Esta novela llevaba bastante tiempo en mi lista de lectura, sin que me animara con ella. La tenía apuntada como uno de los grandes clásicos de la literatura rusa, pero ya he repetido muchas veces que esta literatura no me queda más remedio que leerla en español, y siempre me suena mal traducida (con la excepción afortunada de Tolstoi). El caso es que el último ensayo de los "Pensadores rusos" que acabo de terminar se dedicaba precisamente a esta obra, por lo que hice lo más natural: proceder por fin a su lectura.
El principal spoiler con el que tenía que tratar se refiere a Basarov, el personaje polémico de la obra, que dio muchos disgustos a Turgenev por, decían algunos, representar mal al activista socialista, o por, decían otros, proponer soluciones socialisyas. Yo agucé mis sentidos cada vez que hablaba el tipo, pero seguí sin entender por qué se había montado la movida, incluso tras la explicación facilitada por Berlin en el libro antes citado.
Así que me quedaré en la lectura superficial de esta novela, que no obstante me ha resultado fructífera. Se nos cuenta la historia de dos amigos, el tal Basarov y su amigo Arkady Kirsanov, ambos de ideales revolucionarios, aunque el primer mucho más serio en sus convicciones que el segundo. Basarov resulta ser un "nihilista" que solo cree en la ciencia y desprecia otro tipo de sentimientos. Arkady trata de seguir su rueda, pero se ve continúamente traicionado por sus debilidades. En la novela, los amigos protagonistas visitan sucesivamente la hacienda del padre de Arkady (Nikolai Kirsanov), la mansión de una mujer liberada (Odintsova) y la casa más humilde de los Basarov, en la que habitan sus padres. Por el camino hay debates, fiestas, amoríos e incluso un duelo, nada especialmente llamativo (al menos para mí, igual al señor Berlin o al crítico Valinsky les parece que hay mucha alegoría detrás de la historia), pero sí bien escrito, con gran sensibilidad y con interés.
Es una lectura que se disfruta, aunque la traducción sea un poco redicha. Cuando uno se acostumbra a la colocación posterior de las partículas pronominales ("acercóseles" en lugar de "se les acercó"), resulta hasta coherente con la narración este estilo arcaizante.
Dejo aquí algunos extractos ilustrativos del estilo y sutileza de Turgenev, que no se han perdido tras la traducción, por lo que me atrevería a decir que he tenido suerte con la misma.
- Sentimiento de los dos amigos protagonistas tras una discusión: "Siguió el silencio, pesado y torpe. Ambos se hallaban a disgusto. Cada uno de los dos notaba que el otro lo comprendía. Entre amigos ese sentimiento es agradable; pero siempre también es desagradable entre enemigos, sobre todo cuando no es posible explicarse ni separarse."
- Oposición de las ciencias físicas y las ciencias sociales: "Todos los hombres están en situación de comprender como gira la Tierra o lo que pasa en el sol y, en cambio, no puede comprender cada uno cómo hay quien se suene las narices de otro modo que él"
- Los padres de Basarov se consuelan tras la corta visita. Den fe aquellos padres cuyos hijos se han marchado de casa. "El hijo es... una loncha partida. Es un aguilucho; vino volando, y se va; pero nosotros, como claveles dobles, seguimos uno al lado del otro, y no nos movemos de nuestro sitio. Solo yo seré siempre para ti la misma, como tú también lo serás para mí."
- Descripción psicológica de Odintsova, la perfecta cortesana. "Tenía un temperamento curioso e indiferente al mismo tiempo; sus dudas no se aquietaban jamás hasta el olvido, ni tampoco se exacerbaban nunca hasta la inquietud."
- La naturaleza a los ojos de un nihilista como Basarov. "Sí; también la Naturaleza es una sandez según tú la entiendes. La Naturaleza no es un templo, sino un taller, y el hombre su obrero."
- Descripción de la madre de Basarov. "Creía en todo lo creíble: en adivinaciones, predicciones, sueños; creía en fantasmas, espectros, vampiros y malos encuentros; en la corrupción, en la medicina popular, en el inminente fin del mundo; creía que, si en Pascua de Resurrección no se tenían las luces apagadas toda la noche, brotaba muy bien el trigo sarraceno, y que las setas no crecen si el ojo humano las ve..." La dejo porque la última de las creencias conecta con las que inventariaba Frazer en su The golden bough.
No sigo. A mí esta lectura me parece digna. En mi ranking de literatura rusa iría después de las obras de Tolstoi, si bien a distancia, pero también bastante por delante del otro pope, Dostoiesky, a quien no acabo de verle la gracia. Y es que la novela está bien escrita, tiene momentos tolstoianos, pero me gustaría entender su capacidad polemizadora para que igual me gustara más. Por cierto, magnífico el patético final. Igual da para alguna reflexión sobre el nihilismo.
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