Este el tercer libro que leo del autor, aunque fue el primero que publicó en el ámbito divulgativo. Dado que en los otros dos aprendí muchísimo, era cuestión de tiempo que abordara éste, aunque su título me repelía algo, por recordar al de libros de autoayuda.
Como era de esperar, el libro no está a la altura de los otros dos. Se nota que era el primero que escribía, por un lado, y, por otro, no es tan sorprendente, pues muchos de los contenidos los he encontrado, más madurados, en los dos posteriores ("The righteous Mind" y "The cuddling of the American mind"). En todo caso, es una lectura amena y muy buena introducción a las ideas del autor.
El punto de partida es sugerente. Haidt ha recopilado un montón de máximas históricas de fuentes tanto orientales como occidentales, sobre como obtener la felicidad. Su propuesta es contrastarlas con los conocimientos que aporta la psicología moderna.
Y para introducirnos a la psicología, Haidt empieza explicando como el cerebro no es único, sino un conjunto de "cerebros" con sus propios procesos e inclinaciones, pero que al final solo dan un resultado. Lógicamente, nos lleva de esta forma a su satisfactoria metáfora del elefante y el jinete, cuya explicación no repetiré. Destaca asimismo la relativa madurez de los procesos automáticos, que llevan perfeccionándose evolutivamente mucho más tiempo que los controlados, esto es, los que usan la razón. De hecho, estos son exclusivos del ser humano y producto de una competición evolutiva intraespecie "to master the arts of social manipulation,
relationship aggression, and reputation management, all of which require
yet more brain power.", mecanismos todos ellos muy relacionados con la hipótesis de la felicidad.
Constatada la debilidad del jinete para guiar al elefante (en otras palabras, como el jinete no es más que otra herramienta del elefante: "So convenient a thing is it to be
a reasonable creature, since it enables one to find or make a reason
for every thing one has a mind to do."), Haidt propone tres formas de tratar de redirigir al elefante, algo que solo se puede hacer activamente y ejercitándose durante un periodo largo: La meditación, la terapia cognitica y, sorpresa (para mí), el Prozac.
Uno de los mecanismos que hemos desarrollado para conseguir nuestros propósitos es el de pensar que siempre tenemos razón (self-serving bias). Las evidencia empírica al respecto es apabullante. Cuando ese sesgo se eleva a nivel del grupo, aprovechando nuestra tendencia a agruparnos, se crea el mito del mal puro para dedicarlo a los rivales: "The myth of pure evil is the ultimate self-serving bias, the ultimate form of naive realism", citando un autor al que merecerá la pena leer, Baumeister.
Tras los prolegómenos más generales, Haidt aborda la hipótesis que da título al libro. De acuerdo a su interpretación de la literatura científica, hay tres componentes en la felicidad:
- S: nivel base, establecido genéticamente (los que usan la parte izquierda del frontal del cerebros tienen mejores mimbres para poder ser felices).
- C: condiciones de vida. A estas nos adaptamos, por lo que solo son fuente de felicidad durante un periodo más o menos corto. Esta adaptación explica porque se producen carreras para ver quién tiene más ("conspicuos consumation"), y es que el elefante quiere ganar en reputación porque es lo le hace sobrevivir, y no persigue la felicidad. A este proceso Haidt le llama "hedonic treadmill": somos como hamsters en nuestra rueda creyendo que estamos más cerca de la felicidad con cosas a las que nos adaptamos.
-V: actividades voluntarias en las que no se produce adaptación. Normalmente, referente a relaciones sociales, y también a la sensación de flow, cuyas claves son: "There’s a clear challenge that fully engages your attention; you have the skills to meet the challenge; and you get immediate feedback about how you are doing at each step (the progress principle)." Viendo C y V, puede concluir Haidt que "Activities connect us to others; objects often separate us".
Entre las relaciones sociales, Haidt dedica especial atención al amor, que nos lo explica psicológicamente como la combinación de dos sistemas evolucionario: el de attachment (de hijos respecto a padres, con el estudio clásico de los monos de Harlow) y el de caregiving (de padres respecto a hijos). Según Haidt, dichos sistemas son duales y coevolucionaron hacia el más complicado del amor. A su vez, este amor, para ser exitoso, tendrá que ser "passionate" (relacionado con el sexo, para asegurar la reproducción de la especie) y "companionate" (al largo plazo).
Haidt también propone un papel positivo a las experiencias traumáticas, toda vez que ofrecen una oportunidad única para cambiar al elefante. Nos explica que después de una experiencia traumática la gente puede constatar algunos beneficios: se descubren nuevas habilidades incrementándose la autoconfianza, se filtran relaciones, y se cambian las prioridades. Se constata que "disclosure" para combatir el trauma es bueno, siempre que se haga buscándole el sentido, buscando la sabiduría. Y, por último, nos dice en qué condiciones se ha de producir para que el beneficio sea máximo: "For adversity to be maximally beneficial, it should happen at the right time (young adulthood), to the right people (those with the social and psychological resources to rise to challenges and find benefits), and to the right degree (not so severe as to cause PTSD)."
El último capítulo lo dedica a la "elevation" y a temas más místicos, trademark del autor tras su visita a Bubahneswar. Este capítulo, aún siendo interesante, me ha parecido más flojito que los anteriores y más de opiniones que de hechos. Uno de los ejes por los que transcurre es el de coherencia entre las distintas capas de nuestra personalidad (fisiológica, psicológica y social), y como ello nos lleva sentido y propósito vital. El ejemplo que pone de un Brahman es ilustrativo, pero poco generalizable, me ha parecido. Muy interesante es también el estudio neurológico sobre el estado de "elevation": "At the very moment when people report achieving states of mystical union, these two areas appear to be cut off. Input from other parts of the brain is reduced, and overall activity in these orientation areas is reduced, too. But Newberg believes they are still trying to do their jobs: The area on the left tries to establish the body’s boundaries and doesn’t find them; the area on the right tries to establish the self’s location in space and doesn’t find it."
En resumen, buen libro de Haidt, aprovechable sobre todo si no has leído los dos posteriores, por lo que es más recomendable para recién llegados a este autor. Y como no he sabido poner esta reflexión en otro sitio, la dejo aquí al final: "the
world we live in is not really one made of rocks, trees, and physical
objects; it is a world of insults, opportunities, status symbols,
betrayals, saints, and sinners. All of these are human creations which,
though real in their own way, are not real in the way that rocks and
trees are real."