lunes, 2 de diciembre de 2019

La conquista social de la Tierra ("The Social Conquest of Earth"), de Edward O. Wilson

E.O. Wilson es un biólogo/antropólogo/filósoso bastante conocido en el ámbito y de bastante producción. Parece que su principal aportación científica tiene que ver con el estudio del comportamiento social de los seres vivos, especialmente en lo referente a insectos. En este libro, desarrolla los paralelismos entre estas "sociedades" y la sociedad humana, tanto de sus orígenes como de sus consecuencias, para explicar porque los seres humanos dominan el ámbito macro de la Tierra, de la misma forma que son los insectos los que dominan el ámbito micro.

El libro es muy interesante, aunque tengo la sensación de que es sobre todo porque no conocía nada de la obra de Wilson, al menos nada directamente. Hay capítulos que parecen recauchutados de sus obras previas, retocados para una nueva finalidad; y también, en general, la sensación de que se repiten ideas, como si los capítulos de la obra hubieran sido escritos por separado y luego los hubiera juntado en el orden correcto. Por último, a veces se le va la pinza en algunas explicaciones, lo que hace que determinados párrafos sean un tremendo tostón.

Puestas de manifiesto estas críticas, lo cierto es que el libro es muy completo y riguroso. Trata cantidad de temas, pero de una forma bastante concisa, que te deja bastante claras las cosas (lo que no implica que el señor no pueda equivocarse).

Uno de los temas fundamentales en este libro es explicar cómo la teoría de la evolución puede explicar la aparición de seres vivos eusociales (o hipersociales). Para ello, Wilson aplicará su base de conocimientos procedente del estudio de insectos, y propone una tesis que parece generalmente aceptada. Se ha demostrado que todas las especies eusociales construyen nidos, y que la cohesión del grupo comienza con el reparto del trabajo para la defensa de ese nido (básicamente, que unos lo defiendan mientras otros van a por provisiones). Por tanto, la variación genética fundamental es aquella en los individuos de la nueva generación deciden quedarse en el nido, respecto a lo que hacen las especies no eusociales de buscar otro sitio para fundar el suyo.

Una vez tenemos en marcha estos grupos o tribus, se añade otro posible nivel evolutivo: la evolución por grupos, que convive con la evolución individual, dando lugar a una evolución multinivel. Wilson define de forma muy brillante esta tensión para el caso de los seres humanos:
"Individual selection is responsible for much of what we call sin, while group selection is responsible for the greater part of virtue.", pero sin olvidar que existe una regla de hierro de la evolución genética social: "Selfish individuals beat altruistic individuals, while groups of altruists beat groups of selfish individuals."
 
Wilson distingue la evolución grupal de los insectos y de los seres humanos. Así, en los grupos de insectos, todos los miembros del grupo tienen el mismo genotipo que la reina, o sea, son extensiones de la misma, sin variación genética. Aunque la lucha por la supervivencia se hace en grupo, la variación genética se produce solo en la reina. Por ello Wilson considera que en estos casos no hay evolución multinivel: digamos que el grupo es como un miembro más de la reina. La especialización del trabajo la explica Wilson mediante rasgos genéticos "plásticos", esto es, que admiten grados de variación en función del entorno. Así, según dichas condiciones, cada uno de los individuos del grupo de insectos pasa a especializarse en una u otra tarea. 

El tema de la plasticidad de determinados rasgos genéticos es también fundamental para explicar el comportamiento de los seres humanos (por ejemplo, los circuitos morales de que habla Haidt en The Righteous Mind). Wilson observa que el grado de plasticidad de un rasgo está también sujeto a las fuerzas evolutivas.

Explicado cómo los humanos llegaron a agruparse y a entrar en el filtro de la selección multinivel, el terreno que pisamos es más conocido, tras las recientes lecturas de Hansen-Simler y el otro Wilson. O.J. Wilson vuelve a explicar la causa del desarrollo de nuestro cerebro como competencia individual en la interpretación de las intenciones de nuestros congéneres. Y de aquí el salto a culturas, religiones y arte ya es bastante trillado, por lo que no me paro a recogerlo (aunque es cierto que OJ Wilson difiere en algunos detalles de lo tratado por los otros autores).
 
El autor dedica un espacio inesperado a atacar y desmontar la hipótesis de la "kin selection", que al parecer defendió él mismo en los años 70. Esta hipótesis explica el altruismo de los seres humanos en función de la distancia genética entre altruista y beneficiario. Los problemas empiezan por la propia definición de distancia genética. En todo caso, la explicación actual (selección multinivel) parece más convincente y es generalmente más aceptada.

Por supuesto que debería traer más cosas a esta entrada, porque la sabiduría del autor aflora por múltiples puntos y no solo por la trama principal. A mí el libro me parece muy recomendable, y lo es seguro si no has leído antes nada del autor. Me surgen dudas sobre si resultará tan atractivo a quien esté familiarizado con su trabajo.



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