lunes, 30 de mayo de 2016

España, más allá de lo conseguido, de Jesús Banegas

Se trata de un ensayo de visión optimista sobre el pasado, presente y futuro de España. Construyendo sobre las virtudes y esplendores del pasado, a las que dedica el capítulo inicial, el autor revisa los males que nos aquejan, y encuentra que ninguno es insuperable, atendiendo a obstáculos similares o peores vencidos en otros momentos aciagos de la historia de España. Es más, Banegas nos propone exhaustivas solucione para cada uno de los problemas que analiza e investiga.

Lo mejor del libro son, por un lado, las brillantes reflexiones que de vez en cuando en él aparecen, y, por otro, la gran cantidad y variedad de lecturas que lo soportan. Don Jesús es un lector empedernido y de amplio espectro, que no discrimina por razón alguna, y lee de todo. Incluso, me consta que ha leído mi libro sobre análisis económico de la regulación de las telecomunicaciones. Ello se nota en la lectura, pues las fuentes que dan pie a sus ideas son variadísimas, desde Kuhn a Hayek, pasando por Jared Diamond, Galbraith o Fukuyama, por citar algunos. Así pues, la propia lista de referencias de este libro tiene un gran valor en sí mismo, por la selección que supone en el ámbito del conocimiento.

El libro está muy bien escrito. No obstante, el autor, en su faceta más pura de ingeniero, abusa en exceso de las listas, de los bullet points. Nos propone listas de síntomas, listas de cualidades y listas de remedios, demasiadas listas para un ensayo. Pero, sorprendentemente, no restan facilidad a la apasionante lectura. Por otro lado, y esto sí es más crítico, hay momentos en que el hilo conductor no está claro, y uno tiene la sensación de estar leyendo una secuencia de las estupendas columnas que periodicamente publica en diversos medios, sí, brillantes por separado pero sin quedar claro su nexo común.

Y, en cuanto al fondo, no ocultaré que tengo bastantes puntos de desacuerdo con las tesis planteadas, aunque también es cierto que posiblemente esté de acuerdo con más puntos que lo contrario. Pero como lo que mola es debatir, llamaré brevemente la atención sobre aquellos aspectos que no comparto y que, incluso en algún caso, parecen mostrar inconsistencias internas.

En primer lugar, el papel de la innovación. Banegas vincula innovación a tecnología, y parece por tanto desdeñar miles de pequeñas innovaciones que los empresarios españoles hacen constantemente en su negocio. La innovación que le gusta a don Jesús es la Schumpeteriana, la que cambia el paradigma, pero afortunadamente hay mucha más innovación tranquila que merece la pena, aunque muchas veces no se pueda registrar en el sistema de patentes. Estoy seguro de que la industria turística en España es de las más innovadoras del mundo, pero, claro, no se puede patentar la inclusión de un nuevo plato en el desayuno, o la incorporación de nuevas actividades de entretenimiento para niños al calendario del hotel.

Por otro lado, creo que una de las lecturas que debería hacer don Jesús es el excelente "Against Intellectual Monopoly", de Boldrin y Levine, y entonces pondría en duda las supuestas virtudes de los sistemas de patentes, tanto en nuestro país como en el resto del mundo.

El autor defiende a ultranza el modelo de educación pública y, con menos fervor, el de la sanidad pública. También se muestra sorprendentemente optimista con las pensiones públicas. Me temo que en estos aspectos el autor rinde sus ideas a la necesidad de ser politicamente correcto, que viene siendo leit motiv de sus tareas representativas en la CEOE, a las que ha dedicado parte de su carrera.

Solo diré al respecto que me parece incoherente defender el emprendimiento como principal fuerza motora de la economía y la sociedad, y sin embargo pretender excluir del mismo ni más ni menos que a la actividad de juzga primordial el autor para el desarrollo de las personas: la educación. Como pasa con cualquier actividad humana, su desempeño solo mejora si está sujeta a las presiones de la competencia, algo que no ocurre en el modelo de educación pública, pagado con nuestros impuestos.
Al respecto, creo que el autor infraestima el conocimiento empresarial, el que se adquiere mediante prueba y error en las actividades de emprendimiento, frente al conocimiento reglado que se imparte en escuelas y colegios. Es evidente que éste último puede incrementar la productividad de las personas, pero es el otro el único que realmente hace progresar a las sociedades. El ejemplo de la educación en determinados países comunistas, también traído por don Jesús, es especialmente ilustrativo.

En suma, un libro de interesante y de amena lectura, que proporciona una visión constructiva y positiva para superar los problemas que ahora aquejan a nuestro país, y que, como no puede ser de otra forma, despierta intensas ganas de debatir sobre las ideas expuestas. Enhorabuena, don Jesús!

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