el papel que el nacionalismo tuvo en la recuperación de los restos romanos de la capital, con el destacado papel de Victor Manuel II y, sí, lo siento, Mussolini. 

También dedica espacio a las excavaciones en América, especialmente a las ciudades Maya que fueron los primeros yacimientos arqueológicos que se exploraron, antes de los de Troya o Egipto, algo que me ha pillado por sorpresa. Junto a los Mayas, dedica espacio a los Incas, y otras culturas mexicanas, donde nos contará que los Olmecas son anteriores a los demas pueblos de Mesoamérica. Capitulillo hay también para las cosillas de EEUU, no podía ser menos, donde aprovecha para hablarnos de la arqueología histórica, aquella que se lleva a cabo sobre acontecimientos registrados históricamente, como pueda ser la Guerra Civil Americana.

Los capítulos técnicos se intercalan entre los descriptivos. Uno se dedica a explicar cómo se hacen las excavaciones y se identifican los sitios donde excavar; otro a la datación de los hallazgos, donde explica técnicas como "radiocarbon, Egyptian texts and other written records, synchronisms, dendrochronology, pottery typology, a plus/ minus factor, and a willingness to acknowledge that none of it is fixed in stone.”". Finalmente, el último es más de leguleyos y explica por qué no te puedes quedar con lo que encuentras.

El libro se lee del tirón. Cline es un arqueólogo apasionado y lo demuestra en la forma que escribe, desbordante de entusiasmo en cada página. Da un tratamiento objetivo a los distintos trabajos realizados, siendo crítico con sus héroes, cuando toca serlo: habrá que reconocer que los pioneros en esta ciencia se pudieron equivocar porque estaban empezando. Nos explica el gran daño que hizo a Troya la técnica de zanja usada por Schliemann (y eso que este es uno de los arqueólogos míticos), y es muy crítico con la forma en el israelí Yadi abordó las excavaciones de Masada, buscando una disculpa arqueológica para seguir los dictados nacionalistas de Israel. ("It was no secret that Yadin’s excavations at various sites in Israel, such as at Hazor in the 1950s and at Masada in the 1960s, were in part undertaken in the hope of reinforcing Jewish claims to the land by linking them to biblical stories and other famous events, including the story that Josephus tells.")

Yo he disfrutado mucho con este libro, aunque no he aprendido tanto como esperaba. Quizá es que la cosa no da más de sí: echarle paciencia e ingenio parecen ser las principales técnicas a disposición del arqueólogo. En todo caso, me gustaron más los dos que he citado más arriba, precisamente por abarcar menor y apretar más.

Aparte, he echado de menos que detallara algo más cómo son las excavaciones en los países nórdicos (se refiera a ellas para distinguirlas de las que se hacen en el Mediterráneo, pero no llega a narrarnos cómo es la jornada allí, por ejemplo). Asimismo, hay un vacio de excavaciones hacia el este de Mesopotamia, con la excepción de Xian (así que nada sobre Irán ni sobre la India). Tampoco hay nada del África subsahariana, donde estaría Etiopia por ejemplo. Pero no se tome esto como queja, sino más bien como sed de más lectura.

No quiero cerrar sin dejar aquí un adagio de arqueólogos del que se ha extraído el título.

"One stone is a stone. 

Two stones is a feature. 

Three stones is a wall.

Four stones is a building.

Five stones is a palace.

(Six stones is a palace built by aliens.)"

La última frase va entre paréntesis porque es de coña, y me recuerda que Cline se descojona y advierte contra los anuncios periódicos que todos vemos de vez en cuando, en los que pseudoarqueólogos afiman que una u otra construcción pudo ser obra de alienígenas. La de hoy les atribuye la pirámide escalonada de Zoser.

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