jueves, 18 de agosto de 2016

Las ventajas de ser un marginado ("The Perks of being a Wallflower"), de Stephen Chbosky

Esta novela es conocida, sobre todo entre adolescentes, por la película del mismo título y en la que se inspira, cuya principal protagonista es Emma Watson, la Hermione de Harry Potter. Como yo nunca hago ascos a un buen libro de adolescentes (las pruebas las tenéis en la lista de libros leídos, donde figuran "If I Stay" y algún otro más de reciente lectura), allá que me puse con éste.

Pero me temo que este no es de los buenos. Sería ni fu ni fa si no fuera por la sobrecarga de sexo que tiene al principio, como también hacen las series en sus primeros capítulos. Ese exceso lo saca para mi gusto de su público objetivo y lo deja en terreno de nadie: yo, al menos, prohibí de forma inmediata la lectura a mis hijas. Y espero sinceramente que la peli no fuera tan guarra, sobre todo porque ya la han visto.

El caso es que estamos ante el típico libro escrito con forma de diario que tanto gusta en el mundo anglosajón (aunque el libro es en realidad epistolar, no se explota este recurso, por lo que en el fondo es como un diario). En este caso, el escritor es un chaval de 15 años, que nos cuenta los dramas que se suceden en su vida en momentos tan difíciles. Para empezar, la mayor parte de sus amistades son del curso superior, lo que le lleva por fiestas y acontecimientos que quizá no le corresponderían: al menos, no parece haber en ellos gente de su edad. Asi que tenemos drogas, alcohol, y sexo hetero y homo. Supongo que esta es la problemática habitual a la que se enfrenta el adolescente medio americano, junto con algún embarazo y también un intento de violación.

Además, estamos ante un libro "serio", en el sentido de que hay pocas salidas o situaciones graciosas. No tenemos la deliciosa ingenuidad que se encuentra, por ejemplo, en Adrian Mole o en otras obras del estilo. Es más, aunque el libro mantiene ese tono de supuesta ingenuidad, es incoherente tanto con las cosas que están pasando como con el propio comportamiento del narrador.

Y luego tenemos la traducción: un Wallflower es, según el libro, alguien que se limita a observar, callar y comprender. Eso es lo que hace el protagonista del libro: no es un marginado, como nos invita a pensar la mala traducción del título.

Dicho esto, lo más interesante del libro resultan ser las lecturas que le recomienda el profesor de literatura al protagonista, y sobre las que se hacen algunos comentarios. Sigue la lista, cuya lectura seguro que aprovechará más que la de este libro: Peter Pan, To Kill a Mocking Bird, Catcher in the Rye, Hamlet, L'étranger, junto con The Fountainhead, de Ayn Rand; Naked Lunch, de Burroughs; On the Road, de Kerouac; y Walden, de Thoreau. Como quiera que los cinco primeros los he leído, y a Rand también, y me han gustado, procede que le eche el ojo a los tres últimos.

Un par de frases para cerrar (Traducción propia): "Charlie, aceptamos el amor que creemos que nos merecemos". La otra es mejor (no es textual): Hacía mal los exámenes de matemáticas hasta el profesor me dijo que no tratara de entender las fórmulas, y me limitara a aplicarlas. Por cierto, las mejores reflexiones se encuentran en el epílogo: parece como si el personaje hubiera madurado con el paso del tiempo y la escritura de las cartas. Buen remate para un libro por lo demás mediocre y con un punto excesivo de sexo.

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