Durante las últimas semanas he ido leyendo poco a poco esta guia turística de la Comunidad de Madrid, que la recorre literalmente pueblo a pueblo. Como cualquier guia, no está realmente preparada para su lectura como un libro convencional, pero lo cierto es que ésta se accerca más que ninguna otra a dicho formato, por lo que se puede considerar como una lectura más.
La guia se estructura en 9 itinerarios que dividen en otras tantas áreas geográficas a la comunidad de Madrid, asomándose puntualmente a tierras de Segovia, Guadalajara o Toledo. En cada itinerario, el autor describe el recorrido por los pueblos y áreas naturales que lo conforman. En teoría, puedes coger el libro y seguir de esta forma el recorrido, aunque algunas sorpresas nos aguardará la ruta, pues muchas carreteras y accesos habrán cambiado desde cuando se escribió el libro en 1995. Esto es especialmente llamativo cuando el autor afirma que vas a gastar todo el carrete de la cámara, o te pone los precios en pesetas.
La lectura es tolerable, porque Leralta escribe con bastante corrección. Si no, sería indigerible por la repetición de contenidos. Claro, la visita a la mayor parte de los pueblos pasa por su iglesia,y la lectura continuada de descripciones de templos no deja de hacerse monótona, aunque por medio se haya recorrido un páramo con campos de olivos.
En cuanto al contenido, obviamente hay mucho que está obsoleto (horarios de los sitios, comercios, accesos), pero el meollo permanece válido en general. Uno de los retos que se plantea, y cumple prolijamente, el libro es ir más allá del Madrid que todos conocemos, y que de por sí ya es bastante potente: El Escorial, Chinchón, Aranjuez, Alcalá de Henares, El Pardo, o la sierra de Guadarrama entrando en paisajes.
Yo creo conocer bastante la región y la lectura del libro así me lo ha probado, lo que no es óbice para que, afortunadamente, haya encontrado nuevos sitios que visitar, lo que no dejaba de ser el objetivo de lectura. Habré identificado 30 o 40 puntos de interés cuya visita ya he comenzado y que me propongo proseguir. Entre ellos, los más sorprendentes son el monasterio de Loeches, donde está el mausoleo de los Alba, y la Casa Grande de Torrejón de Ardoz, donde se localiza el principal museo de iconos de Europa Occidental (que ahora mismo está cerrado al público). Como paraje natural, la sorpresa me la ha dado El Regajal, cerca de Aranjuez, y la principal reserva de mariposas de Europa.
Otros puntos que espero serán de interés son la garganta de Lozoya, el palacio del Canto del Pico (tantas veces divisado desde la A-6), el cerro del Arcipreste de Hita, el castillo de Batres, las canteras de Colmenar de Oreja o la iglesia de Braojos con sus Berruguetes. Ya ha mostrado serlo el bonito pueblo Olmeda de las Fuentes, cerca de Nuevo Baztán y completamente desconocido por mí antes de leer este libro. Otro que no conocía: Pezuela de las Torres.
Pues eso: doy el libro por terminado y progresaré cuando el tiempo lo permita con las visitas, en las que me será obligada compañía.
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