domingo, 16 de junio de 2019

Serie: Workaholics

Se trata de una serie de humor que estuvo en antena 7 temporadas, desde 2010 a 2017, con número irregular de capítulos (20 en la tercera, pero normalmente 10 ó 13), siempre de unos 20 minutos.

Empecé a verla con un poco de prevención, y casi la abandono tras el segundo capítulo. Menos mal que le di una oportunidad al tercero... Y es que esos dos primeros capítulos me resultaron desagradables y sobrecargados de drogas y alcohol. Y no es que no haya habido exceso de ambas cosas en capítulos posteriores (es inevitable, como veréis cuando cuente algo más del contenido), pero al menos ha estado más disperso. Aún así, ya aviso aquí de que los últimos capítulos de la temporada 4 no son aptos para estomagos sensibles.

Estos Workaholics son tres colegas, drop-outs del colegio, que trabajan en una empresa de telemarketing y viven juntos en un chaletito. Sus nombres son Ders (Anders Holm) , Adam (Adam Devine), y Blake (Blake Anderson) e invitan a pensar en algo autobiográfico. Junto a ellos, aparece de vez en cuando su camello Kyle, y también tenemos a sus compañeros de trabajo, la impagable jefa Alice (Maribeth Monroe), el verdadero crack Montez, el imprevisible Bill, y la tímida Jillian.

Pues bien, la serie va básicamente de cómo se entretienen estos pavos. Sí, hay presencia en el trabajo, pero principalmente aquí lo que se nos cuentan son sus ideas de bombero. Son gente sin grandes ambiciones profesionales (aunque Ders tenga momentos de debilidad), de escasa o nula cultura, y tontos de baba. Pero se lo pasan bien, y arrancan la sorpresa y divierten al espectador. Como paradigma de la forma de entretenimiento de los colegas, y de lo que esperar de esta serie, hay una escena en la segunda temporada: tarde lluviosa; los amigos no saben qué hacer, hasta que uno de ellos dice que tienen muchas formas de entretenimiento, y la cámara sigue su vista hacia una estantería con libros y juegos de mesa. ¿Qué pasa a continuación? Pues que se ponen a destrozar los libros de las formas más absurdas imaginables.

Curiosamente, pese al perfil de los protagonistas y la abundancia de alcohol y drogas, hay una cosa que no abunda en la serie: el sexo y las chicas, lo que la separa de las típicas comedias románticas. Por supuesto, los Workaholics tiene sus deseos y sus intentos, pero no supeditan nada a la obtención del sexo, y de hecho tratan a las chicas fatal, o sea, justo lo contrario de lo que cabría esperar de unos tipos salidos.

Yo me lo he pasado bien viendo esta serie. Es cierto que ha habido escenas que me han resultado repulsivas, aunque también las hay muy provocadoras (en un capítulo quemarán banderas americanas, pero lo harán justificadamente en la trama), pero en general me resulta entretenida.
Se puede ver como el contrapunto de The Big Bang Theory: nada de tipos universitarios y educados, haciendo bromas para científicos, sino un trío de verdaderos tarugos con demasiado tiempo libre.

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