martes, 13 de abril de 2021

The Ape that understood the Universe, de Steve Stewart-Williams

Se trata de un ensayo divulgativo sobre psicología evolutiva y memética. La introducción es toda a una declaración de principios, al ponerse en el pellejo de un alienígena que viniera a observar a los seres humanos y quisiera explicarse sus comportamientos. 

Así que con estos principios, no es extraño que apenas haya descubierto nuevos conocimientos en prácticamente el 80% del libro, enfocado a psicología evolutiva. Algo más he aprovechado del último capítulo, dedicado a los memes y la cultura, porque de memética he leído más bien poco, no es un tema que me interese, y además creo que se puede analizar con los instrumentos de teoría económica.

El estilo explicativo es bastante casual, de andar por casa. Stewart-Williams dedica bastante espacio, además, a confrontar las teorías de psicología evolutiva con las socioculturales, que son las que tradicionalmente explicaban el comportamiento humano. O sea, la disyuntiva eterna cultura-naturaleza (en inglés, nurture-nature). Obviamente, los psicólogos evolutivos no niegan el papel de cultura y educación en nuestros comportamientos; lo único que sostienen es que la parte que viene de los genes es también muy importante, y no se puede desdeñar sin hacer el burro. Ejemplo por excelencia: las diferencias de sexo.

Los argumentos que utiliza Stewart-Williams son de tres tipos: 1) el comportamiento se observa en otras especies (muy llamativo, por ejemplo, el que las bacterias muestren ya "kin altruism"; 2) el mismo comportamiento se observa generalmente en las distintas culturas humanas; 3) sencillez de la explicación: ¿por qué pretender que un rasgo evolutivo psicológico presente en otras especies de repente fue borrado en el ser humano, para ser sustituido por uno exactamente igual pero producto de la educación? 

Durante su explicación, el autor recorre los tópicos más comunes dentro de la disciplina, y aporta las explicaciones conocidas para las emociones que sufrimos. Por ejemplo, "emotions such as anger, gratitude, guilt, and sympathy lead us to forge reciprocal alliances (in plain English, “friendships”) and to defend ourselves against cheats and free riders (in plain English, “assholes”)." Así pues, son las que guian la cooperación de los seres humanos, y no debemos olvidar que "Cooperative entities exist today because their ancestors outcompeted their non-cooperative counterparts."

Me quedo con dos ideas de esta primera parte. Por un lado, con el concepto de "evolutionary mismatch", por ejemplo, cuando el erizo se enrosca en respuesta a los faros del coche que le va a atropellar cuando cruza la carretera. La adaptación evolutiva del erizo para su defensa no le vale en el nuevo entorno. Algo parecido le podría pasar a los humanos, con "Our outsized fear of ancestral threats (serpientes, abismos...), and our excessive consumption of junk food" 

La segunda es la definición biológica de machos y hembras, que desconocía, y que se relaciona con el tamaño de la célula sexual. Por definición, se considera macho al que genera la célula sexual de menor tamaño.

Tras revisar la psicología evolutiva, Stewart-Williams se adentra en su ampliación natural, la cultura de los seres humanos y su explicación a través de la memética. Primera nota importante: nuestra inteligencia superior a la de otros animales NO es el factor que explica nuestro desarrollo diferencial. Como dice bien el autor, un ser humano por si solo no conseguiría mucho más que un primate, y, desde luego, no es concebible que, por ejemplo, invente el teléfono móvil. Y es que  nuestro "“superpower” as a species is not our intelligence; it’s our collective intelligence and capacity for cumulative culture".

¿Cómo se construye una cultura? La explicación que propone el autor es, como digo, una extensión de las teorías evolutivas, en esto caso aplicada a los memes (ideas, si se quiere, aunque incorporando el matiz dinámico, esto es, que se transmiten y evolucionan). En la base de los memes está el comportamiento imitativo de los seres humanos, algo también presente en otras especies, y por tanto adquirido evolutivamente. Es esta infinita capacidad de imitar la que hace que los memes se propaguen y sobrevivan, para bien o para mal, y que puedan llegar a formar memeplexos (como religiones o ideologías) y culturas.

El autor nos cuenta algo sobre cómo elegimos los memes que replicamos de entre todos los que continuamente se crean. Dejando de lados los sesgos debidos al contenido (obviamente, aquellos que nos interesan más los adoptamos), son más interesantes los de contexto, porque estos implican que su adopción no es tan racional. Entre estos, están los sesgos model-based: prestigio (imitamos a la gente con prestigio) o similaridad (imitamos a la gente que son como nostros). También los basados en frecuencia (adoptamos memes que vemos muchas veces), entre estos el sesgo de conformismo (adoptamos los memes de la mayoría).

Sobre estas ideas, el autor desarrolla la selección cultural de grupos (frente a la selección genética de grupos, que se había descartado previamente), que se haría vía memes. Esto es, se puede explicar que unos grupos pasen a dominar a otros por la vía de una superior cultura o civilización. E incluso, que se produzca una coevolución genético-memética, que haga que un determinado grupo haga desaparecer a los demás. El ejemplo por excelencia parece ser el del consumo de leche en las sociedades occidentales.

Para su supervivencia, los memes (o, mejor, los memeplexos) vienen equipados con ideas que permitan destruir memeplexos alternativos. Es claro que una ideología que incorpore memes explicando porque ideologías alternativas son erróneas o malvadas tiene más posibilidades de sobrevivir que otra que no lo haga. Quizá es por ello que el autor dedica tanto espacio en su libro a rebatir las explicaciones alternativas a la psicología evolutiva...

Obviamente, los memes no son siempre buenos para sus portadores (el ejemplo sobre determinadas tribus africanas convencidas de que las balas no les harían daño es delicioso). En particular, la veracidad de los memes no es ni muchos menos algo que se pueda asumir (y esta pandemia que vivimos nos ha dado miles o cientos de miles de ejemplos). Pero habida cuenta de la importancia que tienen los memes verdaderos, "Over the last several centuries, we’ve slowly pieced together cultural mechanisms that reliably favor truth over catchiness. These include critical thinking, careful observation, peer review, open discussion, independent replication, and the rejection of authority, tradition, and revelation as reliable sources of knowledge."

Por último, no quería dejar pasar este tremendo error del autor, en el que confunde la tragedia de los comunes con el dilema del prisionero: "ironically, then, in a one-shot game, the rational pursuit of self-interest makes both parties worse off. This is a hypothetical example of a real-world phenomenon– a phenomenon the ecologist Garrett Hardin called the tragedy of the commons." Espero que en el resto del texto no tenga más gambazos, porque en memética o psicología evolutiva no creo que se los pillara.

Este libro está bien si quieres introducirte en psicología evolutiva y, sobre todo, conocer las falacias de las explicaciones socioculturales a muchos rasgos del comportamiento humano. Si ya tienes un cierto conocimiento del tema, solo te valdrá para repasar ideas que ya tienes.




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