viernes, 20 de agosto de 2021

Tinto de verano, de Elvira Lindo

Bah, no quiero escribir demasiado sobre este libro, completa y absurdamente veraniego. La Lindo es conocida por su serie de Manolito Gafotas, de los que no he leído ninguno. También es conocida, y por si acaso ella insiste en recordarlo, por ser la esposa de un escritor más respetable como es Antonio Muñoz Molina, que aparece en estos relatillos referido constantemente como el "santo" (entiéndase, " el santo de mi marido", no el ladrón de las películas). 

Creía que Tinto de Verano podría ser algo como su blockbuster más adaptado a adultos. Lo que es es una recopilación de relatos cortos (imaginados) sobre su verano, que publicó en El País es agosto de 2000. Creo que ha habido luego más volúmenes, que asumo recopilarían capítulos de sucesivos veranos, pero no me voy a molestar en constatarlo.

Me ha parecido una cosa vulgar, carente de interés y ni siquiera especialmente simpática. Son un montón de lugares comunes, literatura para marujas a las que no les guste leer (que las marujas son tan respetables como los marujos y los no marujos). Y añado que la vulgaridad no es solo sobre la temática si no también afecta al propio estilo literario. No hay que confundir espontaneidad con cutrerío. 

En este contexto, es especialmente llamativa la defensa que hace en el prólogo de  su trabajo: "Me gusta recalcar esto porque a las personas que escribimos humor con frecuencia se nos tacha de «ocurrentes», y la ocurrencia, para que sea buena, hay que trabajársela mucho, hay que pensársela, y cuando consigues una idea humorística que sea sólida, deja de ser ocurrencia, deja de ser un chispazo momentáneo de ingenio para convertirse en ironía.". Excusatio non petita... Vamos, que aquí solo parece haber escrito ocurrencias.

Bueno, como es imposible que incluso en este librucho no haya nada aprovechable, aquí dejo algunos rasgos de ingenio de la autora, antes de enterrar para siempre su obra (que, "según algunas personas que saben de literatura, es mejor que no se agrande.") en mi olvido. 

"Prefiero el fitness de mi gimnasio en pleno corazón de Madrid. Además, como he domiciliado el pago ya no tengo que pisarlo ni para ir a pagar."

"Porque la gente de campo es desconfiada y eso de acabar con los bichos con un veneno les parece una mariconada. Los quieren bien muertos."

"En mi casa tienen muy clarito que puedo escribir cosillas graciosas, pero a mí, tonterías, ninguna."

"Me paso la tarde leyendo los prospectos de mis cremas. Es lo que más me gusta de las cremas caras porque es el único sitio en el que ves los resultados."

Ah, y no olvidemos el viaje que le pega a un escritor nacionalista catalán que se queja de que su obra no acaba de interesar en Madrid por su centralismo: "¿por qué mis libros no acaban de despegar en Alemania, cariño? Porque vista de lejos parezco turca y contigo al lado, pues más."

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