jueves, 19 de agosto de 2021

Tarud, Bagdads berühmte Köchin, de Paul Scheerbart

Me ha gustado bastante esta novela orientalista de este escritor alemán del siglo XIX, desconocido hasta ahora para mí. De entrada, me gusta mucho su estilo de frases y párrafos cortos, tan diferente de el escritor alemán normal. Sea Zweig, Mann o Ende, o incluso Kästner, cuando uno abre un libro en alemán se encuentra páginas llenas de párrafos enormes, que muchas veces ocultan en su interior frases también terriblemente largas, aunque no sean necesariamente complicadas. En cambio, Scheerbart en este libro apuesta por párrafos y frases cortas, por secuencias de párrafos-frase, lo que hace la lectura, si no más fácil, sí menos temible.

La historia que nos cuenta Scheerbart es algo extraña. Los sucesos ocurren en Bagdad en el siglo IX, pero no es una novela histórica, ni de aventuras o romántica. Yo diría que es una novela filosófica, aunque eso sí con sabor a las Mil y una Noches, no solo por la ambientación si no también por el estilo narrativo del autor.

El protagonista principal es Safur, un poeta atormentado y hedonisgta, amante de la cocinera, Tarud, que da título al libro. Safur pertenece a un grupo de intelectuales de Bagdad, un geógrafo, un astrónomo, un filósofo y así, cuyas andanzas y, sobre todo, reflexiones, son las que nos cuenta Scheerbart. Y básicamente de eso va el relato. Quizá el principal elemento de reflexión sea la eterna confrontación entre realismo, encarnado en la cocinera, y el espiritualismo de Safur, siempre aspirando al más allá y a relacionarse con espíritus en vez de con personas. Así se lo reprocha a sus camaradas: "Nennt mich doch unfruchtbar! Nennt mich doch, wie Ihr wollt. Es ist schon zuviel, daß ich Euch Red und Antwort steh. Ihr rennt dem Erreichbaren nach– das tut die Tarub auch– natürlich– Tarubs Brüder seid"

Safur visita Egipto y allí recibe iluminación tras observar a la esfinge: "Und Safur breitet die Arme aus und starrt in das steinerne Antlitz, in dem alle Rätsel der Welt ihre Spuren hinterließen." A la vuelta, trata de explicar su visión a los demás intelectuales del grupo, pero nadie le entiende. Safur les dice: "Das Denken führt nicht zur Klarheit– das war nie so." y añade "Das Heiligste, was wir tun können, ist das, was die Menschen, dies nicht kennen, das Unnatürliche nennen– während dieses Unnatürliche doch grade den feiner entwickelten Menschen als Pflicht von der leidenden Natur auferlegt wird. Hier hast Du den Kernpunkt aller Religionen. Erinnre Dich nur an die Ssabier!«"

Pero estas disquisiciones aparte, el libro está lleno de frases deliciosas, algunas estrictamente, como esta lista de los postres elaborados por la cocinera: "Die Süßigkeiten werden herumgereicht. Abla verteilt ihr Zuckergebäck und eine große ZobaïdaTorte. Sailóndula bietet ihren mit Mandeln und Bananen gefüllten Kataïf, der in Nußöl schwimmt, so zärtlich bittend an, daß ihr Niemand einen Korb gibt."). Por supuesto, en la mayor parte la delicia es simplemente literaria.

Esta la podemos usar los entraditos en kilos para defender nuestra aflicción: "Zum mindesten sollten wir immer bestrebt sein, runder zu werden. Dürfte nicht mein Leib noch schöner aussehen, wenn er noch runder würde?" Seguramente fuera el mismo que se pregunta: "warum soll ich mich für eine köstlich schmeckende Speise nicht ebenso herzlich begeistern wie für eine neue Stadt oder für ein neues Buch?", poniendo así la gastronomía al nivel de otras artes como la literatura o la arquitectura (no se olvide que Scheerbart escribe a finales del XIX, ahora no nos resulta tan extraño).

Dos apuntes socio.geográficos que me han resultado de interés. En el primero, los sabios están visitando las ruinas de Babilonia, y uno de ellos pronostica que Bagdad terminará igual, y lo compara con Bizancio, el Estámbul del momento: "beide Städte seien nicht wie Byzanz durch ihre natürliche Lage sondern durch die Willkür kurzsichtiger Machthaber groß geworden."

Mucho más interesante es el segundo, que nos habla de La Meca. Pero de La Meca de la época, una ciudad libre y abierta, y en la conviven todas las religiones. Para que luego haya quien piense que el mundo solo mejora: "Und es gibt sehr viele Weinkeller in Mekka. Die christlichen und jüdischen Weinwirte sprechen von Kodama mit einer Hochachtung– fast mit derselben, mit der Battany vom griechischen Dionysos spricht."

Cierro el tema de viajes con esta reflexión por parte del geógrafo: "Nicht dürfen wir mehr mit den Augen der Krieger, die Alles nur besitzen wollen, die Welt durchstreifen. Wir müssen mit wissensdurstigen Augen durch die Länder wandeln und Alles kennenlernen".

Otro de los temas del libro es el disfrute de los placeres, a lo que parecen dedicarse, de una u otra forma, todos los sabios y especialmente Safur. Hay mucho diálogo sobre el tema, pero yo solo me quedo con un par de frases. La primera es la versión alemana de lo bueno, si breve, aunque con un valor añadido: "Verschärfen läßt sich ein Genuß, aber nicht verlängern". La segunda es más complicada de asimilar, aquí la dejo: "»In Safurs Genußwut liegt eine gewisse Frechheit. Es ist unverschämt, dort mühelos genießen zu wollen, wo Andre nur im sauren Schweiß ihres Angesichts kärglich Früchte sammeln dürfen." Viene a decir que no se pueden disfrutar los placeres sin haber sufrido algo para conseguirlos.

Por último, un par de pensamientos filosóficos:
"Was ich gestern war, Bin ich heute nicht. Jeder neue Morgen Zeigt ein neu Gesicht.‹«"
"Die Fäden, mit denen die Menschen aneinander gebunden sind, sind viel dünner, als man gemeinhin denkt– zerreißen so leicht und sind so schwer wieder zusammenzuknüpfen." (Esta muy apropiada para todas las "amistades" que se han quebrado con los confinamientos de la pandemia).

En resumen, que este Scheerbart me parece un autor interesante, y seguramente vuelva con él más pronto que tarde para ver qué más se ofrece. 

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