viernes, 1 de abril de 2022

EL jardín secreto ("The Secret Garden"), de Frances Hodgson Burnett

Desconocía este clásico inglés hasta que lo vi referenciado en la serie Trying (Ciclos). Como uno siempre tiene curiosidad por lecturas desconocidas, hice una pequeña investigación. Y me encontré con que la autora fue una verdadera fabricante de best-sellers, entre los cuales me sonaba bastante "El pequeño Lord Fauntleroy), libro que pude incluso leer en mi infancia (aunque que me aspen si lo recuerdo). Es más, parece que la tal obra tuvo un éxito en la época similar al de Harry Potter en la actualidad, merchandising incluido.

Parece que la obra de Burnett no ha sobrevivido bien el paso del tiempo, con la excepción hecha de esta novela infantil, que no solo se sigue leyendo, sino que aparece referenciada en series de actualidad, e incluso se sigue llevando a la gran y pequeña pantalla, con una versión tan reciente como de 2020.

En fin, que mi curiosidad tras la referencia en la serie, se había visto intensificada tras una primera aproximación a la obra, y lógicamente me puse con ella. Tras leerla, la novela no está mal, pero tampoco me ha llegado a impactar como para catapultarla al Olimpo de los clásicos.

Al parecer, su éxito se debe a que Burnett introduce la noción del pensamiento positivo para combatir la enfermedad física. Es más, esto no lo hace de forma casual, sino que, como explica en el último capítulo, a propósito y conociendo la (supuesta) base científica: "To let a sad thought or a bad one get into your mind is as dangerous as letting a scarlet fever germ get into your body." Ello, tras este preámbulo impecable, que es el reto al que se enfrentan todos los emprendedores que en el mundo han sido: "At first people refuse to believe that a strange new thing can be done, then they begin to hope it can be done, then they see it can be done—then it is done and all the world wonders why it was not done centuries ago."

Los protagonistas son una niña, Mary Lennox, y un niño, Colin Craven. Ambos son niños mimados, a los que nadie se ha atrevido nunca a llevar la contraria por razones diversas ("by the time she was six years old she was as tyrannical and selfish a little pig as ever lived"), y que pasan de esa enfermedad mental, a la propia enfermedad física, sobre todo en el caso de Colin. Esa característica de mimados hace que todos sus pensamientos sean hacia ellos mismos, hacia sus penurias y males. Por eso, la curación que propone Burnett pasa precisamente por ir sustituyendo esos pensamientos egoístas por otros abiertos al mundo. La autora marca bien estos momentos: "she began to feel a slight interest in Dickon, and as she had never before been interested in any one but herself, it was the dawning of a healthy sentiment."

Dickon que, por cierto, es el tercer personaje de la obra, y es justo el opuesto de sus compañeros: niño sano físicamente, abierto al mundo, y precisamente de familia pobre en contraposición a Mary y Colin.

Lo más interesante sin duda de la obra es la minuciosa descripción que se hace de la metamorfosis de Mary y Collin, empezando por la de ella, pues ella va a ser fundamental en la de él. Los momentos decisivos van siendo delineados con frases como la antes apuntada. "She had begun to like the gardenjust as she had begun to like the robin and Dickon and Martha’s mother. She was beginning to like Martha, too. That seemed a good many people to like". Y, sorprendentemente, no juega un papel demasiado relevante el jardín que da título a la obra, aunque sí sirve como metáfora de lo que está ocurriendo en la cabeza, en los pensamientos, de los niños.

La situación de partida es aún peor para Colin: "They was afraid his back was weak an’ they’ve always been takin’ care of it-keepin’ him lyin’ down an’ not lettin’ him walk.", que a nivel de pensamiento se traduce en: "He must not talk too much; he must not forget that he was ill; he must not forget that he was very easily tired." La salida de esta situación es precisamente que olvide todos esos pensamientos que le tienen postrado, y para ello, para romper el ciclo negativo, solo es posible con alguien que se atreva a confrontar al pequeño Rajah y gritarle como él grita a toda su servidumbre. Como digo, Mary está especialmente bien situada para ese papel, y la confrontación con Colin en medio de un tantrum de éste es posiblemente la mejor escena de la novela, con dos niños mimados gritándose él uno al otro: "The truth was that he had never had a fight with any one like himself in his life and, upon the whole, it was rather good for him, though neither he nor Mary knew anything about that."

Y esto es básicamente todo. Nos podemos quedar con alguna lección más sobre el pensamiento positivo "half a hour’s good laugh every mornin ‘ud cure a chap as was makin’ ready for typhus fever.", o con los divertidos planes que hacen los niños para que los adultos no se enteren de la existencia del jardín secreto, esto es, de que Colin se está curando I may be obliged to have a tantrum,” said Colin regretfully “I don’t want to have one and I’m not miserable enough now to work myself into a big one. Perhaps I couldn’t have one at all. That lump doesn’t come in my throat now and I keep thinking of nice things instead of horrible ones. But if they talk about writing to my father I shall have to do something.

Como curiosidad, Burnett hace un constante homenaje a la novela "Cumbres Borrascosas" (Wuthering Heights). Son numerosas las ocasiones en que el viento "wuthers" en la gran mansión inglesa, y será en una de ellas en la que Mary descubra la existencia de Colin.

En suma, me parece una novela interesante, aunque no llego a compartir el entusiasmo que al parecer suscita para llevarla a la categoría de clásico de la literatura inglesa (o norteamericana).

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