martes, 1 de mayo de 2018

Nudo de víboras ("Le noeud de vipéres"), de François Mauriac

No recuerdo muy bien cómo llegué a este libro. Pero eso es positivo, tener un punto de aleatoriedad en nuestras lecturas, nos ayuda a explorar mundo, y más en estos momentos donde las recomendaciones algorítmicas de Internet nos fuerzan a encasillarnos, a menos que estemos dispuestos a hacer un esfuerzo de búsqueda.

El caso es que al autor, Mauriac, le dieron un premio Nobel de literatura (lo acabo de descubrir), y esta es una de sus obras más conocidas. Se trata de un libro corto, que comienza con estilo epistolar, pero del que evoluciona a diario y finalmente a reflexión introspectiva. Está muy bien escrito. Pero no engancha, por lo menos no al principio.

Comienza con la carta del protagonista, anciano moribundo, a su mujer Isa. De las pistas que da dicha carta, iremos descubriendo que se trata de un abogado de cierto prestigio, millonario por herencia, y generalmente odiado y temido, especialmente por su familia.

Esta familia ha quedado reducida a dos de sus hijos "legales", Hubert y Geneviève, casados respectivamente con Olympe y Victor, su nieta Janine (hija de Geneviève) casada on Phili, y su bisnieta hija de esta última, A ellos se unirá un hijo bastardo, Robert, con su madre. Y por el camino se quedarán una tercera hija legal, Marie, y un sobrino, el pequeño Luc, hijo de una hermana de Isa. Petit Luc, el único de la familia que nunca tuvo miedo del protagonista.

Con estos mimbres, Mauriac urde una narrativa de creciente interés y que termina atrapando al lector. Ese "nudo de víboras" que da título a la novela, resulta inicialmente ser el corazón del protagonista. Sin embargo, una serie de sucesos, terminan sacando a las víboras de su corazón para asumir la personalidad de sus seres cercanos. Finalmente, otro acontecimiento determinante, permite a todos los protagonistas reconciliarse y destruir el terrible nido.

Por el camino, lo importante es ver la reflexión psicológica del protagonista en relación a su vida, sus familiares, su fortuna y lo que le sucede. La carta inicial a su mujer (que ésta nunca llegará a leer) no puede revelar cómo los terceros ven al protagonista, pero sí nos cuenta cómo éste se ve a sí mismo y a los otros.

Cuando todo parece que la novela va a seguir por esta línea, Mauriac da un pequeño giro argumental, y eso le da la oportunidad de contarnos lo que los otros piensan del protagonista, cuya percepción por el lector comienza por tanto a cambiar. Y ello, pese a seguir siendo el protagonista el narrador de los hechos. De una persona débil y moribunda, pero astuta, de la que todos se quieren beneficiar, empezamos a conocer a un tipo temido y odiado, frente al cual todos tienen un temor reverente, del que dirá Hubert que "no ha amado más que contra alguien". Será esta visión de sí mismo la que permita al protagonista avanzar, tras una memorable conversación con sus dos hijos, y hacerse más humano, no solo ante sus ojos, sino ante los demás.

Toda esta metamorfosis psicológica es contada de forma magistral por el autor, y es lo que hace a este libro, insisto, de inicios convencionales, muy recomendable de leer.

Una cita para terminar esta entrada: "La plupart des êtres humains ne se choisissent guère plus que les arbres qui ont poussé côte à côte et dont les branches se confondent par leur seule croissance."("La mayor parte de la gente no se pueden elegir apenas más que han podido los árboles que creen contiguos y cuyas ramas se confundes por el simple crecimiento", traducción propia), para explicar porque Janine se había casado con un tipo tan indeseable, al parecer, como Phili.



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