miércoles, 20 de mayo de 2020

El segundo sexo (Vol. II) (Le deuxième Sexe (II)), de Simone de Beauvoir

El primer volumen de esta obra se dedicaba a los hechos y los mitos sobre la mujer. Este segundo, bastante más extenso, se dedica a la "Experiencia vivida". En él, de Beauvoir nos describe profusamente la vida de las mujeres, en sus distintas etapas y situaciones vitales. Para ello, se apoya en su experiencia, pero también en encuestas (las pocas de que se disponia) y mucho en extractos literarios de otras escritoras. Así, Collette o Sophia Tolstoi, por citar dos ejemplos, se constituirán en fieles acompañantes de escritora y lector durante la lectura de la obra.

De Beauvoir escribe de forma muy brillante. Desde la primera frase del volumen ("On ne naît pas femme : on le devient.") nos encontramos con numerosas frases dignas de ser enmarcadas, algunas de ellas las pondré en esta entrada. Ello salva esta lectura, contra los dos defectos principales que le he encontrado. El primero se refiere a la forma en que avanza la argumentación, o, más bien, en que no avanza. He llegado a la conclusión de que la autora hace argumentaciones cíclicas o circulares, parece estar continuamente dando vueltas a lo mismo, no cerrar nunca ninguna línea de argumentación, aunque lo haga con otras palabras y ejemplos. Es algo que aparece en cada capítulo, aunque quizá se note menos en los puramente descriptivos y más en los últimos.

El segundo defecto es más evidente: escrita a mediados del siglo XX, la obra se ha quedado necesariamente obsoleta. Tiene su saborcillo, pero resulta muy difícil identificar con la actualidad alguna de las cosas a las que dedica tanta atención, como la vida de la joven enfocada a la llegada del varón, la importancia del vestuario y las relaciones sociales, la visión del hogar y las tareas domésticas, la importancia de la noche de bodas... Yo creo que cualquier lectora del siglo XXI coincidirá en que estas cosas ya no ocurren, aunque pueda ser tal vez gracias a esta denuncia de de Beauvor. Por otro lado, no hay que olvidar que la descripción costumbrista se refiere exclusivamente las mujeres de mediados del XX y de los países occidentales. Nada dice la autora sobre la vida de las mujeres en Asia o en los países musulmanes.

El libro se estructura en tres partes descriptivas, seguida por la solución para superar el problema. En la primera parte, se describen la vida de la mujer en cuatro etapas: infancia, juventud, iniciación sexual-lesbianismo y madurez y vejez, aunque realmente este capítulo se incluye en la segunda parte (ya vemos que estructurar sus escritos no es el fuerte de de Beauvoir). En la segunda, se describe la vida de la mujer en distintas situaciones: matrimonio, maternidad, vida en sociedad y prostitución-hetaíras. La tercera parte describe las tres salidas que se ha dado la mujer, tradicionalmente, para aceptar la "jaula" que le impone la sociedad patriarcal: el narcisismo, el enamoramiento y el misticismo. Estos tres capítulos me han parecido lo peor de la obra y lo más circular, pero son cortos.

Desde la primera frase, antes citada, queda claro que el problema es cómo la sociedad dominada por los hombres crea sesgos y conductas en las mujeres que las van a impedir su pleno desarrollo como seres humanos, para quedarse limitadas a depender del hombre, no solo económicamente, sino vitalmente, al venir su éxito-fracaso determinado por la visión de éste. Ello hace que, en general, la mujer encuentre grandes obstáculos a su realización personal, lo que deviene en frustración y en conflicto. Al mismo tiempo, esa pérdida de potencial supone una rémora lamentable para la humanidad, ya que se limita a la mitad de la misma en sus aportaciones al bien común. Digamos, que la capacidad de ser un genio es, a priori, igual en la mujer que en el hombre ("Pour faire de grandes choses, ce qui manque essentiellement à la femme d’aujourd’hui, c’est l’oubli de soi : mais pour s’oublier il faut d’abord être solidement assuré qu’on s’est d’ores et déjà trouvé.")


Como ejemplo, ilustrativo pero obsoleto, de lo que digo, tenemos la "veneración del pene", que desarrolla de Beauvoir en el primer capítulo. El pene sería, para la autora, el símbolo de la superioridad del niño sobre la niña; ésta observa la situción privilegiada del niño/varón vis-a-vis la niña/mujer y la achaca, en su ingenuidad, a la posesión del síngular órgano. De ahí, por ejemplo, la visión Freudiana de la mujer como hombre sin pene (algo que de Beauvoir, como es lógico, ataca sin conmiseración). E incluso la percepción de que los hijos vienen a sustituir al pené en la realización de la mujer. En esta línea, me quedo con una frase, que refleja muy bien los límites relativos percibidos por hombre y mujer, siempre según la autora:"Les dieux de l’homme sont dans un ciel si lointain qu’en vérité, pour lui, il n’y a pas de dieux : la petite fille vit parmi des dieux à face humaine."
 
El capítulo dedicado a la iniciación sexual de la mujer me ha parecido espectacular. Creo que es el mejor del libro, en parte porque posiblemente es el que mejor ha resistido a la obsolescencia. Lo que se cuenta en él parece independiente de la contigencia histórica (por usar terminología beauvoiriana), ya que se basa en mecanismos biológicos y, sobre todo, psicológicos. Aquí explica la autora las condiciones en que la penetración puede devenir en trauma y por qué, así como todos los condicionantes del orgas femenino ("Le choc suivant à me voir vu"). Yo creo que esta lectura ayudará al varón a entender mejor a la mujer en determinados momentos que todos hemos vivido.
 
Uno de las empeños fundamentales de de Beauvoir es desmontar el mito del "amor conyugal". El concepto, según ella, se habría creado en el siglo XIX para suavizar las maneras anteriores (en que básicamente la mujer pasaba de padre a marido sin posible ejercicio de voluntad). Pero solo sirve para enmascarar la misma práctica, embaucar a la mujer para que acepte su posición tradicional en el matrimonio con esa disculpa. Esta frase resume su visión al respecto: "aimer n’est pas épouser et qu’il est bien difficile de comprendre comment l’amour peut devenir devoir".
 
Coherentemente, es muy crítica con la vida de la mujer casada, siempre en un ciclo "attente ennui deception". Parte del ciclo lo constituyen las tareas domésticas, a las que califica de verdadera maldición de Sísifo, porque hay que aceptar que "le monde n’est pas un rêve de pierre, il est fait d’une substance louche que la décomposition menace.", por lo que exige constantes cuidados.

De la maternidad opina que "Ordinairement, la maternité est un étrange compromis de narcissisme, d’altruisme, de rêve, de sincérité, de mauvaise foi, de dévouement, de cynisme." Ello le lleva a reconocer que, por supuest, existe la madre mala (relacionada con el mito de la madrastra), algo que las feministas de hoy en día no parecen reconocer. En el capítulo de la maternidad también discute el aborto, aportando datos interesantes, pero sobre todo recriminando al hombre que, primero, la ensalza
en su realización de mujer vía la maternidad, para a continuación exigirle que destroce esa futuro si a él no le viene bien.
 
Contradicción similar encuentra en la práctica de la prostitución, demandada y al mismo tiempo vilipendiada por los hombres. Para colmo de la ironía, sostiene de Beauvoir, "Entre celles qui se vendent par la prostitution et celles qui se vendent par le mariage, la seule différence consiste dans le prix et la durée du contrat". Sobre este punto del balance coste-beneficios para el hombre de su relación con la mujer hace varias meciones la autora.
 
El caso es que la relación hombre-mujer presenta problemas, es conflictiva. Dos brillantes frases para resumir la situación:
- "La complexité de toute cette affaire provient de ce que chaque camp est complice de son ennemi ; la femme poursuit un rêve de démission, l’homme un rêve d’aliénation"
- "L’homme a toujours « autre chose à faire » de son temps ; tandis qu’elle cherche à se débarrasser du sien"
 
El momento culminante de la obra, también en el sentido estético, es el capítulo XIV, en el cual la autora nos va a proponer la solución para los problemas identificados, tanto de la mujer como los repercutidos sobre el hombre. Es, por supuesto, la liberación de la mujer. Aunque la autora hable de la importancia de la independencia económica para esa liberación, creo sinceramente que esa es una realidad en los países occidentales en la actualidad (aunque no se haya conseguido mediante el socialismo, que era la única forma viable para la autora - para mí, que no se lo creía ni ella, pero tenía que hacer la concesión a su querido Sartre).
 
Obsérvese que el enfoque de de Beauvoir es que la liberación de la mujer también enriquece al hombre. Por ejemplo, la mujer "ne possédant pas un domaine autonome, elle ne peut opposer des vérités, des valeurs positives à celles qu’affirment les mâles ; elle peut seulement les nier." Ello implica al condena a una crítica destructiva, además de perder todas las posibilidades de lo que la mujer pueda aportar en cada dominio.
 
Más en concreto, en el ámbito de las artes, citando a Rimbaud "Quand sera brisé l’infini servage de la femme, quand elle vivra pour elle et par elle, l’homme – jusqu’ici abominable – lui ayant donné son renvoi, elle sera poète elle aussi ! La femme trouvera l’inconnu ! Ses mondes d’idées différeront-ils des nôtres ? Elle trouvera des choses étranges, insondables, repoussantes, délicieuses, nous les prendrons, nous les comprendrons." O sea, lo que nos hemos perdido por tener siglos y milenios a la mujer bajo la estructura patriarcal, y lo estoy diciendo en serio. 

Y es que "La femme n’est définie ni par ses hormones ni par de mystérieux instincts mais par la manière dont elle ressaisit, à travers les consciences étrangères, son corps et son rapport au monde". Pero, en ningún caso la liberación de la mujer se ha de interpretar como fin de las relaciones con el hombre, ni mucho menos. La autora lo tiene claro y lo formula con gran brillantez: "Affranchir la femme, c’est refuser de l’enfermer dans les rapports qu’elle soutient avec l’homme, mais non les nier".

Para mí la conclusión es clara, y además coherente con la teoría económica del emprendimiento. En la medida en que la mujer se escapa de las limitaciones que le hemos podido imponer históricamente los hombres, su capacidad de emprendimiento, en todos los sentidos, pasa a colaborar en el enriquecimiento de la sociedad, tanto por número (el doble de población creando y buscando oportunidades) como en cualidad (dada la perspectiva diferencial de la mujer). En particular, el hombre se enriquece en una relación conyugal, marital o de pareja, si está es entre iguales con respecto a una situación de sometimiento. Amén, esa es mi experiencia (espero que mi mujer piense lo mismo, je).

¿Leer este libro? Pues no lo sé, la verdad. Está bien escrito, es curioso e interesante, pero es muy largo, y quizá se ha quedado un poco obsoleto. A mí tampoco me gusta mucho eso de razonar en círculos, pero, con todo, no se me ha hecho pesada su lectura. Mi recomendación concreta sería la lectura del capítulo sobre "La iniciación sexual"; por el contrario, evitaría la de la parte III: Justificaciones.



 

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