Con todo lo que disfrute con esa pequeña joya que resulto ser La tresse era inevitable que leyera esta otra novela de la autora. Observo que tiene una tercera, Les Victorieuses, pero ahí se acaba su producción.
La primera sorpresa me la llevé en el segundo capítulo, con esta frase que conectaba esta novela con la primera que he referido "Quand vous sortirez, allez au temple remercier Shiva, souffle- t- elle. En général, on offre des fleurs ou des fruits, ou quelque chose de précieux. Certains donnent même leurs cheveux…"
Pero es que no mucho después aparece la mismísima Lalita, hija de una de las tres protagonista de La trenza, en concreto, de la intocable. Así que esta novela es como una segunda parte de aquella.
La protagonista es una señora francesa, Léna, que se va a la India para recuperarse de una tragedia familiar, y terminará montando una escuela para que las niñas de la casta intocable puedan tener educación. Por cierto, que los hechos ocurren en la preciosa Mahabalipuram, uno de los sitios más pintorescos que se pueden visitar en la costa del Coromandel.
Pero aparte de esto, esta novela no tiene ni la gracia ni el ingenio de La trenza, y por momentos se transforma en algo más parece a un libro de denuncia de las condiciones de vida de los niños, pero sobre todo de las niñas y las mujeres en la India. De entrada, a Laetitia le parece mal el trabajo infantil: "Ici les petits travaillent comme leurs aînés, ils sont source de revenus. Ils triment dans les moulins à riz, dans la poussière et le bruit assourdissant des broyeurs, dans les ateliers de tissage, les sites de briques à four, les mines, les fermes, les plantations de jasmin, de thé, de noix de cajou, les verreries, les usines d’allumettes, de cigarettes, les rizières, les décharges à ciel ouvert. Ils sont vendeurs, cireurs de chaussures, mendiants, chiffonniers, ouvriers agricoles, tailleurs de pierre, conducteurs de vélos- taxis."
Y a quién le puede gustar. Pero la clave la da la primera frase del párrafo. Las familias necesitan el dinero que aportan con su trabajo. Más adelante nos va a contar la historia de la madre que trabaja 12 horas al día enrollando tabaco para ganar un euro. ¿Qué espera Colombani, que se mueran de hambre antes que los hijos trabajen? Es inviable, y el problema no se arregla con una escuela que les enseñe a leer.
Mucho más grave me parece otro de los problemas denunciados en la novela, el de las violaciones generalizadas a niñas y mujeres "toutes victimes d’un cruel paradoxe : ces filles qu’on ne doit pas toucher, on n’hésite pas à les violer." Y me encanta la iniciativa de una tal Usha, que ha dado formación de autodefensa a miles de niñas, y que es practicada por otra de las protagonistas de la novela, la tipa dura Preeti. No la conocía.
Cuando Léna dedice montar su colegio, se enfrentará a numerosos problemas, que constituyen quizá la parte más interesante de la novela, por su deje costumbrista. En particular, me resultó apasionante el momento en que descubren que el solar está lleno de cobras y se ven obligados a contratar a un encantador de serpientes. Resulta que "Ils sont nombreux dans la région, et très sollicités en période de mousson". Qué cosas.
Tras esto, las escenas que se suceden son básicamente de denuncia, y la novela se pierde por el camino de la injusticia hacia derroteros sin demasiado interés. No es una lectura interesante, y no está, ni de lejos, al nivel de su predecesora. Eso podría explicar porque la carrera de Colombani quedó reducida a tan poca cosa. Solo tenía una novela dentro y ya la sacó. Que le quieten lo bailado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario