viernes, 28 de marzo de 2025

Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo ("The Seven Wonders of the Ancient World"), de Bettany Hughes

Las Siete Maravillas que dan título a este libro me han fascinado desde que conocí de ellas en la colección del Mundo de los Niños, que supongo recuerda mucha gente de mi generación. En mi mente se quedaron grabados aquellos dibujos, y especialmente los jardines colgantes de Babilonia. Muchas otras imágenes se ham quedado en mi subconsciente y han colaborado a definir las prioridades de mis viajes, pero no creo que ninguna tan vivida como las de aquellas Maravillas.

El libro de Hughes nos propone un recorrido arqueológico por las mismas, en la misma línea que los que he leido recientemente de Eric H. Cline (ver aquíaquí y aquí). Así que se combinan mi interés desde la infancia con el más reciente por la arqueología, para hacer una lectura irresistible.

Hughes no es tan rigurosa como Cline, y su estilo más florido me resulta algunas veces cargante (¿no puede dejar ningún sitio sin ponerle un adjetivo?). Además, hay mucho pajareo simbólico en lo que nos cuenta, sobre lo que podía significar y suponía cada una de las Maravillas. En todo caso, me ha resultado una lectura apasionante.

Lo primero que ha conseguido es que fijara las Maravillas en el tiempo: han dejado de estar en un pasado y lugar mítico, a un espacio y tiempo concretos. Me ha sorprendido sobre todo que de verdad se puede comprobar su existencia en tiempos históricos. Hombre, de la Pirámide de Keops ya lo sabía, yo mismo he estado por allí un par de veces. Pero es que del Faro de Alejandría, por ejemplo, se podían ver cosas en pie hasta el siglo XIV, y así lo atestiguan escritos de varios sabios arabes. Otra sorpresa es que la estatua de Zeus de Olimpia estuvo varios cientos de años en Constantinopla, en el área del hipódromo.

Gracias al mausoleo de Halicarnaso he conocido la civilización Karia y he puesto en valor Bodrum, ciudad turca que hubiera merecido una visita, en la que se pueden ver los escasos restos. La más elusiva de las Maravillas es precisamente la que más atrae: los Jardines Colgantes de Babilonia. Quizá por eso es la que más espacio deja a la imaginación y más impresiona con sus recreaciones: "The gardens themselves are therefore a tantalising lacuna, but their very elusiveness is their strength: the gap they leave, we have filled with our dreams.". El caso es que ni siquiera se tiene certeza de donde estaban, y Hughes especula con que pudieron estar en Babilonia o en Niniveh, pero poco más sobre la forma que pudieron tener. Incluso llega a postular que tal vez se confundieran con las murallas de Babilonia, que tal vez estuvieran coronadas por vegetación.

Curiosamente, Hughes identifica un hilo conductor para las Siete Maravillas, ni más ni menos que a Alejandro Magno, quien fue contemporáneo de la construcción de cuatro de ellas, pudo ser la representación de Helios en el Coloso de Rodas, dio nombre a la ciudad del Faro y pudo morir de malaria a la vista del jardín colgante de Babilonia. "The original Seven Wonders list was therefore a product of the Hellenistic Age, that baggy epoch spanning the death of Alexander the Great (Alexander III of Macedon) in 323 BCE and the death of Cleopatra of Egypt (Cleopatra VII of the Ptolemies) in Alexandria itself in 30."

Me ha parecido que la obra de desinfla conforme avanza en las Maravillas, como si en vez de cronológicamente las hubiera colocado por orden inverso a la cantidad de cosas que tenía que contar. Sobre la Pirámide, Hughes nos cuenta cantidad de cosas, llegando a pintar bastante bien cómo podía ser la vida de los egipcios en la época y cómo se construyó, y alcanzando a los tiempos más actuales, con las impresiones que han dejado en personajes históricos o en turistas ingleses. En cambio, lo que cuenta del Coloso de Rodas me ha sabido a poco, y también se echa de menos algo más de información de cómo se construyó el Faro de Alejandría o de cómo funcionaba. A cambio nos obsequia con esta divagación etimológica: "There is a possibility that the word ‘minaret’ derives from Menara– a constantly burning flame. This too is disputed, but the word for ‘lighthouse’ in Spanish, Portuguese and Italian– faro, farol, faro– definitely owes everything to the Pharos. So the Lighthouse of Alexandria, even if we do not realise it, is a creation baked into languages spoken across the majority of the globe."

Dejo un par de frases que me han gustado de sus conclusiones, y concluyo a mi vez recomendado esta lectura.

"powerful civilisations leave behind great monuments; great civilisations leave behind powerful ideas."

"Complacency is the enemy of culture; the enemy of wonder and wondering." (Creo que esta es una cita de un tercer autor)