martes, 15 de septiembre de 2020

Niños sabios ("Wise Children"), de Angela Carter

No tenía yo fichada a esta escritora y periodista británica, y sin embargo tiene cierto tufillo de escritora clásica de mediados del XX. Vamos, que por mucho que creamos haber leído, siempre hay autores conocidos que se nos escapan. En el caso de la señora Carter, esta novela que he leído es, al parecer, su obra cumbre, algo de lo que me informa la prologuista de esta edición, tras haberme contado que se trata de una escritora feminista y socialista, además comprometida.

Por suerte, no tengo prejuicios si la literatura es buena, y eso solo lo sé si leo las novelas propuestas, por lo que raramente me arredran estos calificativos, a menos que se trate de libros con pretensión científica. Por otro lado, tampoco creo que haber sido un pecado ser feminista y socialista a mediados del siglo XX, con el conocimiento y situación que se tenía entonces. Quiero pensar que en la actualidad doña Ángela no vería motivos para el feminismo, y habría desechado el socialismo como solución de convivencia.

Pero vayamos con la novela, que destaca sobre todo por su originalidad. Es una historia familiar, pero de una familia extremadamente singular: "Grandma invented this family. She put it together out of whatever came to hand – a stray pair of orphaned babes, a ragamuffin in a flat cap." Una parte de la singularidad proviene de que no conviven por consanguinidad (ie, padres con hijos), y de hecho hay constantes dudas sobre la filiación de muchos de los personajes ("‘I thought I’d ask,’ I said, ‘seeing as how you’re everybody else’s.’, tras preguntar la narradora a otro personaje si es su padre)

Otra componente de la singularidad es el gran número de gemelos/as que la conforman, empezando por las hermanas Dora y Nora Chance, la primera de las cuales es la narradora. El tercer punto singular es que todos están más o menos relacionados con el mundo de la farándula, y específicamente con el teatro de Shakespeare. Por ejemplo, tenemos a los hermanos "Gareth and Tristram, the priest and the game-show presenter. Not so different, really, I suppose. Both of them in show business. Both, in their different ways, carrying on the great tradition of the Hazard family – the willing suspension of disbelief."

Como digo, la historia familiar nos la cuenta Dora Chance desde sus 75 años. El estilo narrativo es muy original también, como una especia de cotilleo continúo (escribe una mujer), aunque un cotilleo de alto nivel, pues el vocabulario que usa es muy rico (desde Lolita no encontraba una novela con tanta palabra nueva) y las ideas se expresan con sutileza. Por ejemplo, refiriéndose a la belleza de la que llaman Grandma, "Lewis Carroll saw her, sent her an inscribed copy of Alice, invited her to tea and got her to slip her frock off after the crumpets, whereupon he snapped her in the altogether but she drew the line at imitating the action depicted upon certain other Greek vases". Esta teoría sobre el origen de la guerra también es muy marujil (no lo digo peyorativamene, sino a efectos de ilustrar el estilo de Carter: dice que los varones conforme envejecen, se ven superados por los jóvenes y para evitar la derrota, les mandan a la guerra:"They daren’t be seen to do it themselves, that would give the game away, the mothers wouldn’t stand for it, so all the men all over the world get together and make a deal: you kill off our boys and we’ll kill off yours."

Parte de la gracia de la novela es enterarse de las relaciones entre los diversos personajes y cómo llegaron a la situación actual, y esto es lo que nos cuenta Dora en las tres primeras partes del libro.  Por ejemplo, Imogen y Saskia son también gemelas, unos 10 años menores que Nora y Dora, y claramente sus principales "enemigas" (de Saskia nos dice que "was well in control of the situation being, unique amongst mammals, a cold-blooded cow"). El padre legal de Imogen y Saskia es Melchior Hazard, y la madre Lady A.(a la que llaman cariñosamente The Wheelchair); Melchior es también el padre de Nora y Dora, aunque no legal; Perry, uno de los grandes héroes de la novela, es hermano gemelo de Melchior y principal responsable de la educación de Nora y Dora (quienes le llaman "sugar daddy"); la madre de Nora y Dora es aparentemente desconocida. Bueno, pues llegado el momento (atención, spoiler), nos enteramos de que es Perry el padre real de Imogen y Saskia, aunque quien las educó, pensando ser el padre, fue Melchior. En fin, un juego de simetrías y espejos que podría parecer complicado, pero que se disfruta gracias al talento narrativo de Carter.

Si bien durante estas tres primeras partes hay escenas excelentes, como por ejemplo el viaje en tren a través de los EEUU, o el rescate tras el incendio de la mansión de Melchior, el gran momento de la novela es la cuarta parte, a la que todo lo anterior va encaminado para situarnos en un Gran Final en toda regla, digno del constantemente citado Shakespeare. La disculpa la pondrá el centésimo cumpleaños de Melchior, al que invita a toda su familia, por lo que aparecen en ella todos los personajes con los que nos hemos ido familiarizando a lo largo de los anteriores capítulos. Por otro lado, es únicamente aquí cuando la narradora se centra en las relaciones con su hermana Dora, proporcionándonos magníficos diálogos entre ambas sobre su vida, la vejez, la familia y tantas otras cosas, mientras se preparan cual adolescentes para la fiesta. "But, oh yes, tomorrow does come all right, and when it comes it lasts a bloody long time, I can tell you. But if you’ve put your past on celluloid, it keeps. You’ve stored it away, like jam, for winter."

He disfrutado irregularmente leyendo esta novela. Me ha gustado mucho el principio, y más el final, y por el medio he tenido sensación de bola. Carter es chispeante en su estilo, pero no acaba de arrancarme la carcajada, y rara vez soy capaz de darme cuenta que toca sonreir: "He was a man with a great future behind him, already.", "We watch so many old movies our memories come in monochrome." o hazlo "before her father finds out you wouldn’t do the right thing or your days of close-ups are numbered.. En todo caso, hay algo que me atrae en esta novela y en su autora, y tengo curiosidad por leer más cosas de ella, cosa que seguramente haga a no mucho tardar.
Cierro con una de las reflexiones que hace Nora al final cuando está oyendo a Lady A. declarar la verdadera filiación de sus hijas Imogen y Saskia: "Having made the distinction between ‘blood’and the actual procreative juice, what would she call the latter? ‘Jism’? ‘Come’? (Or do you spell it ‘cum’, I’m never sure.) Sperm and semen seemed altogether too technical for her rhetorical mode. I was glad she’d settled on the tasteful compromise of ‘seed’"

 

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