martes, 11 de marzo de 2025

The sociology of revolution, de Pitirim A. Sorokin

El título de este libro expresa perfectamente su contenido. Más intrigante es quizá el nombre del autor, que no sé si es muy conocido en ámbitos sociológicos. El tipo es un ruso contemporáneo de Lenin, lo que significa que pudo experimentar en sus propias carnes un par de revoluciones (estoy pensando en la rusa que acabo con el régimen zaristas, y en la bolchevique, que acabo con el régimen republicado tras el zar). El hombre huyo de la Rusia que estaba empezando a experimentar con la NEP, y escribió este estudio en inglés ayudado por sus compañeros de universidad.

La teoría de Sorokin es que las revoluciones tienen siempre dos fases, una primera de locura y pasiones desatadas en que el individuo se deja llevar por sus peores instintos, y una segunda en que los ejecutores de la revolución se empiezan a desfondar y a desilusionar de sus resultados, tras lo cual se reestructuran las relaciones sociales, con algunos cambios respecto al régimen precedente, pero a unos elevados costes en vidas humanas y destrucción, que no esta nada claro que compensen los beneficios obtenidos. 

Este retorno a la normal lo explica Sorokin de una forma muy hayekiana"Every stable social organization, however imperfect it may seem from the standpoint of immature radicalism, is, nevertheless, the outcome of an immense condensed real ( not fictitious) national experience; the result of innumerable strivings, efforts, experiments of many generations to find the best possible forms compatible with existing concrete conditions.

Only an ignoramus, or a man immersed in the fantasies of his own brain, can imagine that such an order, built up and existing for centuries, can present nothing but an immense nonsense, a misunderstanding, a complete mistake."

Como Sorokin no conoció el régimen Staliniano ni otros países comunistas como Cuba, Corea del Norte o Venezuela, no tiene instancias empíricas que sean contraejemplo de que no siempre se retorna al régimen precedente. O, bueno, siempre se retorna, pero a largo plazo todos calvos.

Sorprende de Sorokin su sofisticado conocimiento de psicología, que aunque explica con instintos y reflejos pavlovianos, en el fondo coinciden con la visión de que muchos de los comportamientos humanos se heredan (psicología evolutiva) y no se educan. Al mismo tiempo, ofrece análisis demasiado cándidos de aspectos como el sexual, que ahora mismo serían completamente obsoletos: por ejemplo, considerar que el divorcio en una perversión de las relaciones sociales, y medir las mismas por el número de matrimonios. 

La metodología de Sorokin consiste en establecer los hechos característicos de las revoluciones, y a continuación demostrar que se han repetido con una u otra forma en las revoluciones de la historia. El abanico histórico que utiliza para documentar sus teorías es muy amplio, alcanzando a revoluciones egipcias, griegas, romanas; las revueltas medievales de campesinos en distintos países de Europa ("Jacqueries"), la revolución Hussita, las revoluciones francesas (empezando por la de 1789, que llama la Grande), la revolución inglesa, varias en Alemania, y, por supuesto, las rusas, terminando el repaso con la bolchevique, que es de la que más información, lógicamente, proporciona. Quizá alguien pueda encontrar interesante estos repasos de acontecimientos, pero en general a mí se me han hecho repetitivos. Hombre, algún punto interesante siempre hay, y la lectura no se atasca, pero aún así, uno tiende a leer estos detalles con rapidez y sin demasiada reflexión. 

Por cierto, ninguna revolución en España (tanto peninsular como transatlántica), nunca me había parado a pensarlo. ¿No hemos tenido aquí ninguna revolución? Quizá lo más parecido sea el comienzo de la Guerra Civil, que aún no se había producido cuando escribe Sorokin.

Esta metodología la aplica Sorokin en los siguientes aspectos: 1) Perversiones psicológicas; 2) Cambios demográficos, tanto cuantitativos como de estructura de grupo; 3) Cambios en las funciones sociales (del gobierno, de la economía y del ámbito espiritual). El índice del libro ya revela que es en el primer aspecto donde Sorokin concentra su artillería, categorizando exhaustivamente las citadas perversiones, y consiguiendo por esta razón que también el libro se haga repetitivo, ya que las líneas entre muchos tipos de perversión son difusas. Por ejemplo, entre las relaciones laborales y las relaciones con la autoridad (aunque para Sorokin la línea quizá sea más clara, pues ve el trabajo como algo especial en la naturaleza individual, y no como una relación contractual).

Así las cosas, el libro se deja leer con facilidad, pues la carga conceptual es relativamente pequeña y hay mucho material de ilustración histórica por el que uno se puede pasear sin detenerse. Y con esto se llega al último capítulo del libro, "Las causas de las revoluciones" que me ha parecido el mejor y más interesante del libro, con bastante más densidad que los antecedentes.

Nos dice Sorokin: "The immediate cause of revolution is always the growth of " repression " of the main instincts of the majority of society, and the impossibility of obtaining for those instincts the necessary minimum of satisfaction.". Aunque advierte que estas represiones normalmente no se transparentan, y que se sustituyen por otros pretextos visibles más grandiosos: "The visible pretexts of revolution are quite different: now it is the passing of the Navigation Act, now the introduction of the Prayer Book, now the reunion of the l' Etats Generaux..."

No basta con que exista algún tipo de represión. En toda sociedad siempre hay grupos más o menos reprimidos. Para que se pueda producir la revolución, la represión tiene que ser general, y además debe concurrir "the impotence of the groups which stand for order".

Se explica: "By insufficient and incompetent resistance I mean the incapacity of the authorities and groups in power: (a) to meet the growing pressure of restricted instincts with a counter-pressure sufficiently strong to balance it; (b) to remove or weaken the conditions that produce the "restriction"; (c) to split and divide the restricted groups in sections and to set them against each other ("divide et impera "!), thus weakening the enemy; and (d) to provide an outlet for other restricted instincts in non-revolutionary forms."

De aquí se va a asomar a las características de los gobernantes en tiempos pre-revolucionarios, con perlas como esta: "Impotence, indecision, incompetence, embarrassment, light-headed carelessness on the one hand, depravity, corruption and fastidiousness on the other; such are the characteristic features of pre- revolutionary governing classes." Viendo lo que tenemos en España y Europa uno podría pensar que estamos en época pre-revolucionaria, la verdad. Por suerte, no parecen darse las otras dos condiciones, o por lo menos lo pensamos: 50% de robo de impuestos no nos parece suficiente represión.

En todo caso, enlazando con el clásico de Hayek "Why worst get on top" está claro que las democracias nos llevan a gobernantes tipo pre-revolucionario, lo que supongo que se compensa con una débil represión, porque sin esto la cosa parece insostenible. Dejo para la reflexión hasta qué punto se puede explicar la dinámica del Estado por el equilibrio represión que quiere hacer - represión que puede hacer sin que esto dé lugar a revolución. 

Un último punto de interés tiene relación con cómo la represión diferencial entre los distintos grupos afectados explica la virulencia y profundidad de la revolución: "As the repressed instincts of different people and groups are different as to character and quantity, then, according to the theorem, their character and quantity should determine and explain : how far the revolutionary disposition of each group will go, and, which of them will first desert the revolution and in what succession the other ones will follow."

Enlazando con la degradación de los gobernantes, un tema interesante es por qué no afloran individuos válidos de entre los grupos no gobernantes o reprimidos. Explica Sorokin que parte de la represión consiste en que los gobernantes se aferran a sus privilegios sin dar nada a cambio, y tienden a blindarse del ascenso de individuos de los otros grupos, impidiendo ese beneficio recambio que tan natural nos parece en un mercado libre (entre los sucesivos emprendedores que triunfan). Una vez más, quien observe lo que sucede en la casta política y burocrática en nuestro país y en Europa, verá que dificulta enormemente la aparición de voces discordantes (un ejemplo son los cordones sanitarios a los partidos calificados como extrema derecha). En EEUU esto parece mucho más fácil (ejemplo, Trump) y no quiero olvidar el milagro Milei en Argentina. ¿Qué posibilidades hay de que algo similar ocurra en la UE?

Aquí lo dejo. Este libro solo está en inglés y es difícil de conseguir. Tampoco es una lectura maravillosa, pero tiene sus momentos. Yo diría que con leer el último capítulo uno ya le saca jugo y se ahorra 300 páginas, pero que cada cual juzgue.

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