domingo, 24 de abril de 2022

Histoire d'un Paysan - La Patrie en Danger de Erckmann-Chatrian

Segunda parte de la historia de la Revolución Francesa contada por estos dos autores. Como se observa, leída en relativamente poco tiempo, pues como ya dije al comentar la primera parte, me parece una novela excelente y que narra bastante bien y con claridad los eventos sucedidos. Aunque en esta segunda parte no ha ocurrido gran cosa, sí deja todo preparado para la entrada de Robespierre en la tercera, con la que estoy en estos momentos.

La narración se inicia con la creciente indignación del pueblo al ir la Asamblea Nacional arrojando luz sobre las cuentas del reino y los desmanes de clase nobiliaria y clerical. La corrupción era rampante (¿otro parecido con la clase política en España?) . Son especialmente indignantes algunas prácticas, como que nobles selectos decían prestar dinero a la Corona sin hacerlo, para luego cobrar los intereses como si lo hubieran prestados: "Après cela, nous autres malheureux, nous étions forcés, par de nouveaux impôts, de payer la rente perpétuelle des sommes que ces gueux n’avaient pas prêtées à la nation."

Uno de los temas constantes de estos momentos es la posible corrupción de la propia Asamblea Nacional ("grand nombre de nos propres députés s’entendaient avec eux, comme larrons en foire, pour arrêter la révolution et nous réduire encore une fois en servitude."), que luego devendrá en Legislativa. 

La Asamblea Nacional, tras darse a si misma el poder de hacer la ley con su declaración de derechos humanos, empieza sembrando los vientos con la distinción entre ciudadanos pasivos ("Nous autres, qui n’avions que nos bras et notre sang à donner pour le service de la patrie, on nous appelait citoyens passifs, et nous n’avions aucune voix aux élections.") y activos, que tenían propiedades, y sí podían votar. Lógicamente, esto rompe la supuesta igualdad entre franceses que con tanta pompa habían declarado. Otra cosas interesante que ocurre, al menos para los apasionados de la política monetaria, es la creación de los "assignats" representando una porción de la tierra confiscada a las clases expropiadas. Añaden los autores la nota de que "les assignats représentaient tant de terre, et personne ne pouvait les refuser, puisque la terre c’est de l’argent.", pero no tengo claro si la obligación de aceptarlos era tal, o es una forma de hablar de los autores.

En todo caso, el tema dominante en esta parte de la historia es la traición de corona, nobleza y parte de la clerecía al resto de los franceses. Mientras la Constitución recién promulgada otorga poderes de veto al rey, mostrando así su confianza en el monarca, éste lo usa de forma desalmada para impedir la actuación de la Asamblea mientras sus nobles llegan a acuerdos con los reyes austriaco, alemán y ruso para que invadan Francia, aniquilen a las clases rebeldes y restituyan la situación preexistente.("Croyez-moi, tous les princes de l’univers reconnaissent qu’ils sont menacés par le monstre que vous avez enfanté, et bientôt ils fondront sur notre malheureuse patrie.")

En paralelo, parte del estamento clerical se dedica a calentar a su feligresía contra los Derechos del Hombre y favor del status quo, usando al cristianismo como disculpa (ya se sabe, el orden divino y el orden humano). Por ello, la Asamblea Nacional sacará un decreto forzando a los sacerdotes a jurar la Constitución, lo que algunos harán y otros muchos no, incidiendo así en la división de la población, siempre de cara a debilitarla para permite la restauración por las potencias extranjeras.

La verdad es que Erckmann-Chatrian consiguen transmitir muy bien lo que debían de sentir los ciudadanos enterados de estas fechorías, porque el lector no puede evitar indignarse al mismo tiempo que ellos (lo que creo que incluso se refleja en estas líneas).

Otras cosas que ocurren durante este periodo son la aparición de los clubs, que me parecen el germen de los partidos políticos. En los clubs, se reúnen unos cuantos diputados para ponerse de acuerdo sobre temas y eventualmente sentido de voto en la Asamblea. Entres estos clubes estaban los Jacobinos, los Cordeliers y los Girondins, y su nombre les venía del sitio en que se reunían.

Y también se empiezan a organizar las milicias ciudadanos para ser el brazo ejecutor de la Asamblea. De hecho, la novela se inicia con una liosa intervención de la milicia a que se apunta el protagonista para ajusticiar a unos soldados rebeldes en Nancy, en la que colaboran con el que luego será considerado como ejército traidor. Gracias a esta escena, se puede hacer uno una idea del caos que debería ser aquello, con al Asamblea dando órdenes que se ejecutaban solo si unos cuantos ciudadanos idealistas se organizaban para tratar de hacerlo. Por ejemplo, se fijan sueldos para los milicianos, pero nunca se dice cómo se pagan. 

La novela termina con la completa pérdida de confianza en el rey, su derrocamiento y la convocatoria de una Convención Nacional para formar la República. Mientras eso ocurre, y con las potencias extranjeras comenzando la invasión, todo el poder quedará en manos de la Comuna Revolucionaria de Paris, y para saber qué ocurre tendré que leer la tercera parte, algo que ya he comenzado a hacer.

Se cierra el tomo con la reproducción de la Constitución aprobada por la Asamblea Nacional, que ya desarrolla bastante esa semilla de desastre que recoge el artículo VI de los Derechos Humanos.

Lo que enlaza directamente con una reflexión que hace el protagonista. quizá inconscientemente, al hablar de la acción de los sacerdotes contra el nuevo orden; "la difficulté des chemins et la simplicité des pauvres êtres élevés dans le culte des images rendaient leur conversion aux droits de l’homme très difficile et même presque impossible". Esto es, lo que tenía que hacer la revolución Francesa era sustituir unas creencias (la del orden divino) por otras (la de los derechos del Hombre); por eso el autor habla de conversión. Pero, claro, eso nos deja en manos de otras creencias, las democráticas sí se quiere, cuyos problemas también son extremadamente grandes y, si se me apura, casi los mismos para la gente normal de los que tenía el orden divino: explotación de unas gentes por otras, solo sostenidas y aceptadas por creencias (en nuestro caso, la fe en el deseo de la mayoría). La diferencia fundamental entre aquella sociedad y ésta no es en el orden político, sino en la riqueza de que se dispone y que se genera, y que hacer que la gente pueda vivir razonablemente bien pese a su sufrir una explotación relativamente similar en base a sus creencias.

Quizá el tema merezca un mejor desarrollo. Pero no ahora, ahora a leer la tercera entrega, ese primer año de la República. 


No hay comentarios: