Se trata de una antología de artículos de este gran filósofo inglés, fallecido hace no mucho. Leí sus principales obras en 2018, empezando por una en que ponía a parir a los pensadores de izquierdas Fools, frauds and firebrands. Luego, seguí con los esclarecedores Beauty y Sexual Desire, dejando por medio sin terminar el aburrido Understanding Music, el único libro que he dejado sin terminar desde que empecé a escribir reseñas en este blog. Así que no soy ajeno a su obra.
No obstante, no era consciente de que Scruton era el prototipo de filósofo conservador, lo que justifica el odio que le tiene la izquierda. Tras leer los primeros seis artículos de esta antología, correspondientes a las dos primeras partes "Conservatism" y "The Nation", no solo queda explicado por qué Scruton es conservador, si no, y más importante para mí, en qué consiste ser conservador. Y una vez entendido, para mí resultan evidentes los lazos entre conservadurismo y anarcocapitalismo/libertarianismo, que describí en este artículo (se nota que he aprendido a poner hipervínculo, eh?). Así que no voy a hablar más de esas dos primeras partes.
Las tres restantes se dedican respectivamente al "Sexo y lo Sagrado", a la "Cultura" y se cierra con una quinta que podríamos llamar de cajón de sastre, porque tiene un poquillo de todo: medio ambiente, vino y caza.
Todos los artículos tienen su interés, incluso los dedicados a la caza y al vino, ambos conceptos totalmente extraños a mi modo de vida, pues hay algo común en todos ellos: Scruton escribe muy bien, tiene un nivel literario altísimo, lo que no se puede decir de otros filósofos que he leído, especialmente en los contemporáneos. Hay que conformarse con que escriban claro y te enteres de lo que dicen, como para esperar de ellos que hagan florituras.
Dejo tres frases de aperitivo. Con independencia de su contenido, hay que fijarse en su plasticidad.
"For the State does not represent the Eternal, nor does it have so much regard for future generations that it can disregard the whims of the merely living."
"Knowledge gained is a gain for all of us; knowledge lost, a loss that all must bear."
"The consumer society is therefore phantasmagoric, a place in which the ghosts of satisfactions are pursued by the ghosts of real desires."
He dicho que todos los artículos tienen su interés, pero uno de ellos me ha parecido excepcional, de esos artículos que uno cree que todo el mundo debería leer. Se trata del llamado "Knowledge and Feeling", y aparece en la parte dedicada a la Cultura. Y confieso que me pilló desprevenido. Al comienzo parece que su objetivo va a ser criticar la educación contemporánea. Y quizá sea ese su objetivo, pero su contenido va mucho más allá y es revelador de cosas sobre las que siempre me había preguntado. ¿Por qué es tan importante leer buena literatura, en particular a los clásicos (que son garantía de buena literatura)? Y esta pregunta la puedo reformular en términos de medios actuales: ¿por qué es importante ver buen cine y buenas series? Creo que Scruton proporciona en este ensayo una respuesta excelente a esta pregunta nada fácil.
Pero antes de llegar a ella, recorramos brevemente el artículo desde su comienzo. Scruton comienza defendiendo que la educación no se hace por el beneficio de los educados, si para beneficio de la sociedad, y por tanto no se ha de amoldar a las preferencias de aquellos. "True teachers do not provide knowledge as a benefit to their pupils; they treat their pupils as a benefit to knowledge." Y es que la educación garantiza la supervivencia del conocimiento en la sociedad.
Scruton distingue inicialmente entre dos tipos de saberes: el saber que ("that") y el saber como, o sea el saber datos y el saber técnicas. Sin embargo, añade que nuestro conocimiento no se limita a esos dos tipos de saberes, cómo parece que requiere la educación actual, sino que falta el saber qué ("what"). Este saber qué es el que necesitamos para identificar fines ("This 'knowing what to do' looks very like what philosophers have had in mind in referring to knowledge of ends."). O sea, a las personas no nos basta con saber hechos y técnicas, también necesitamos saber identificar los fines en cada situación vital.
Y finalmente, y aquí es donde Scruton roza lo sublime, nos habla que también hay que saber qué sentir, hay que aprender cómo sentirse ante cada situación ("to teach virtue we must educate the emotions, and this means learning 'what to feel' in the various circumstances that prompt them."). Pero, cómo se puede hacer esto, se pregunta el filósofo, consciente de que serán pocas veces en la vida la que se nos exija la expresión de dichas virtudes, pues afortunadamente las situaciones excepcionales son, precisamente eso, excepcionales. Para cuándo ocurren ya no es posible aprender, lo que sea se tiene que tener ya.
La única posibilidad que ve Scruton es a través de ensayos imaginarios (las "construcciones imaginarias" de la praxeología), y para ellos es necesario leer (añado, ver series/películas) que nos posibiliten, no tanto la imitación de sus personajes, como el conmovernos con ellos "acquiring an inner premonition of their motives, and coming to see those motives in the context that the writer or artist provides.". Obviamente, añado yo, si la obra no es buena, fracasará en conmovernos o lo hará por motivos inadecuados y nos educará mal (creo que la serie "13 reasons why" es un ejemplo claro de serie técnicamente buena, pero mala desde este punto de vista).
Así, la literatura clásica es buena en este sentido, porque su supervivencia a lo largo del tiempo es prueba de que la gente se ha identificado con los sentimientos que afloraban en sus sus protagonistas como consecuencia de lo que sucedía.
Y con esto encuentro respuesta a esa cuestión sobre la importancia de la buena lectura en la educación de las personas (que insisto en entender al visionado de las buenas series/películas). Por último, Scruton abre la posibilidad a la educación de las emociones por medio de la religión, aunque ello exige que se crea en la doctrina religiosa. Quizá por ello en la sociedad actual son necesarias formas alternativas de educación "sentimental".
A mí no me gustan demasiado las antologías. Entiendo que son un tributo a personas concretas, y mí me van más leer cosas completas que cosas cortas de un autor. Aun así he de decir que esta antología está bien y proporciona una rápida entrada en las ideas de Scruton, un filósofo que, como se observa, ha tocado cantidad de temas, y de cuyas aportaciones sería difícil hacerse una idea si hay que leer toda su obra. Yo, pese a la resistencia inicial, me alegro de haber leído este libro, aunque solo sea por el ensayo al que más espacio he dedicado en esta entrada.